Corea del Norte advirtió a Estados Unidos de que las maniobras militares conjuntas que hoy comienzan en Corea del Sur no harán más que "echar gasolina al fuego", en un momento de fuertes tensiones entre Pyongyang y Washington.
Pyongyang realizó dos pruebas de misiles balísticos intercontinentales en julio, que parecen haber puesto a su alcance buena parte del territorio de Estados Unidos, a lo que el presidente norteamericano Donald Trump reaccionó advirtiendo que Washington podía responder con "fuego e ira".
El régimen norcoreano amenazó entonces con disparar misiles cerca del territorio estadounidense de Guam, en el Pacífico. Y aunque su líder, Kim Jong-Un, detuvo después este proyecto, advirtió de que su ejecución dependería del comportamiento de Washington.
En este contexto, Corea del Sur y Estados Unidos inician hoy sus ejercicios conjuntos anuales, bajo el nombre de "Ulchi Freedom Guardian", durante los cuales decenas de miles de soldados se entrenarán para proteger el país contra un eventual ataque norcoreano.
Cada año, Pyongyang, que considera estas maniobras como un provocador ensayo de la invasión de su propio territorio, lanza una amenaza de represalias militares.
"Estas maniobras conjuntas son la expresión más explícita de su hostilidad hacia nosotros, y nadie puede garantizar que estos ejercicios no deriven en verdaderos combates", escribió en un editorial el domingo el diario del partido único en el poder Rodong Sinmun.
"Los ejercicios militares conjuntos Ulchi Freedom Guardian serán como echar gasolina al fuego y agravarán la situación en la península", agregó.
Lanzando una advertencia contra "la fase incontrolable de una guerra nuclear", el diario añadía: "si Estados Unidos se pierde en la fantasía según la cual una guerra en la península ocurriría frente a la puerta de otro, lejos de ellos al otro lado del Pacífico, se equivoca más que nunca".
'Más grave que nunca'
El Departamento de Estado norteamericano anunció que la operación Ulchi Freedom Guardian, basada en simulaciones por ordenador, cuyo inicio se remonta a 1976 y que toma su nombre de un general que defendió el antiguo reino coreano frente al invasor chino, tendrá lugar este año como estaba previsto.
Washington se negó a precisar si este año se verá reducida para no exacerbar las tensiones, pero el Ministerio surcoreano de Defensa anunció la participación de 17.500 soldados, una reducción significativa respecto a los 25.000 que se implicaron en las maniobras del año pasado.
Según la agencia surcoreana Yonhap, los dos aliados estudian la pertinencia de abandonar su proyecto inicial de desplegar dos portaaviones cerca de la península en el marco de estas maniobras militares conjuntas.
Paralelamente, el general Jeong Kyeong-Doo, jefe del estado mayor de las fuerzas armadas surcoreanas, consideró que la situación actual es "más grave que nunca". Y advirtió a Pyongyang que se expone a graves represalias en caso de ataque.
"En caso de provocación del enemigo, (nuestro ejército) tomará medidas de represalia fuertes y determinadas para hacérselo lamentar amargamente", afirmó.
Cuando Kim Jong-Un postergó el proyecto sobre Guam, exigió que Washington cesara sus "arrogantes provocaciones", y aludió "a los enormes materiales estratégicos nucleares" desplegados en la región.