UN universo sin límites dado tanto por el talento humano como por la feroz competencia de los gigantes tecnológicos es lo que tiene la inteligencia artificial, devenida desde años atrás como generativa y en la que el disruptivo ChatGPT dejó al descubierto tanto su potencial como sus riesgos.
Convertida en la tecnología más influyente en este 2023 porque democratizó el conocimiento y facilitó un sinnúmero tanto de innovadores desarrollos que hoy hacen parte de la cotidianidad en todos los ámbitos: desde la interacción en redes sociales hasta el comercio electrónico, pasando por el uso cada vez más común de bots para atención a clientes, servicios financieros, soluciones de transporte, moda inteligente y gadgets (dispositivos con funciones específicas), entre otros.
En un mundo hiperconectado, con una indetenible evolución digital y la carrera tecnológica entre los gigantes de este universo de chabots, algoritmos, apps, API’s, GPU (chip de tratamiento gráfico exclusiva de Nvidia), la información -pero también la deepfake- es voluminosa, al igual que los desarrollos tecnológicos, transformando todos los aspectos de la vida humana.
Estos son los tecnológicos del año que termina, sus previsibles desarrollos para el que comienza, así como los posibles riesgos de un mundo cada vez más computarizado y robótico, por lo que la Unión Europea aprobó una legislación inédita a nivel mundial:
1. ChatGPT, el rey. El 30 de noviembre de 2022 revolucionó la inteligencia artificial generativa esta herramienta que, en breve, se convirtió en la aplicación más rápidamente adoptada en la historia. Deslumbró al mundo por su fácil acceso, capacidad para producir contenidos -desde básicos hasta expertos- de forma instantánea e interacción conversacional. En sus inicios, este 'chatbot' podía realizar tareas como responder preguntas y mantener una conversación realista con un usuario, y en poco tiempo sorprendió por lo natural de sus respuestas, así como por su capacidad para generar, enlazar ideas y recordar las conversaciones previas. A hoy, admite entradas no solo de texto, como imágenes o incluso la voz, sino que se conecta a Internet para ofrecer respuestas basadas en información actualizada, en tiempo real. Desarrollado por la empresa OpenAI ofrece distintas modalidades de acceso (desde gratuita hasta Premium). Microfost lo integró en su navegador Edge y su buscador Bing. Este chabot no fue el primero, ni el único que existe, pero si el más exitoso. En este megauniverso están Bard de Google, Claude de Anthropic, mientras que para crear imágenes se encuentran Dall-E (OpenAI) Stable Diffusion (Stability AI) y Midjourney (Midjourney). Para contenidos musicales se ofertan MusiGEn y AudioCraft, ambas de Meta; de video, Gen1 de RunwayML y Make-A-Video de Meta y para la programar se encuentran Bard, Claude, Copilot de Microsoft y ChatGPT.
2. Alertas. El exitoso megarobot de OpenIA ha sido tan alabado como criticado y, recientemente demandado. Lo primero porque para el usuario normal le facilita tareas cotidianas y le impulsa a ser creativo, ya que es con base en sus datos y lineamientos que ‘forza’ un razonamiento del chabot. Lo segundo, porque en ese universo sin límites de información, tomada de la web, no tiene en cuenta los derechos de autor, porque su búsqueda de datos, texto, videos o imágenes no tiene en cuenta la propiedad de los mismos. De igual forma y ante la falta de barreras en los datos ha generado desde contenidos erróneos hasta falsos, mientras que con videos y fotografías que simulan eventos reales o grabaciones que reproducen con gran realismo la voz de personajes públicos, se crean los 'deepfake' para promocionar noticias falsas, desinformación. También se han evidenciado manipulaciones pornográficas y graves vulneraciones a la seguridad informática, facilitando fraudes financieros, al punto que recientemente Estados Unidos llamó a vigilar "la rápida evolución de la IA, incluida la IA generativa, para asegurar que las estructuras de supervisión siguen o se anticipan a los riesgos emergentes del sistema financiero", enfatizando que los chabots pueden producir rápidamente textos, imágenes y audios a partir de órdenes sencillas.
