Colombia junto a 189 países miembros de la Organización de Naciones Unidas firmaron en 2000 los Objetivos de Desarrollo del Milenio. Este año se vence el plazo para cumplir las metas. El sexto objetivo busca detener y reducir los casos de VIH/SIDA. Bogotá y en general el país van mal pero ¿qué ha logrado la ciudad? ¿Cómo está el panorama? Octavo informe
Por: Orlando Pinzón
Periodista de El Nuevo Siglo
Con preocupación entre la población, organizaciones y hasta en el Concejo de la ciudad, se aborda la problemática de VIH/SIDA en Bogotá, la cual ha mostrado un incremento en los últimos años explicada por la facilidad para el acceso al diagnóstico por parte de las instituciones de salud tanto públicas como privadas.
Teniendo como punto de partida los Objetivos de Desarrollo del Milenio, esta vez corresponde abordar el número 6, cuya principal meta es “detener y comenzar a reducir, para 2015, la propagación de la epidemia del VIH/SIDA”. Específicamente, para Colombia las tareas son: haber mantenido la prevalencia de la infección por debajo de 1,2% en población de 15 a 49 años; establecer una línea de base en el quinquenio 2005-2010 para lograr medir la mortalidad por VIH/SIDA y reducirla en 20% durante el quinquenio 2010-2015.
Así mismo reducir en 20% la incidencia de transmisión madre-hijo durante el quinquenio 2010-2015, en comparación con el quinquenio 2005-2010; y aumentar en 15% la cobertura de terapia antirretroviral a las personas que la requieran, y para 2015, elevar esta cobertura en 30%.
En diálogo con EL NUEVO SIGLO, el secretario (e) de Salud, Julio Rincón, reveló cifras que aunque no son muy alentadoras, sirven para alertar a la población que la infección está latente y nadie está a salvo, a menos que siga la recomendación no.1: usar condón en la relación sexual.
Así las cosas, el panorama visto por la autoridad oficial de la salud indica que “Bogotá ocupa hoy el séptimo puesto comparado con departamentos del país en la parte de incidencia, la cual se refiere a nuevos casos. Desafortunadamente, en general en el país estamos perdiendo la batalla, cada año se incrementan las cifras muy contundentes”.
En ese sentido, para el año 2012, la incidencia fue de 17,8 por cada 100.000 habitantes, cifra que en 2013 aumentó a 21,5 y siguió en alza puesto que en 2014 llegó a 24,7. Para Rincón, esto puede tener varias explicaciones pero la que más resalta es que se han incrementado las acciones para la búsqueda de la población para que se realice la prueba.
“El VIH es una enfermedad, la cual los pacientes tienen temor de enfrentarse a ella, no es una prueba que uno esté buscando a toda hora porque todos tenemos temor en el fondo de ser diagnosticados (…) cuando una persona está teniendo sexo con otra, no lo está haciendo con esa persona, sino con toda la cadena pasada, con todas las personas que han tenido contacto con esta persona”, dijo el Secretario.
El inicio temprano de la sexualidad en el país, las relaciones de una forma más libre entre los jóvenes, donde el sexo ha pasado a ser algo más cotidiano en la ciudad “lleva a que las posibilidades de contagio sean más efectivas, sean más posibles”.
Claro está que esto tiene una visión diferencial. En los últimos tres años se han adelantado varios estudios que también explican este aumento. El primero de ellos en 2011 dirigido a personas homosexuales, donde creció; en 2012 se dirigió a trabajadoras sexuales, personas privadas de la libertad y habitantes de calle “ahí también creció”.
Rincón manifestó que “creemos que en ese momento no es que haya más incidencia sino más diagnóstico. En 2014, es la tendencia, cuando usted tiene mayor accesibilidad a la prueba, mayor posibilidad de entrar en contacto con el sistema de salud, obviamente la gente que no estaba diagnosticada, ahora sí. Eso puede explicar el aumento en la incidencia”.
