"Una política que solo busca intereses particulares debilita institucionalidad" | El Nuevo Siglo
MONSEÑOR FRANCISCO Javier Múnera Correa, arzobispo de Cartagena, fue elegido esta semana como presidente de la Conferencia Episcopal Colombiana. /Foto Daniel Soriano –EL NUEVO SIGLO
Viernes, 5 de Julio de 2024
Redacción Política

UNA POLÍTICA que solo busque generar intereses particulares y no piense en el bien de la nación, debilita tremendamente la institucionalidad y, por ende, la democracia.

Así lo advirtió el monseñor Francisco Javier Múnera Correa, arzobispo de Cartagena, quien fue elegido esta semana como presidente de la Conferencia Episcopal Colombiana.

Frente a la propuesta de una asamblea constituyente, el alto prelado señala que debe analizarse muy bien si conviene cambiar una Carta Política que tanto esfuerzo implicó o mejor fortalecerla.

EL NUEVO SIGLO: ¿Cree que los colombianos se están acostumbrando a la violencia y la polarización política?

MONSEÑOR FRANCISCO JAVIER MÚNERA: De pronto no es que nos estemos acostumbrando, sino que tenemos el riesgo de que a esto le saquemos callo, es decir que ya no nos duela y nos volvamos de pronto indiferentes, que nos volvamos demasiado espectadores de una realidad que pareciera que estuviera fuera de nosotros mismos. Es bueno, entonces, dejarnos interpelar y entender que este dolor que sufren tantos hermanos nuestros, tantos compatriotas en tantas regiones del país tienen que ver con nosotros. Ese es el punto central del mensaje de la Conferencia Episcopal.

ENS: ¿Cómo ve la propuesta gubernamental de convocar una asamblea constituyente?

MFJM: Pues ese es un escenario de diálogo que está planteado en la mesa. Creo que como ciudadanos todos estamos llamados a analizarlo, no es solamente dar una opinión, un sí o un no. Tampoco es un tema de encuestas a favor o en contra. Creo que tenemos que hacer ejercicios en varios escenarios para analizar muy detenidamente sus implicaciones, si realmente le conviene o no al país a 33 años de haber tenido la Constitución Política que tanto esfuerzo implicó en toda la nación. Analizar si en este momento ese es el mecanismo o el camino, o si más bien hay profundizar o fortalecer la Carta que ya tenemos.

ENS: En el comunicado de la Conferencia Episcopal también se advierte sobre la polarización política e ideológica. Ese diagnóstico se hace en la misma semana en que el Gobierno plantea un acuerdo nacional. ¿Cree posible avanzar en esa dirección?

MFJM: Lo primero que este Gobierno y el señor presidente planteó fue un gran de acuerdo nacional y eso fue un poco la gran esperanza cuando inició su mandato. Por muchísimos factores ese acuerdo nacional no se ha logrado. Entonces, esta puede ser una nueva oportunidad, pero también es muy necesario para el gobierno que, en esta segunda etapa de su administración, y para llevar a cabo su Plan de Desarrollo, ojalá logre involucrar muchas otras fuerzas políticas o, por lo menos, también generar mayores espacios de escucha a todos los sectores sociales del país.

ENS: ¿La Iglesia Católica participaría en ese diálogo nacional?

MFJM: La Iglesia siempre está siempre dispuesta en todas las instancias a ser partícipe de estas búsquedas a través del diálogo.

ENS: ¿A qué se refiere la Iglesia cuando habla de “proteger las instituciones legalmente constituidas? ¿Cuáles son las amenazas que ve?

MFJM: Nosotros consideramos que, aún en medio de las dificultades que tiene el país para ir construyendo este proyecto de nación, hemos fortalecido nuestras instituciones democráticas y la separación de poderes. Por ejemplo, es importantísimo para una democracia el que haya una definición muy clara de gobierno y de oposición. Que se fortalezcan los partidos es fundamental como instancias de pensamiento y aporte a la construcción del país. Si entramos en una política que busca solamente generar intereses meramente particularistas y no pensar en el bien de la nación, se debilita tremendamente la institucionalidad y, por ende, la democracia.

