Yemen, una guerra silenciosa que destruye la educación | El Nuevo Siglo
Foto archivo AFP
Domingo, 4 de Noviembre de 2018
Mario F. Hurtado

YEMEN es con Arabia Saudita, Qatar, Bahréin, Kuwait y Omán, uno de los países que se ubica en la península arábiga. A diferencia de los otros, podría ser el más rico, porque tiene las únicas montañas verdes y fértiles de toda la península. Ha tenido una historia esplendorosa, tanto que el centro histórico de Saná, su capital era Patrimonio Mundial de la Humanidad.  Fue un lugar del monopolio del tráfico de especias e incluso se considera que la legendaria Reina de Saba que se cita en la biblia, era originaria de allí.

Yemen padece una guerra civil desde 2012 y se recrudeció desde 2015. Las causas, el intento de una revolución para derrocar al gobierno aliado a los saudíes, que es liderado por un grupo llamado hutíes que son aliados de Irán. Irán y Arabia Saudita son grandes enemigos, los primeros son los abanderados del islam sunita y  los segundos del islam chiita. En síntesis el gobierno saudí no ha tenido contemplación para arrasar con Yemen. Bombardeos, armas químicas, han utilizado de todo para destruir a su vecino del sur. El silencio de Europa y Estados Unidos ha sido evidente, no les interesa cuestionar a un reino con mucho dinero y poder.

Hoy los ojos del mundo están viendo el autoritarismo y las actitudes hostiles del reino de Arabia Saudita con el aterrador asesinato del periodista opositor Khashoggi, descuartizado apenas entró al consulado saudí en Estambul. El hecho investigado por las autoridades turcas, demuestra que es un gobierno con pocos escrúpulos y es necesario entender eso para conocer la tragedia yemení.

La crisis de la educación

En un país de 26 millones de personas la situación es dramática. La llegada de enfermedades eliminadas en el pasado como el cólera y la desnutrición hacen estragos. Además, durante los últimos ochos años los bombardeos aéreos han destruido según la Unicef 3.600 escuelas. Más de 300 instituciones educativas han sido destruidas, 270 en las zonas menos peligrosas se han modificado para recibir desplazados y más de 70 están ocupadas por grupos armados.

Antes de la guerra la tasa de alfabetización llegaba al 89% y la de acceso a la escuela al 79%  hoy más de cuatro millones de yemeníes se han quedado sin poder ir a la escuela. La guerra no ha permitido encontrar cifras actualizadas pero se calcula que el acceso ha descendido al 45%.

Los esfuerzos

Existen proyectos estructurados entre Unicef y el Ministerio de Educación de Yemen. Organizando aulas improvisadas en viviendas, en las casas de los mismos profesores que también huyen del conflicto. Uno de los casos más emblemáticos es el de un profesor que en su casa recibe a 700 estudiantes.

Adel al Shogaby  vive en una localidad al suroeste del país. No pudo volver a enviar a sus hijos a clases por la guerra. En la localidad como sabían que él era profesor, comenzaron a pedirle ayuda, porque el sistema nacional de educación colapsado cada día expulsaba más estudiantes. Con la ayuda de una ONG profesores voluntarios enseñan inglés, ciencias y matemáticas. Utilizan materiales didácticos por donación y el currículo con el que enseñan es el que existía antes de la guerra. 

Las condiciones de la vivienda son precarias, pero de algo sirve en un país que por el poder que representa Arabia Saudita para el mundo se ha negado a enfrentar el conflicto, a defender a la población y a buscar una solución. Solo en el caso de la escuela de Shogaby a diario se rechazan ingresos, porque la capacidad está rebosada, y la opción que le queda a la población es pagar una escuela privada que ronda los 300 dólares, algo imposible de pagar para el 90% de la población en un país que antes de la guerra ya era el más pobre de la península con un ingreso per cápita de 600 dólares al año.

El tema no es sólo el acceso, aunque suene a frase de cajón, la educación laica o de calidad es  la herramienta para superar el conflicto armado de índole religioso o tribal. Por eso los esfuerzos por resolver  la guerra deben partir de recuperar la educación y el conocimiento en los yemeníes.