DESDE las mínimas libertades hasta la vida de las afganas están en riesgo con los talibanes en el poder por su extremismo y errónea interpretación del islam. Inclusive ya se registró el horror del asesinato de una de ellas por estar en la calle sin burka.
Desde el fin de semana, la discriminación y los abusos, que van desde matrimonios forzados hasta esclavitud sexual, son las amenazas a las que se enfrentan las afganas que instan a la comunidad internacional a no reconocer al nuevo régimen.
Libertades tan básicas en la mayoría del mundo como salir a la calle, jugar, hacer deporte, escuchar música, tomarse fotografías, pero sobre todo educarse, de las que han disfrutado las generaciones de mujeres nacidas en ese país en los últimos 20 años están en alto riesgo de perderse por la intransigencia del reinstaurado emirato islámico.
En un intento para que el mundo los vea con otros ojos, sus líderes han expresado que ‘todos están perdonados’ y que respetarán los derechos de las mujeres. La comunidad internacional ha expresado que los jugará por sus actos y no por sus palabras, en escepticismo creciente por actos inconcebibles como el arriba reseñado y sobre el que mantienen conveniente silencio: el asesinato en Takhar de una afgana, en pleno espacio público, cuyo ‘pecado’ fue vestir ropa colorida y no llevar burka, la prenda de obligatorio uso que les cubre el rostro y cabello.
La cadena Fox News divulgó las imágenes del su cuerpo tirado en el piso de la víctima, rodeado por familiares y algunas personas que transitaban por el lugar, perturbados por el acto perpetrado por fuerzas talibanes. No se divulgó su nombre, ni edad, lo que menos importa a estos extremistas que en su ley sharia no les otorgan dignidad.
Desde que desembarcaron en Kabul y en medio de las negociaciones en creado Comité para una transición pacífica los voceros talibanes han dicho que las mujeres podrán trabajar (aunque de acuerdo con los principios del islam, de los que no se conoce detalle), que no estarán obligadas a llevar la burka (el que cubre cuerpo y rostro y solo deja una rejilla a la altura de los ojos) sino cualquier hiyab (otros tipos de velo) y que las niñas podrán acudir a sus escuelas, lo que por lo pronto solo ha ocurrido en unas cuantas.
Las afganas, sin embargo, miran con desconfianza esas promesas, sobre todo aquellas que durante dos décadas pudieron ir a la universidad, ocuparon cargos de responsabilidad, sobre todo en política, en el periodismo, en el poder judicial, las fuerzas de seguridad y en los deportes, especialmente en el fútbol.
Con temores expresados en frases como “el regreso de los talibanes es el fin del mundo” o “esto es una pesadilla las mujeres que han estudiado, que piensan en un mañana mejor para ellas y las nuevas generaciones", también mantienen viva la esperanza de que la doctrina islámica que impondrán los hombres de negro les permita ‘volver al futuro’, es decir a mantener los derechos adquiridos en estas dos últimas décadas.
Los afganos están a la expectativa, al igual que el resto del mundo, porque sería inaceptable regresar al horror del antiguo régimen, ese que por cinco años (1996-2001) les impusieron con la visión ultraortodoxa de la ley islámica que impedía a las mujeres estudiar o trabajar, salir de casa si no era acompañadas de un miembro masculino de su familia, les obligaba a llevar el burka en público y en ‘violaciones’ graves a esa doctrina eran castigada con flagelaciones y ejecuciones, incluso con lapidaciones públicas.
Las voces de alerta y desespero de las afganas se han multiplicado esta semana, a través de mujeres muy conocidas en Kabul quienes han expresado en redes sociales tener “el corazón partido” y temer porque sus vidas sean destrozadas.
“Las calles vacías y la historia se repiten tan rápido” trinó Fawzia Koofi, exvicepresidenta del Parlamento; “el miedo se te graba, está ahí como un pájaro negro que abre sus alas y ya no puedes respirar”, escribió la profesora universitaria Muska Dastageer; "Mi amado Afganistán se hunde bajo mis ojos…quieren borrar a las mujeres del espacio público" plasmó en redes sociales Rada Akbar, una reconocida pintora y fotógrafa; “Muchos piensan que es una locura quedarse. Pero locura es lo que hacen los que abusaron de nuestra patria (...). Y la estupidez es lo que el mundo mostró al darnos la espalda", sostuvo Sahraa Karimi, famosa directora de cine, son algunas de ellas.
