Sigue demostrando el Papa Francisco su calidad humana. Un verdadero apóstol de Cristo. En cada oportunidad que tiene de dirigirse al mundo, sus palabras son de aliento, de comprensión y de profunda preocupación por los menos favorecidos de la fortuna. Cuando visitó la Casa Dono di María en Roma, confiada a las hermanas misioneras de Caridad, fundadas por la madre Teresa de Calcuta, recalcó que amar a Dios y al prójimo es ver en cada persona el rostro de Jesús para servirlo.
El Papa siempre recuerda que el Señor nos ha creado a su imagen y semejanza. Somos imagen del Señor y Él hace el bien a todos. Para el Papa Francisco no hay discriminación. Hay que hacer el bien sin mirar a quien, incluso a quienes no profesan la fe católica, a los agnósticos y aun a los ateos. Expresa que ‘el Señor nos ha redimido a todos con la sangre de Cristo: ¡A todos, no solo a los católicos, sino a todos! Alguien pregunta ¿y a los ateos? También a ellos. ‘Todos nosotros tenemos el deber de hacer el bien’ “Este mandamiento de hacer el bien a todos creo que es un bello camino hacia la paz”.