ENS: ¿Cómo está hoy la relación de la Iglesia con el presidente Petro?

MFJM: La relación ha sido muy respetuosa en todos los escenarios. Para la Iglesia es muy importante mantener su instancia de libertad e independencia y la posibilidad de aportes constructivos siempre. Con nosotros como Conferencia Episcopal siempre está una puerta abierta para acoger a todos los espacios de la institucionalidad y de la democracia, del Estado y del Gobierno en este caso. Con el Ejecutivo, entonces, se han mantenido unas relaciones respetuosas, pero, llamémoslas así, independientes.

Violencia

ENS: Feminicidios, masacres y aumento del sicariato… ¿Se está volviendo a imponer la ‘cultura de la muerte’?

MFJM: Desafortunadamente sí son muy muy altos para una sociedad los índices y porcentajes que tenemos de muertes. Tenemos que cuestionarnos qué está pasando. La vida humana tiene una dignidad preciosa, es única e irrepetible. No podemos tampoco acostumbrarnos a este escenario de noticias trágicas y que no nos interpelen profundamente como sociedad.

ENS: La Iglesia conoce de primera mano la difícil situación de orden público e inseguridad en las regiones. ¿Cómo ve el desarrollo de la política de la “paz total”? ¿Qué ajustes hacerle?

MFJM: Los esfuerzos se están dando y la Iglesia ha sido invitada para ser acompañante, lo hace también fundamentalmente por razones humanitarias y pastorales, y porque lo piden las comunidades.

Me parece que se van dando esfuerzos y se van logrando. Por una parte, en los niveles de las mesas amplias a nivel nacional, por ejemplo, con el Eln, que por supuesto es un proceso siempre más lento. Creo que los espacios que se están dando en las regiones y en los territorios pueden articular estos procesos y eso va a ser muy importante. La Iglesia está esforzándose, también por mandato de Conferencia, en esta presencia para acompañar a las comunidades. Entonces, creo que esta combinación del escenario nacional con los escenarios territoriales es fundamental, en donde se garantice también participación y presencia de la institucionalidad local y de las comunidades.

ENS: Usted fue obispo de San Vicente del Caguán en una época muy complicada con el tema de las Farc. A hoy, ¿qué tanto le preocupa lo que tiene que ver con las reincidencias de las Farc o ‘Nueva Marquetalia’?

MFJM: Creo que habiendo ya una disponibilidad y retomando un poco los reclamos de este grupo, los aspectos que ellos sienten que no fueron implementados en los acuerdos, hay mucho terreno ganado para una negociación.

Migración

ENS: ¿Cómo ve las nuevas posturas más drásticas de Estados Unidos y Panamá sobre el combate a la migración ilegal en el Darién?

MFJM: Es un tema muy complejo. El tema de la migración ilegal es hoy uno de los más exigentes a nivel internacional y que requiere una inmensa solidaridad de todos los países y estados. Lo ideal sería para un país que sus habitantes no tuvieran que abandonarlo por razones de conflicto armado o de pobreza. Entonces, lo primero, es un llamado muy importante a esos países que están perdiendo este talento y capital humano tan valioso.

Por otra parte, existe el derecho a que las personas puedan buscar otros escenarios y otros lugares. Entonces, es necesario que los países procedan a una flexibilización de las políticas porque los migrantes aportan mucho a otras naciones en materia de vida, trabajo, cultura… La humanidad se ha construido a través de fenómenos de migración en toda la historia. Por lo tanto, asumir actitudes xenófobas o de cerrazón no creo que sea lo procedente en un mundo donde queremos construir fraternidad universal, donde queremos construir amistad social.

ENS: ¿Por qué la Iglesia Católica advierte de un debilitamiento de la institución familiar?

MFJM: La familia es la base y la célula constitutiva, donde además de preservar y cuidar la vida, se educa y se fortalecen los grandes valores del humanismo. En este momento esa tarea no está siendo realizada consistentemente. Entonces vemos allí, nosotros como Iglesia, un espacio que debemos fortalecer. La familia en toda esa riqueza, donde confluye la experiencia de los mayores y la novedad de las nuevas vidas y el intercambio de generaciones, tiene que ser un escenario para educar en los valores.