¿Qué hay detrás del extremismo en Alemania? | El Nuevo Siglo
AFP
Domingo, 23 de Junio de 2019
Natalia Mariño*
Resulta sorprendente y preocupante su auge. Algunas variables permiten explicar este fenómeno que crece con fuerza también en el resto de Europa.

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La semana pasada se conocieron más detalles del asesinato al político Walter Lübcke, jefe de gobierno del distrito de la ciudad de Kessel, Alemania, ocurrido el 2 de junio. Lübcke, quien era miembro del partido de la canciller Ángela Merkel, Unión Demócrata Cristiana (CDU), había recibido amenazas por defender la acogida de refugiados en 2015. Dos semanas después de su muerte, se tienen “indicios suficientes”, dijo Horst Seehofer, ministro alemán del interior, que apuntan a un sospechoso neonazi de 45 años.

Lo cierto es que aunque algunos tilden de reciente el crecimiento de los grupos extremistas en Alemania, esta realidad tiene un fundamento histórico y una tendencia al alza que se ha consolidado con fuerza a través de partidos políticos en el continente europeo.  

Legado histórico

Después de la Segunda Guerra Mundial y la caída del nazismo en Alemania, en 1964 se creó uno de los partidos con mayor influencia de la extrema derecha, el Partido Nacional Democrático (NPD). Su objetivo principal era reunir en un solo grupo varios partidos con esta inclinación y que alguna vez fueron simpatizantes con el nazismo.

En 2017 se suprimió la supuesta ilegalidad de su existencia debido a que, aunque su ideología tiene afinidad con el nacionalsocialismo, “en Alemania, los partidos políticos son considerados expresión de la vida democrática. Es por ello que los fundadores de la República Federal de Alemania otorgaron protección por igual a todos los partidos políticos, tanto a los nuevos como a los que fueron refundados luego de la Segunda Guerra Mundial, sin importar su orientación política”, dice Deutsche Welle. Por el contrario, sí está prohibido mostrar explícitamente cualquier alusión directa al nazismo.

Entonces, si siempre han existido partidos de ultraderecha en Alemania, ¿por qué es una preocupación mayor hoy en día?

Por un lado, sorprende la fuerza con la que llegó el partido Alternativa para Alemania (AfD, por sus siglas en alemán). Por primera vez desde la Segunda Guerra Mundial un partido de extrema derecha llegó en 2017 al Bundestag, el Parlamento alemán. Y segundo, “la preocupación es que hay conexiones cercanas entre la AfD y organizaciones de extrema derecha. La AfD ve como socios a organizaciones como PEGIDA (Patriotas Europeos contra la Islamización de Occidente) y al Movimiento Identitario. El fortalecimiento de la AfD y de organizaciones de extrema derecha puede derivar en restricciones de derechos básicos si se cumplen sus peticiones”, comenta Tobias Genswein, investigador del Instituto Hanna Arendt para Estudios de Totalitarismo.

En las pasadas elecciones del Parlamento europeo - 26 de mayo-, los partidos de ultraderecha en Europa fueron uno de los principales ganadores, especialmente el denominado Reagrupación Nacional de Francia y la Liga del Norte en Italia. Aunque también triunfaron los liberales y los verdes, los de ultraderecha ganaron más escaños, mientras que los partidos tradicionales perdieron la mayoría absoluta. La AfD no obtuvo los resultados esperados, pero aumentó del 7.1% que obtuvo en las elecciones parlamentarias de 2014, a un 11% este año.

Miguel Panesso, un colombiano que lleva un año viviendo en Dresden, comentó a EL NUEVO SIGLO que “según comentarios de esta generación, después de la caída del muro no hubo una verdadera integración entre el este y el oeste. El este se ha desarrollado más lento, hay menos empresas y la economía no es tan fuerte, además que mucha gente del este migró hacia el oeste, entonces la población se redujo considerablemente”.

Entre las razones para entender la existencia de estos grupos es que son “vistos por sí mismos del lado débil, las personas en el este de Alemania tienden a ver a los inmigrantes como rivales en la competencia por recursos básicos limitados. La AfD responsabiliza a los refugiados por la amenaza a la seguridad social a través del desempleo o bajos salarios, aunque las causas deben verse más bien en la política social y laboral”, agrega por su parte Genswein. Y esto se ha traducido en el surgimiento de grupos radicales como Pegida, particularmente en respuesta a la política migratoria implementada por Ángela Merkel en 2015, mediante la cual, solo en ese año, se recibieron entre 800.000 y 1 millón de solicitantes de asilo.

De acuerdo con el informe de 2018 del Gobierno Federal sobre el Estado de la Unidad alemana, cuyo objetivo es evaluar cómo se encuentra la armonización en temas sociales, económicos y políticos en la Alemania reunificada, se siguen logrando avances. Los actos violentos perpetrados por grupos de extrema derecha declinaron en 2017 con respecto al año anterior, pasando de 1.600 a 1.054. Así mismo, se desarrollan estrategias para prevenir el extremismo y promover la democracia, como por ejemplo, el Plan de Acción Nacional para Combatir el Racismo.

A pesar de que éste parece ser un fenómeno producto de situaciones que ocurrieron años atrás, también es parte de una tendencia europea donde el discurso populista se ha tomado a los grupos de derecha presentes en Alemania y en algunos países de Europa como Italia, Francia, Polonia, Hungría, que comparten temas en común como un rechazo a la inmigración, una ideología conservadora y proteger la identidad nacional. Parece entonces que, particularmente Alemania, tiene que vivir con la sombra de un pasado difícil de desmontar.

(*)@nataliamarinop