Tensión por globo chino y guerra sobrevuela discurso Biden | El Nuevo Siglo
AFP
Lunes, 6 de Febrero de 2023
Redacción internacional con AFP

MÁS sombras que luces se ciernen sobre el discurso del estado de la Unión que esta noche pronunciará el presidente demócrata Joe Biden, la tradicional cita anual en Estados Unidos, concebida como la mayor muestra de la democracia en acción.

Al cierre de su segundo año de mandato, Biden afirmará que contrario a lo que aseguraban los pronósticos, la economía norteamericana da claras señales que la alejan de la recesión, como el record de generación de empleos en enero (más de 517 mil) y una inflación a la baja. También reseñara los grandes proyectos de inversión en marcha y las ayudas sociales que, nacidas por la pandemia, logró extender con el apoyo de la oposición republicana en el Congreso.

Sin embargo, mantiene grandes y preocupantes pendientes, entre los que destacan su promesa de relanzar la maquinaria industrial estadounidense en beneficio de la clase media, sanar a un país atormentado, la reconciliación política y asegurar la autoridad de Estados Unidos frente a autocracias cada vez más audaces, con China a la cabeza.

Precisamente ese último acápite se atravesó intempestivamente en su agenda política –doméstica e internacional- desde la semana anterior porque si bien hace un año sostuvo que competiría con el gigante asiático, pero sin degenerar en conflicto, el sobrevuelo de un globo sobre su territorio, así como la detección de un segundo en los cielos latinoamericanos, lo forzará a hacer alusión al tema, que comienza a hacer mella en su credibilidad y popularidad.

Sin definirse si los aparatos aerostáticos eran ‘espías’ como sostiene el Pentágono o de ‘investigación climática’ como arguyó China, el derribo del que sobrevoló el espacio aéreo norteamericano se convirtió para Biden en un ‘misil’ de críticas a nivel interno y un reposicionamiento del régimen de Xi Jinping, que dijo que ese hecho ‘impactó y dañó seriamente las relaciones con Estados Unidos”.

Aviones de combate derribaron el globo el sábado en la tarde, cinco días después de que la Casa Blanca recibiera la alerta del Pentágono, que lo detectó a 55 mil pies de altura, proveniente de Canadá y tras permanecer por un largo periodo de tiempo sobre instalaciones militares de Montana (que albergan arsenal nuclear).  

La tardía orden de Biden generó un alud de críticas, tanto de la oposición republicana como de sus copartidarios demócratas, ya que todos a uno sostuvieron que ante ese desafío chino se requería una respuesta inmediata y más firme.

"Como siempre, cuando se trata de seguridad nacional y política exterior, la administración Biden respondió primero muy indecisa y luego muy tarde", dijo el líder republicano del Senado, Mitch McConnell, enfatizando que “no deberíamos haber permitido que la República Popular China dejara en ridículo a nuestro espacio aéreo".

También cuestionó que el artefacto fuera derribado sobre el Atlántico, cuestionando la razón aducida por la Casa Blanca. “Es inconcebible sugerir que no había ningún lugar entre las islas Aleutianas de Alaska y la costa de Carolina donde el globo pudiera haber sido derribado sin poner en peligro a estadounidenses o canadienses".

Este lunes se confirmó que equipos de buzos de la Armada norteamericana recuperaron los primeros restos del globo que estaban desplegados sobre la superficie del mar, frente a la costa de Carolina del Sur y que se está a la espera de una mejora en las condiciones meteorológicas para iniciar las operaciones submarinas donde estarían las demás partes.

El también conservador Mike Turner sostuvo “que el presidente dispare sobre el Atlántico es como frenar a un quarterback (de fútbol americano) cuando terminó el partido…El globo "nunca debió entrar en Estados Unidos y completar su misión", mientras que el vicepresidente del comité de inteligencia del Senado, Marco Rubia, describió el incidente como “un intento descarado de Pekín destinado a demostrar el poderío chino, y dejar sin efecto la visita programada del secretario de Estado, Antony Blinken” a Pekín.

La exembajadora de la ONU, Nikki Haley, potencial rival del expresidente Donald Trump para la nominación presidencial indicó, vía tuiter, que "Biden dejó que China nos pisoteara. Es hora de que Estados Unidos vuelva a ser fuerte".