3. Demandas. La anunciada esta semana por New York Times contra OpenAI y Microsoft por violación de derechos de autor no es la primera ni la única contra el fabricante de ChatGPT. La demanda asegura que para entrenar los poderosos modelos de IA, dichas empresas utilizaron miles de sus artículos “aprovechando la enorme inversión del Times en su periodismo usándolo para crear productos sustitutos sin permiso ni pago". El periódico exige una indemnización por daños y perjuicios, así como una orden para que las empresas dejen de utilizar su contenido y destruyan los datos ya recopilados. El grupo de noticias dijo que intentó sellar un acuerdo de contenidos con OpenAI y Microsoft, (como lo han hecho cientos de medios en el mundo) pero que las empresas sostuvieron que su tecnología era "transformadora" y, por lo tanto, no necesitaba un acuerdo comercial. Los gigantes emergentes de la inteligencia artificial se enfrentan a una ola de demandas por las mismas razones. El año pasado, el autor de "Juego de Tronos", George RR Martin, y otros escritores de ficción exitosos instauraron una acción colectiva contra OpenAI mientras que Universal y otros sellos de música lo hicieron contra Anthropic por utilizar letras protegidas por derechos de autor para que los bots respondieran consultas de los usuarios. En tanto, el distribuidor fotográfico estadounidense Getty Images acusó a Stability AI de sacar provecho de sus productos para crear una IA visual que cree imágenes originales con un pedido simple.
4. Los Gigantes. Más de un año después del lanzamiento de ChatGPT, la revolución de la inteligencia artificial sigue su marcha, pero la reciente crisis en el creador de esta herramienta, OpenAI, dejó claro que son los gigantes de la tecnología los que comandan las acciones. Indiscutible que el éxito de este chabot se debe en gran parte a Sam Altman (38 años), No.1 de la mencionada empresa y hasta el año pasado poco conocido fuera del mundillo tecnológico. Este exestudiante de la Universidad de Stanford -que abandonó antes de obtener su diploma- se convirtió en una suerte de rey-filósofo de la IA, consultado por autoridades del mundo entero. La devoción de Altman hacia la IA pareció por momentos casi religiosa. Los adeptos de OpenAI consideran que el mundo será un lugar más seguro si tienen la libertad (y los capitales) para establecer la inteligencia artificial general, que tendría las mismas capacidades de aprendizaje que el cerebro humano. Pero esta misión tiene un costo: OpenAI tuvo que aliarse con Microsoft, que se comprometió a invertir USD 13.000 millones el proyecto, por lo que Altman reorientó el desarrollo hacia el lucro y fue súbitamente despedido. La rebelión de ejecutivos y empleados forzó su reintegro. En tanto, Elon Musk, fundador de Tesla, SpaceX y propietario de X, firmó una carta llamando a hacer una pausa en la innovación vinculada a la IA, antes de crear su propia compañía en el sector, xAI, en un mercado cada vez más disputado. Google, Meta y Amazon han prometido incluir la IA en sus productos e invirtieron en startups especializadas. En todos los sectores, las empresas comienzan a ensayar con esta tecnología, por lo que el futuro de misma seguirá en mano de los gigantes quienes, a la vez, dependen de un tercero: Nvidia, el fabricante de un ingrediente clave de esta 'receta tecnológica', a saber, la unidad de tratamiento gráfico (GPU), un potente chip indispensable para entrenar a la inteligencia artificial generativa, que es caro y escaso.
5. X hizo volar el pájaro. En menos de seis meses, el multimillonario dueño de Tesla Motor y Space X (entre otras), Elon Musk, mandó a volar al icónico pajarito azul, el emblema de Twitter, la red social más popular en el mundo. Tras adquirir esa compañía en octubre del 2022, comenzó una ambiciosa transformación que comenzó por disminuir el número de palabras a publicar, pasó por el cambio de marca e imagen, llamándola X y reiventó el modelo de negocio para generar ingresos cobrando a los usuarios. Descontento con los cambios, una parte de sus usuarios activos encontraron inesperadamente un atractivo rival: Threads, creación de la plataforma Meta que en solo cinco días superó los 100 millones de usuarios, convirtiéndose en el lanzamiento más exitoso en la historia de las aplicaciones tecnológicas. Pero ese zarpazo fue efímero por estar atada a Instagram. Así, y por la fortaleza del tiempo real, X volvió a posicionarse en este mercado que comparte con Bluesky (muy popular en Silicon Valley), Mastodon (conocido como el anti-twitter), Substack Notes, Discord, Gab, Truth Social y la china WeChat. Y, aunque ya no existe el icónico pajarito azul, la muy suya palabra ‘trinar’ sigue utilizándose como acción de X.
6. Drones, aquí y en el espacio. La integración de la inteligencia artificial a estos aparatos ha potenciado su alcance, precisión y autonomía. De esta forma han revolucionado la guerra, como la actual entre Rusia y Ucrania, se han convertido en herramientas claves para combatir la deforestación, monitorear flora y fauna, así como medir la captura de carbono en extensos bosques. Fuera de este mundo, hace pocas semanas se lanzó el cohete Falcon Heavy de SpaceX transportando el dron espacial militar estadounidense X-37B que cumplirá una misión de investigación. Esta tecnología también está desarrollándose para submarinos, barcos y aviones de operación autónoma, mientras que a pequeña escala se pueden ver en coches autónomos y robots.