No va a haber una guerra en la península de Corea, dijo el presidente surcoreano Moon Jae-In, que afirmó que va a impedir a toda costa un conflicto, pese a las tensiones en torno al programa de misiles de Pyongyang.
"Todos los surcoreanos han trabajado tan duro, todos juntos para reconstruir este país desde las ruinas de la Guerra de Corea" dijo Moon en una conferencia de prensa para marcar los primeros 100 días de su mandato.
"Yo voy a impedir la guerra a toda costa", agregó.
La tensión había subido a un nivel máximo después de las amenazas de Pyongyang de atacar zonas cercanas a la isla de Guam, una base estadounidense en el Océano Pacífico.
El presidente estadounidense Donald Trump había advertido que su país respondería con "fuego e ira" a eventuales amenazas norcoreanas.
Sin embargo, la alarma mundial comenzó a distenderse el martes después de que el líder norcoreano Kim Jong Un se distanció del plan.
Sin embargo, Kim advirtió que podría cambiar de opinión y que "es necesario que Estados Unidos tome la opción correcta".
Las encendidas declaraciones habían alimentado los temores de que cualquier error de cálculo pueda tener consecuencias catastróficas.
En su declaración, Moon señaló que Seúl puede bloquear cualquier acción militar de Estados Unidos en la zona.
"Nadie puede tomar una decisión sobre acciones militares en la península coreana sin nuestra autorización", dijo.
"Estados Unidos y el presidente Trump también dijo, que sin importar qué opción tomen sobre Corea del Norte, todas las decisiones van a ser tomadas tras consultar y buscando el acuerdo con la república de Corea", agregó.
El miércoles secretario general de la ONU, Antonio Guterres, propuso sus "buenos oficios" para ayudar a reanudar el diálogo entre Corea del Norte y las grandes potencias, destacando la necesidad de disminuir la "retórica" sobre este conflicto.
Las negociaciones en el seno de este formato a seis países, iniciadas tras la retirada en 2003 de Pyongyang del tratado de no-proliferación nuclear, están actualmente en suspenso.