Columnistas | El Nuevo Siglo

Actuemos conforme a derecho

 

Resulta pertinente, a estas alturas, citar dos apartes de las sentencias C-543 de 1998 y C. 222 de 1997, para poder opinar -de cara a la opinión pública-, sobre el impasse creado con la aprobación del Acto Legislativo sobre la reforma a la justicia, en cuanto a la procedencia de la  facultad presidencial para objetarlo y de convocar a sesiones extraordinarias para archivarlo.

Lecciones de un entierro

 

A estas horas, la llamada reforma a la justicia está muerta y sepultada. La sabiduría convencional dirá que el episodio está concluido y muy pronto será apenas una nota al margen en el anecdotario nacional. Pero, de verdad, ¿todo pasó sin que pasara nada?

La muerte de King Kong

 

Nada más inconveniente que una reforma constitucional con nombres propios, con beneficiados votando para sí, con una opinión pública abiertamente indignada y con un creciente descrédito de las diferentes ramas del poder.

Averígüelo Vargas

 

Comenta mi amigo el Barquero: “El país está en coma inducido. La crisis institucional es muy grave y todos están sub júdice”.  Apenas se posesionaba el locuaz ministro Esguerra se comentó, en estas líneas de opinión, que ya veríamos si la indigna reforma, impulsada por el entonces Ministro del Interior, Germán Vargas Lleras, llegaría a buen puerto.

Ley en mano

 

El país tiene entre ojos al Congreso después del capítulo siniestro que dejó el trámite final de la Reforma a la Justicia. Es inaplazable ir al fondo del Senado y la Cámara, para destapar sin miedo y sin misterios, hoja por hoja, cada una de las propuestas legislativas pendientes.

Aborto terapéutico constitucional

 

Tan  pronto como supe que a la reforma judicial se la calificaba de engendro pensé en la necesidad de un procedimiento abortivo. Claro, de acuerdo con la legislación. Por eso dije que era necesario practicarle un aborto terapéutico constitucional.