Ali Zeddini, miembro del "Cuarteto de Túnez" ganador del Premio Nobel de la Paz en 2015, habló con EL NUEVO SIGLO sobre el rol que jugó la sociedad civil durante la transición a la democracia en su país.
EL NUEVO SIGLO: ¿Cómo comienza su historia para llegar al Nobel de la Paz?
ALI ZEDDINI: Es una historia larga. Por eso, le voy a narrar cómo fue el proceso político que vivió Túnez después de la “Revolución de los Jazmines”, que antecedió lo que se conoce como la “Primavera Árabe”, para que entienda qué sucedió luego.
ENS: ¿Qué fue la Revolución de los Jazmines (2010-2011)?
AZ: La Revolución de los Jazmines fue un momento en el que pueblo se tomó la calle para protestar contra la dictadura de Ben Alí, que gobernaba desde 1989. En una de esas marchas un joven, Mohammed Bouazizi, se inmoló y de ahí en adelante la gente se contagió por esas ganas de cambio.
Al momento en que Bouazizi se inmoló, se disolvió el parlamento. Ben Ali se fue del poder junto al régimen policial que lo cuidaba. El país quedó al borde del colapso institucional, político y de seguridad.
De inmediato la sociedad civil reaccionó. Creó comités para cuidar los barrios y constituyó un parlamento paralelo conformado por universitarios, juristas y diputados de regiones apartadas. También, mantuvo un presidente interino, el presidente del parlamento bajo el régimen de Ben Alí.
ENS: ¿Y luego qué siguió?
AZ: Ante el vacío político, la sociedad civil creó una masa para deliberar; como una clase de democracia consensual. Se llamó “la instancia de transición democrática y de reforma política”.
En esa instancia se creó una especie de constituyente con el objetivo de llenar el vacío institucional del Estado. Allí se promulgaban leyes a partir de decretos ley que firmaba el presidente interino sobre libertad asociación, partidos políticos y funcionamiento electoral. Esa base legal fue la que permitió que se realizaran las elecciones posteriormente. Fue un ejercicio de: “administración pública de transición”.
Era necesario para volver a construir institucionalidad que se creara una Asamblea Constituyente regida por leyes electorales que sirvieran para elegir a los parlamentarios. Su primera misión fue elaborar una nueva Constitución.
ENS: ¿Cómo era Túnez antes de Ben Alí?
AZ: Antes de la dictadura de Ben Ali estaba Habib Bourgiba (1959-87), un dictador de otro tipo. Él creía en el desarrollismo y el nacionalismo. Era de los no alineados y, por ejemplo, les concedía derechos a las mujeres. Aunque era un dictador.
ENS: ¿Se parecía a Nasser, el líder egipcio?
AZ: Diferente, Bourgiba no era un militar en el gobierno. No era socialista y tampoco creía en un régimen castrista. Sí creía en el recorte de libertades civiles a través de los organismos policiales. Pero Ben Ali fue más radical. Cortó las pocas libertades individuales que había concedido Bourgiba.
ENS: Pero, al fin y al cabo, era una dictadura ¿Qué diferencia hay entre Túnez y Egipto?
Muchas cosas, por ejemplo, Egipto tiene un sistema presidencial y Túnez tiene un régimen semipresidencial. Yo lo llamo un “poder bicéfalo”, en el cual el presidente se elige por sufragio universal, pero no tiene muchas prerrogativas: sólo se dedica a la defensa del estado y las relaciones exteriores
ENS: Retomando el proceso, ¿qué pasó en 2011?
AZ: El Partido islamista llegó al poder en coalición con el Partido Congreso por la República y Partido Al Iklaa, con el objetivo de llenar los puestos de la nueva asamblea constitucional. Pero meses después asesinaron a dos dirigentes de izquierda.
Los islamistas asumieron la presidencia de la asamblea constitucional y un miembro de Al Iklaa se posesionó como presidente. Sin embargo, los islamistas empezaron hablar de la “Sharia” –ley islámica- para gobernar. Querían imponer un estado teocrático, pero no se daban cuenta que el pueblo tunecino no cree en la teocracia.
En el país hay tradiciones islámicas, pero el manejo del estado es secular. Bourgiba había dejado una base de derechos civiles que el pueblo conocía. Por ejemplo, desde 1956 la poligamia se había abolido.
ENS: Usted resalta mucho el rol de las mujeres, ¿por qué?
AZ: En ese proceso, las mujeres jugaron un papel fundamental. Si la nueva Constitución se basaba en la Sharia iban a quedar relegadas a un segundo plano. Por esa razón, lucharon contra ello. Muchas de ellas eran educadas, con decirle esto: el 55% de las mujeres en Túnez van a la universidad, una diferencia enorme con el resto del mundo árabe.
ENS: ¿Qué buscaba el pueblo tunecino?
AZ:La sociedad civil le dejó claro a los islamistas que la revolución iniciada en 2011 no buscaba la implementación de un régimen teocrático basado en el Islam. Lo que quería, por el contrario, era consolidar sus derechos civiles, sociales y políticos.
El slogan central de la revolución era dignidad. La sociedad civil se volvió garante del proceso. Los islamistas protestaron y dijeron que tenían el derecho de imponer una constitución teocrática porque habían sido elegidos popularmente y eran la fuerza mayoritaria en la Asamblea. Ante ello, el pueblo salió a las calles y manifestó que por encima del voto estaban los derechos civiles y sociales adquiridos por los tunecinos.
En ese momento, los islamistas se radicalizaron y crearon milicias para atacar todo los que significara, en su concepto, libertinaje. Por ejemplo, esas milicias atacaron a los burdeles (risas).
ENS: ¿Qué pasó después?