Pero si bien se tiene registro de algunos casos, también existe un subregistro, que en palabras del secretario encargado Rincón siempre se ha considerado que tanto en el país como en la ciudad sea entre 50% y 60%. “Esta epidemia de forma silenciosa, a veces se nos olvida tenerla en la agenda pública, no la escuchamos continuamente y la gente piensa que no está”, dice.
No obstante, aunque en la capital llueve, en otras regiones no escampa. Por ejemplo, “La situación de Bogotá es una situación, en cierta forma, que se ve en el país, con mayor incidencia en otros departamentos como Atlántico, Cesar, Risaralda, Quindío y Norte de Santander. Siempre me preguntan si es que hay más casos en esos lugares o es que el sistema de salud está permitiendo más diagnóstico”.
Poblaciones
Otro punto importante para tener en cuenta es el grupo poblacional. Aunque la enfermedad no distingue edades, para Rincón el mayor número de casos que se presenta por año está en el rango de edad de los 20 a los 34 años. Sin embargo, se prenden las alarmas porque se han registrado casos en menores de 15 y 19 años. “Es importante porque ellos están iniciando su vida sexual y esa juventud que se infecta”.
La prevalencia entre géneros está así: por cada 5 hombres se calcula que hay una mujer. “Por lo general en el país ocurre que por cada 2,5 hombres hay una mujer infectada”, lo que significa que el “comportamiento sigue siendo que la prevalencia está en hombres que tienen sexo con hombres”.
Mortalidad
El componente de mortalidad también está bajo la lupa por las implicaciones que tiene y su relación directa entre diagnóstico y acceso a tratamiento: un asunto de salud pública. “En el mundo ha bajado y en Bogotá también”.
Dice Rincón que “actualmente venimos de una mortalidad en el año 2002 de 458 casos que pasó en 2014 a 291 casos. Esta tendencia continúa a disminuir, muestra que la gente está teniendo acceso a los medicamentos y que además cobra adherencia a los mismos, adherencia del paciente al tratamiento. Eso da una cifra de 3,7 muertes por cada 100.000 habitantes en 2014”.
Maternidad
Otro grupo poblacional que ha sido muy importante en la política de VIH en el país ha sido las mujeres embarazadas, allí, la mirada de la Unión Europea inició en 2002 con un proyecto que buscó que toda mujer embarazada tuviese la prueba de VIH. “Esa política está incluida hoy en el Plan Obligatorio de Salud (…) hemos buscado que cada día, la mujer embarazada lo más pronto posible, tenga diagnóstico”.
En este punto, de acuerdo con el funcionario distrital, por cada 100 mujeres con diagnóstico sin tratamiento, se traduce en aproximadamente 40 recién nacidos con la enfermedad. “Si recibe tratamiento podemos lograr resultados como los de Bogotá que es que: aproximadamente el año pasado tuvimos 62 mujeres embarazadas diagnosticadas con VIH y de esos tuvimos solo dos casos”.
Esto muestra que el sistema funciona y que cuando “una mujer recibe el tratamiento y especial cuidado en el parto, se busca que la lactancia materna sea reemplazada por suministro de leche aterrizada porque también a través de la lactancia puede haber contagio. El país debe insistir en que toda mujer embarazada se realice la prueba”.
Prevalencia
Sobre la prevalencia, la tendencia en el mundo es que el 90% de las personas que viven con VIH sean diagnosticadas. “En Bogotá calculamos que puede haber una prevalencia de unos 23 mil casos. Hoy estamos en 11.500 casos diagnosticados, esto equivale al 48%. Nos falta un esfuerzo grande para llegar al 90%, es decir, llegar a los 21 mil”.
La segunda tendencia es que de cada 100 diagnosticados, el 90% reciba tratamiento. “En Bogotá estamos muy bien, de cada caso todos son tratados. Tenemos 11.776 recibiendo tratamiento”.
El tercer componente es que de cada 100 personas que reciban tratamiento, 90% quede libre de carga viral, esto quiere decir que no esté activa la enfermedad, tal y como lo propone la meta del milenio.
