Estados Unidos condenó "duramente" el lunes el ataque a la embajada de Cuba en Washington y se comprometió a llevar a cabo "una investigación apropiada" sobre lo ocurrido.
"El odio lanzó anoche, otra vez, un ataque terrorista contra nuestra Embajada en Washington, en un acto de violencia y de impotencia que pudo costar valiosas vidas", dijo el presidente cubano, Miguel Díaz-Canel, en su cuenta de X, antes Twitter.
El canciller Bruno Rodríguez había informado durante la noche del domingo en la misma red social que la embajada de Cuba había sido blanco de un "ataque terrorista de un individuo que lanzó 2 cócteles molotov", pero el personal de la representación diplomática no sufrió daños.
El gobierno del presidente estadounidense Joe Biden, que mantiene una relación tensa con Cuba, bajo embargo desde 1962, "condena duramente el ataque reportado", afirmó el lunes por la noche en un comunicado Jake Sullivan, consejero de Seguridad Nacional de la Casa Blanca.
"Los ataques contra instalaciones diplomáticas son inaceptables", dijo.
Por su parte, la Cancillería de Colombia también se pronunció frente a los hechos y señaló que "condena el ataque terrorista contra la Embajada de Cuba en Washington D.C. perpetrado el día de ayer. Ante este hecho inaceptable, el Ministerio de Relaciones Exteriores expresa toda su solidaridad con el Gobierno y el pueblo cubano"
Sullivan precisó que el gobierno está "en contacto con funcionarios de la embajada cubana y autoridades encargadas de hacer cumplir la ley para garantizar una investigación apropiada y oportuna", así como para ofrecer "apoyo para futuros esfuerzos de protección".
La embajadora cubana en Estados Unidos, Lianys Torres Rivera, afirmó en X que se permitió el acceso de las autoridades estadounidenses a la legación diplomática "para la toma de muestras de los cócteles molotov".
Washington reconoce que la protección de las embajadas forma parte de sus "obligaciones bajo las Convenciones de Viena" y "está comprometido con la seguridad de las instalaciones diplomáticas y de los diplomáticos que trabajan en ellas", declaró a periodistas el portavoz del Departamento de Estado, Matthew Miller.
Por su lado, Rusia, un aliado histórico de Cuba, condenó "enérgicamente" el incidente y urgió a las autoridades norteamericanas a realizar una investigación "en profundidad".
"Los responsables de haber orquestado esto deberían ser castigados con severidad", dijo en un comunicado la portavoz de la cancillería rusa, María Zajárova.
"Segundo ataque"
El canciller Rodríguez hizo hincapié en que se trata del "segundo ataque violento contra la sede diplomática en Washington", en referencia a otro incidente ocurrido en abril de 2020, cuando un hombre efectuó disparos contra la embajada cubana en la capital estadounidense.
México se ha solidarizado con Cuba al pedir "una investigación exhaustiva y a llevar a los responsables ante la justicia", según un comunicado de la secretaría de Relaciones Exteriores mexicana.
El ataque de la noche del domingo ocurrió unas horas después de que Díaz-Canel regresara a La Habana después de haber pasado toda la semana en Nueva York, donde asistió a la Asamblea General de Naciones Unidas y a otras actividades con partidarios de Cuba en Estados Unidos.
En Nueva York también se registraron manifestaciones de cubanos contra de la presencia de Díaz-Canel en la Asamblea de la ONU, según mensajes y videos difundidos en redes sociales.
"Los grupos anticubanos acuden al terrorismo al sentir impunidad, algo sobre lo que Cuba ha alertado a autoridades estadounidenses reiteradamente", dijo Rodríguez en X.
Tras la agresión de abril de 2020, las autoridades estadounidenses arrestaron a Alexander Alazo, de 42 años y residente en Texas, acusado de "asalto con intención de matar".
Tensión
Sin embargo, "al cabo de tres años, el comisor del hecho aún espera ser juzgado y el gobierno de los Estados Unidos ha rehusado calificar el hecho como un acto terrorista", dijo el lunes la cancillería cubana en un comunicado.
A su llegada a la Casa Blanca en enero de 2021 el presidente estadounidense prometió revisar la política hacia Cuba, pero cambió de parecer tras las manifestaciones antigubernamentales de julio de ese mismo año en la isla, que se saldaron con un muerto y decenas de heridos, y tras las cuales centenas de manifestantes siguen encarcelados.
Antes de dejar el poder en 2021, su predecesor republicano, Donald Trump, volvió a incluir a Cuba en la lista de países patrocinadores del terrorismo y después la agregó al de naciones que no respetan la libertad religiosa.
A día de hoy una normalización de relaciones con la isla comunista no parece estar en la agenda de Biden pese a algunas medidas en el ámbito migratorio y al levantamiento de ciertas restricciones de viaje y al envío de remesas.