Entre los demócratas los cuestionamientos se hicieron en privado, pero extraoficialmente se conoció que fueron en esa misma línea. Su líder en el Senado, Chuck Schumer, dijo que el gobierno considera "otras acciones contra China", indicó que este 15 habrá una reunión de los senadores a puerta cerrada para examinar el asunto e intentó en vano calmar el encendido debate político señalando a los republicanos de sacar rédito político para su contrapuesta al discurso del estado de la Unión.

Y, el exjefe del Estado Mayor estadounidense Mike Mullen, preguntado sobre si personas del ejército chino podrían haber querido desbaratar la visita de Blinken, dijo: "Claramente, creo que es el caso", al tiempo que consideró sin validez la versión china de que el viento desvió el rumbo del globo. “No fue un accidente, fue deliberado", puntualizó.



A convencer

Este tema es solo uno de los flancos débiles que tiene Biden y para los que buscará dar argumentos convincentes no solo para calmar los ánimos políticos sino para justificar, si lo decide, presentarse a la reelección.

Empantanado en las encuestas -el promedio de su desaprobación es de 52.3% según el portal RealClear Politics-, cuestionado más que por su edad por sus decisiones –tardías o equivocadas-, sacudido por el incidente del globo espía y con la agenda legislativa en alto riesgo de hundirse por el control republicano de la Cámara, el presidente demócrata dirá a los estadounidenses que sigue siendo, a pesar de todo, la mejor opción que tienen.

Con el ojo en el 2024, este emblemático discurso ante el Congreso en pleno, los representantes del poder judicial y su gabinete, así como invitados especiales, le permitirá esbozar cuáles serán seguramente los temas de su campaña y que se necesitan cuatro años más para completar sus grandes proyectos.

Sin embargo, su deseo reeleccionista se está estrellando con una dura realidad: una encuesta del Washington Post y el canal ABC señala que el 62% de los estadounidenses cree que "no ha hecho mucho" o "casi nada" desde que asumió en enero de 2021.

Y la misma va más allá: ese mismo porcentaje de encuestados estaría "decepcionado" o "infeliz" si Biden fuera reelegido, seis puntos por encima de si fuera el caso de Biden (56%).

Y esos guarismos que pueden considerarse fríos, tempraneros o poco representativos, son preocupantes para el mandatario demócrata ya que, al no ser destacado por su oratoria y carisma, así como por sus constantes ‘lapsus’ o declaraciones erróneas que la Casa Blanca ha tenido que salir rápidamente a aclarar, le será cada vez más difícil generar entusiasmo electoral y sumar seguidores.

De allí que sus estrategas políticos le han recomendado hacerse cada vez más visibles en actos públicos y le ha programado una serie de viajes para que "muestre cómo el programa del presidente está creando empleos, renovando nuestra infraestructura, bajando el costo de vida, invirtiendo en nuestro futuro y dando resultados también para los hogares a menudo dejados de lado".

Así se le verá más constantemente en las inauguraciones de túneles y puentes, y recorrer el país para hablar del costo de la insulina y de las tasas bancarias, demostrando que tiene la energía necesaria para gobernar en campaña.

El demócrata sabe que su mejor chance en 2024, como lo fue 2020, es presentarse como el candidato de la razón frente al expresidente republicano Donald Trump, ya en campaña, y sus partidarios más radicales.

Retomando la política exterior, Biden justificará que gracias a la coalición occidental contra Rusia que Estados Unidos lidera se han frustrado los planes de Putin de ganar la guerra en Ucrania y que la tan constante como millonaria ayuda de ese bloque unido a Kiev se mantendrá hasta que sea necesaria.

Y en esa línea de peligros internacionales, que ocuparán buena parte de su visión y gestión sobre el estado de la Unión, el que más genera expectativa es la posición que fijará el octogenario mandatario con China, que si bien se ha mantenido al margen de la guerra europea ha reafirmado su amistad ‘sólida como una roca’ con Rusia y, ahora, tuvo un abierto desafío en el cielo norteamericano.

El año pasado, en su primer discurso ante el Congreso en pleno a pocos días de iniciarse la invasión rusa al país vecino, Biden aseguró que “todo estaría bien". ¿Podrá esta vez, debilitado con sus decisiones, y ante los múltiples desafíos afirmar lo mismo? Esta noche se sabrá. /Redacción internacional con AFP