“Aquí todavía nos falta un esfuerzo grande, cada día tenemos que mejorar el tratamiento y en Bogotá, de cada 100, hemos logrado que solo el 64% esté libre de la parte de carga viral, nos falta todavía trabajar más”, dice Rincón.
Estrategias
Las estrategias en este campo deben ser agresivas porque a pesar del temprano diagnóstico, la capacitación de la población, etc., el VIH sigue siendo importante y preocupante.
“Desde el 2013 venimos con un programa, que siempre reforzamos, que es ‘Ponte a prueba’. En este se busca a la población para que entre al diagnóstico, se haga la prueba, para poder iniciar tratamiento. Nosotros el año pasado distribuimos información como bolsos, manillas, esferos, portavasos”.
Esto ha dado como resultado que se haya aumentado en un 33,5% el número de pruebas realizadas.
Además se han repartido más de 2 millones de condones. “Bogotá se había puesto la meta en el Concejo Distrital de aproximadamente repartir 1,5 millones cada año, esta meta la hemos superado ampliamente, teniendo prácticamente al año 2014 alrededor de 4,2 millones de condones”.
No se reconoce el riesgo
Desde otro punto de vista, el no oficial, la perspectiva no discrepa mucho. La Coordinadora Nacional de Jóvenes de Profamilia, Gina Vargas, le expresó a este diario que “es muy importante entender que el VIH sigue siendo una situación de la que no se habla y en muchas oportunidades las personas no acceden a un diagnóstico oportuno, lo que hace evidente que no tengamos una certeza de cuál es la cantidad de infección que existe a nivel nacional y efectivamente en las ciudades”.
Vargas indica que “la mayoría de personas considera que el VIH se ven o presentan síntomas, entonces hay unos imaginarios relacionados con los comportamientos sexuales, si se tienen varias parejas o si se tiene algún tipo de prácticas, entonces se tiene más riesgo”.
Por lo que, en concepto de ella, “es importante empezar a trabajar y entender que el VIH está ahí y para infectarse solamente se requiere una relación sexual sin protección, y que el contacto de fluidos es la forma como se transmite”.
La Coordinadora de Jóvenes manifestó también que con el cambio en el algoritmo de diagnóstico de VIH, se facilitó en términos económicos, puesto que “ahora, si una persona se hace dos tamizajes con prueba rápida de VIH de diferente marca, ya se puede tener un diagnóstico. Antes era un poco más complicado, es decir, una persona se hacía una prueba normalmente y luego tenía que hacerse otra y esperar a hacerse un Western Blot (para confirmación), pero ahora no”.
Lo que busca esto es que “se genere un diagnóstico oportuno y se pueda acceder a personas que fácilmente no hacen la prueba en un centro de salud, sino que con las pruebas rápidas, lo que hacen las instituciones de salud es llevarlas a la comunidad y facilitar un acceso más oportuno”.
Vargas también comentó que siempre ha habido unos mitos “históricos” con relación a cuáles son las poblaciones más propensas a la infección, pero a estas alturas, como se dice cotidianamente, entre jóvenes y adultos, no hay mucha diferencia, por un lado, los jóvenes son más libres y “relajados” pero por el otro, los adultos cuando “vuelven al ruedo”, podrían olvidar que el uso del preservativo es importante.
Por eso es importante, dice Vargas, que “aquí hay que generar campañas más educativas en torno a la prevención de riesgo y el tema de usar el condón como la posibilidad de evitar ese contagio y así fomentar una sexualidad más responsable y más consciente”.
Dispensador de condones
Luego de una batalla en el Cabildo fue aprobado la semana pasada el proyecto de acuerdo que busca instalar dispensadores de condones en lugares públicos y el despliegue de campañas educativas para contrarrestar los embarazos adolescentes y los contagios de enfermedades de transmisión sexual como el SIDA. La iniciativa fue liderada por la concejala Liliana de Diago, quien le dijo a EL NUEVO SIGLO que “lo que más se ha argumentado con este proyecto es que esto se deriva de un problema de salud pública”, porque según sus cifras “en Bogotá durante 2013 se presentaron 1.651 casos de VIH/SIDA”.