Por ahora, sin que oficialmente hayan asumido el poder y aclarado tanto el alcance como el real significado de los “valores islámicos” de los que tanto se ufanan, el miedo hace de las suyas en mujeres que vivieron los horrores del pasado mientras que las niñas, que desconocen esa negra etapa, no entienden cómo les podría cambiar la vida.
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Hasta el Vaticano
Las alarmas globales están en rojo por el futuro de las afganas y la premisa es que solo se puede retroceder para tomar impulso en su desarrollo personal y profesional. Así coinciden en señalarlo tanto líderes como organizaciones mundiales que permanecen atentos a las decisiones del talibán y que deberán pasar de las palabras a la acción en caso de volver a los horrores del pasado.
Es tal la alarma que inclusive el periódico oficial del Vaticano, L'Osservatore Romano, lo llevó a su portada con una fotografía de varias mujeres afganas, ataviadas con el burka azul que las cubre de pies a cabeza titulada "¿Qué futuro les espera a las mujeres afganas?". Ya el papa Francisco había expresado durante el rezo del Ángelus su inquietud: "Me uno a la preocupación unánime por la situación en Afganistán y les pido que recen al Dios de la paz para que cese el ruido de las armas y se encuentren soluciones en la mesa de diálogo. Solo entonces la población martirizada podrá regresar a sus hogares", señaló.
Por su parte ONU Mujeres sostuvo que los derechos de las afganas han de estar en el centro de la respuesta a la actual crisis de Afganistán, pues las libertades conseguidas están en peligro. "Los derechos de las mujeres y las niñas en Afganistán deben tener una sola dirección, hacia adelante. Ellas han desempeñado un papel fundamental a lo largo de la historia de su país. Es fundamental que continúen haciéndolo y que se protejan sus derechos adquiridos con tanto esfuerzo", sostuvo esa dependencia dirigida por la chilena Michel Bachelet.
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La Unión Europea, Estados Unidos y 18 países más, incluida Colombia, expidieron un comunicado en el que además de manifestar su preocupación por las afganas instan a los talibanes a evitar "discriminaciones y abusos" y a garantizar sus derechos.
"Estamos profundamente preocupados por las mujeres y las niñas de Afganistán, por su derecho a la educación, al trabajo y a la libertad de circulación. Pedimos a quienes ostentan el poder y a todas las autoridades afganas que garanticen su protección. Las mujeres afganas, como todos los afganos, merecen vivir con seguridad y dignidad. Las discriminaciones y abusos deben evitarse", expresan los firmantes.
A renglón seguido indican que la comunidad internacional está lista para asistir a las mujeres del país para que sus voces sean escuchadas y adelantan que “vigilaremos de cerca la forma en que cualquier futuro gobierno garantizará los derechos y las libertades que se han convertido en una parte inalienable de la vida de mujeres y niñas de Afganistán en los últimos 20 años".
Entre tanto, la oficina de Naciones Unidas para los Derechos Humanos dijo que ha recibido “escalofriantes" informaciones sobre abusos de los Derechos Humanos en Afganistán y sobre restricciones a los derechos, especialmente las mujeres y las niñas, en algunas partes del país ahora controladas por los talibanes. Entre ellas está que, a principios de julio, los que tomaron el control de las provincias de Badakhshan y Takhar emitieron una orden a los líderes religiosos locales para que les proporcionaran una lista de niñas mayores de 15 años y viudas menores de 45 para “casarse” con combatientes talibanes. Se desconoce si se ha cumplido.
La atención global está posada sobre los talibanes y su anunciado emirato islámico. Se espera que, como se dice coloquialmente, que a las afganas “no les venga el mundo encima”, sino que ello les ocurra a los talibanes en caso de reinstaurar los abusos a las mujeres.