En un reciente artículo publicado en el Financial Time, Fatih Birol, presidente de la Agencia Internacional de la Energía (AIE) -la voz más autorizada en asuntos energéticos- advierte que el “mundo está en un punto de inflexión histórico” porque “la demanda de los tres combustibles fósiles -petróleo, gas y carbón- puede entrar en declive permanente”.
“A pesar de que a lo largo de los años se ha hablado repetidamente del pico del petróleo y del pico del carbón, ambos combustibles están alcanzando máximos históricos, lo que hace más fácil rebatir cualquier afirmación de que pronto podrían estar en declive”, escribe Birol.
Entre las razones que aduce el presidente de la AIE se encuentra una reducción en la demanda de carbón y petróleo de China, al mismo tiempo que este país ha logrado aumentar capacidad para producir energía solar y eólica. También expone que la “edad de oro del gas”, término puesto en 2011 durante los picos de los precios este recurso natural, está llegando a su fin”, por el auge en Europa y Estados Unidos de las bombas de calor y el acelerado abandono del gas por parte del continente europeo tras la invasión de Rusia en Ucrania.
Lejos de declarar el fin de las energías fósiles, Birol estima que el descenso de la demanda tampoco “será lineal”. Lo que significa, para Suramérica, que todavía puede haber picos en la demanda de ciertos recursos naturales -caso del carbón o cobre en este momento- en el mercado internacional, durante la siguiente década. “Por ejemplo, las olas de calor y las sequías pueden provocar aumentos temporales de la demanda de carbón al incrementar el consumo de electricidad y reducir la producción hidroeléctrica”, escribe el experto.
Demanda por minerales críticos
Tres años atrás, la misma AIE advertía que se aproximaba tal inflexión. Anunciaba, también, que la demanda por minerales críticos -litio, grafito, cobalto, níquel, manganeso, cobre y otros- se iba a cuadruplicar en el periodo de 2020-24, en particular, por la producción de vehículos eléctricos, almacenamiento de baterías, turbinas eólicas, paneles solares, almacenamiento de energía y redes eléctricas. En su momento, este cálculo se hizo a nivel agregado, ya que los investigadores Juan Pablo Medina Bickel e Irene Mia, en un reciente artículo publicado en la revista académica (journal en inglés) Global Politics and Security, prevén que “la demanda de litio se multiplique por 40, la de grafito por 25, la de cobalto por 21, la de níquel por casi 20”.
En “Geopolitics and Climate Change: The Significance of South America”, título del artículo, Medina Bickel y Mia dicen que en medio del alza de la demanda por minerales críticos, Suramérica juega un papel determinante por sus enormes reservas. La región puede ser una abanderada en el desarrollo de tecnología bajas en carbono y liderar procesos de transición energética alineados con la posibilidad de contar con la Amazonía, epicentro de la lucha contra el cambio climático y al mismo tiempo escenario de una vasta deforestación. Así, las ventajas ecológicas y minero energéticas permiten que los suramericanos puedan “contribuir a reforzar su papel en la toma de decisiones a escala mundial”, siempre y cuando se combinen una serie de políticas que lleven a la región a tener una posición privilegiada en el nuevo orden mundial.
El potencial de la región es enorme dadas sus ventajas competitivas frente a otros productores en el mundo de minerales críticos como Australia y Nueva Zelanda. El carbonato de litio que se encuentra en Suramérica es el más barato y se extrae de una manera más ecológica -bombeo de salmuera- que los australianos. El Triángulo del Litio -Argentina, Bolivia y Chile- contiene además el 60% de las reservas mundiales, porcentaje que puede ser más alto si se tienen en cuenta los proyectos de exploración en curso en Perú y Brasil.
“La oportunidad del litio es particularmente rica dado el predominio de Sudamérica en las reservas mundiales, la demanda singularmente pronunciada prevista para el mineral y los altos precios que aporta”, dicen los investigadores.
Desafíos
Uno de los mayores desafíos para Medina Bickel y Mia está en los escasos marcos regulatorios lo que impide un equilibrio adecuado entre el control de minerales clave y la entrada de capital y experiencia extranjera en al sector.
Cada país del Triángulo del Litio tiene un marco regulatorio distinto para explorar y explotar este mineral. Para Medina y Mia, el de Argentina es el de mayor utilidad, ya que “que combina apertura a la inversión con impuestos bajos”. Mientras tanto, Chile ha considerado “el litio como un recurso estratégico del Estado y no permite concesiones directas, pero las empresas privadas nacionales y extranjeras pueden asociarse con la Corporación de Fomento de la Producción (Corfo)”. Bolivia tiene un marco estatal únicamente, a pesar de contar con la mayor reserva del mundo.
“Hasta ahora, el modelo argentino parece haber sido el más eficaz para atraer a inversores extranjeros y garantizar el crecimiento de este sector. Los resultados de Chile y Bolivia han sido menos auspiciosos, ya que el primero no ha abierto una nueva mina en 30 años y el segundo ni siquiera ha iniciado la explotación del litio”, comentan.
En este momento, el gran capital para explotar y explorar minerales viene de China y Estados Unidos, como era de esperarse. Aunque no permite concesiones directas, Chile -el segundo productor del mundo- tiene un consorcio para explotar litio con la Sociedad Química y Minera de Chile (SQM), dirigida por el Estado, y Albemarle Corporation, una empresa estadounidense. Entre las dos poseen el 24%. En Argentina, igualmente, hay presencia tanto de compañías mineras de Canadá y Estados Unidos como de China.
Ventaja, y algo más
Con un aumento inminente de la demanda por el litio, es inevitable hacer varias preguntas. ¿La región, con un potencial igualmente ecológico, cómo lograría tener una explotación más sostenible?¿Qué ventaja, además de los altos precios, puede tener Suramérica en los próximos años por estos recursos?
La región cuenta con una posición privilegiada que puede ser un factor dinamizador de su economía o traer simplemente una ventaja que no lleva a un crecimiento considerable. Medina Bickel y Mia ponen especial atención en los gobiernos suramericanos que enfrentan “problemas internos acuciantes y a prioridades contrapuestas que podrían desviar la atención de los esfuerzos de proyección mundial e impedir el desarrollo de la influencia geopolítica”.
“Queda por ver, sin embargo, si los gobiernos sudamericanos serán capaces de traducir la importancia ecológica del continente en un mayor crecimiento e influencia política mundial”, concluyen.
Ahí están los minerales críticos, ahí está el Amazonas. Pero también están los problemas institucionales y políticos. Resolverlos es primordial antes de dar un salto geopolítico a través de nuestra ubicación estratégica.