AZ: Detrás de los islamistas estaban países como Qatar y Arabia Saudita, que le daban dinero para su financiación. Ellos querían imponer un estado teocrático en Túnez, pasando por encima de la sociedad civil que había sido el eje de la Revolución de los Jazmines. Entonces, Al Iklaa dejó que entraran los salafista.
ENS: ¿Cuáles salafistas?
AZ: Al Qaida, por un lado, con pequeños grupos y, por el otro, llegó un predicador egipcio wahabista (corriente radical de los sunitas originaria de Arabia Saudita). Se les olvidó que el pueblo tunecino era “antiwahabista”. A nosotros no nos gusta eso. Venimos de Cartago, nos gusta el vino. (risas)
¡El predicador wahabista propuso mutilación genital de las mujeres! ¡En Túnez esto es tortura! Ni los países radicales permiten eso. Sin duda, se equivocaron.
ENS:¿Y luego se rompió la coalición?
AZ: Sí, pero fue después de que asesinaron a dos líderes de izquierda. Ese día, ¡salieron a la calle tres millones de 11 los millones de habitantes! Gritábamos: “No a la violencia”. En Francia, un país con tradiciones civiles, no ha salido ese número de gente a la calle.
El ambiente estaba muy tenso, estábamos al borde de la guerra civil. Entonces la sociedad civil entró a dialogar y dijo que no quería ni gobernantes islamitas ni de izquierda.
ENS: ¿En ese momento fue cuando usted entró?
AZ: Prácticamente sí, aunque yo venía trabajando como abogado activista desde mucho antes. Lo que hicimos fue reunir varias agrupaciones de la sociedad civil. Nos unimos las siguiente organizaciones: la Unión General Tunecina del Trabajo, la Unión Tunecina de Industria, Comercio y Artesanía , la Liga Tunecina de Derechos Humanos, y la Orden de Abogados de Túnez. De esa manera nació “el Cuarteto de Túnez”, que ganó el premio nobel de la paz.
ENS: ¿Qué hizo el “Cuarteto de Túnez?
AZ: Diseñamos una hoja de ruta que tenía tres puntos fundamentales:
1) Exigimos la renuncia del gobierno y se lo cedimos a un gobierno de tecnócratas, que tenía por misión gobernar hasta las nuevas elecciones (2013) y recuperar las mezquitas, que eran lugares de propaganda radical. Ese gobierno estaba impedido para participar en las nuevas elecciones, porque así se garantizaba la democracia.
2) Mantuvimos la Asamblea Constitucional pero bajo la condición que recibiera las propuestas del pueblo de Túnez. Así, combinamos la democracia de las urnas con la democracia consensual.
3) Decidimos que las nuevas elecciones debían ser controladas por la sociedad civil que participaba en todo el proceso electoral, contando votos, dando resultados y actuando como veedores.
ENS: ¿Cuál fue su rol?
AZ: Yo era el puente entre los partidos políticos representados en la Asamblea y la sociedad civil. Era el portavoz del diálogo nacional. Como una bisagra, me entiende. Hablaba con los políticos y los convencía sobre que normas eran más convenientes para aprobar en la nueva constitución.
ENS: ¿Qué hizo la sociedad civil?
AZ: La sociedad civil modeló una nueva Constitución conforme a la realidad social de Túnez. Por ejemplo, cambió el artículo 21 que decía: “la mujer es complemento del hombre” por la “mujer es igual al hombre”.
La dinámica deliberativa era muy interesante. La Asamblea deliberaba desde el parlamento y la sociedad civil hablaba desde el antiguo senado, el que Ben Alí había clausurado. La asamblea tenía la legitimidad institucional, pero nosotros le imponíamos la hoja de ruta para crear la nueva Constitución.
ENS: ¿Así obtuvieron el premio Nobel de la paz?
AZ: Sí, por eso ganamos el Nobel. Pero lo más importante: salvamos a Túnez. Aunque seguimos con muchos problemas económicos, la marginalidad y el desarrollo centralizado.
ENS: ¿A usted le dieron el Nobel?
AZ: No, se la dieron al “Cuarteto de Túnez”. Yo soy el vicepresidente de la Liga Tunecina de Derechos del Hombre, uno de los grupos del Cuarteto. El dinero se repartió entre las cuatro organizaciones. Nosotros sacamos medallas miniaturas y se la dimos a los integrantes del Cuarteto. La medalla del Nobel, la grande, se la donamos al Museo Bardó.
ENS: ¿Aún funcionan ambos parlamentos?
AZ: No, el que estaba constituido por la sociedad civil desapareció. Nuestro objetivo era que primara el interés nacional. Luego de eso, nos fuimos. No servíamos ni a los intereses islamistas ni a los de la izquierda. Nuestro rol era construir institucionalidad, porque nunca fuimos elegidos por el pueblo.
ENS: ¿Y por qué no se lanzó al parlamento?
AZ: Mi objetivo era colaborar en la construcción de institucionalidad en Túnez. Después de cumplir esa misión volví a mi colectivo de abogados. Si se vuelva a poner en riesgo el interés nacional, volveré a tocar la puerta.
ENS: ¿Qué piensa de la sociedad civil colombiana?
AZ: No la conozco, pero considero que la sociedad civil tiene que ser independiente. No puede estar ligada a intereses de los partidos políticos o la agenda de las empresas. La sociedad civil, si quiere construir una institucionalidad democrática, debe ser, en primer lugar, democrática al interior de su organización. Tiene que dar ejemplo.
ENS: ¿Cuál debe ser el rol de la sociedad civil en una transición a la paz?
AZ: Para hacer una transición política a la paz se necesita una sociedad civil de terreno, que conozca las realidades de las regiones. Además, deber ser creíble y transparente. Eso es lo que creo.
Muchas gracias, señor Alí. Me da la mano y me dice “todo es cuestión de humanidad”.