Entender el efecto de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) -los gases atmosféricos responsables del calentamiento global y el cambio climático- es fundamental para comprender y abordar la crisis climática.
A pesar de una caída inicial en las emisiones globales de GEI debido a los confinamientos por el covid-19, según el último Informe sobre la Brecha de Emisiones 2021 del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (Pnuma) se espera un fuerte repunte.
Si bien la mayoría de los GEI se emiten naturalmente, las actividades humanas han llevado a un aumento problemático en la cantidad de gases producidos y su concentración en la atmósfera. Este aumento de la concentración, a su vez, puede provocar efectos adversos en el clima. Los efectos incluyen una mayor frecuencia e intensidad de los fenómenos meteorológicos extremos, como inundaciones, sequías, incendios forestales y huracanes que afectan a millones de personas y causan pérdidas económicas valoradas en billones de dólares.
De acuerdo con el Informe sobre la Brecha de Emisiones 2021, si no reducimos a la mitad las emisiones anuales de GEI para 2030, a fines de siglo, será muy difícil limitar el calentamiento global a un aumento de 1,5°C en comparación con los niveles preindustriales. Si se cumplen los compromisos no condicionados de reducción de emisiones presentados por los países, el mundo está en camino a un calentamiento global de 2,7°C a finales de siglo.
“Las emisiones de gases de efecto invernadero causadas por las actividades humanas ponen en peligro la salud humana y ambiental. Y los impactos se generalizarán y se agravarán sin una acción climática fuerte”, dice Mark Radka, jefe de la Subdivisión de Energía y Clima del Pnuma.
Entonces, ¿Cómo calientan exactamente las emisiones de GEI el planeta y qué podemos hacer?
¿Cuáles son los principales gases de efecto invernadero?
El dióxido de carbono (CO2), el metano y el óxido nitroso son los principales GEI. El CO2 permanece en la atmósfera hasta mil años, el metano durante alrededor de una década y el óxido nitroso durante aproximadamente 120 años. Medido durante un período de 20 años, el metano tiene un potencial de calentamiento 80 veces mayor que el CO2, mientras que el óxido nitroso es hasta 280 veces más potente.
El carbón, el petróleo y el gas natural siguen siendo la principal fuente de energía en muchas partes del mundo. El carbono es el elemento principal de estos combustibles, y, cuando se queman para generar electricidad, impulsar el transporte o proporcionar calor, producen CO2, un gas incoloro e inodoro.
La extracción de petróleo y gas, la minería del carbón y los vertederos de desechos representan el 55% de las emisiones de metano causadas por el hombre, y aproximadamente el 32% de las emisiones de metano causadas por el hombre son atribuibles a la fermentación de alimentos del ganado bovino, ovino y a otros rumiantes. La descomposición del estiércol es otra fuente agrícola de este gas, al igual que el cultivo de arroz.
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Las emisiones de óxido nitroso causadas por el hombre surgen en gran medida de las prácticas agrícolas. Las bacterias en el suelo y el agua convierten naturalmente el nitrógeno en óxido nitroso, y el uso de fertilizantes y las escorrentías suman más nitrógeno al medio ambiente.
¿Cuáles son los otros gases de efecto invernadero?
Los gases fluorados, como los hidrofluorocarbonos, los perfluorocarbonos y el hexafluoruro de azufre, son GEI que no se producen de forma natural. Los hidrofluorocarbonos son refrigerantes que se utilizan como alternativas a los clorofluorocarbonos (CFC), responsables del agotamiento de la capa de ozono y que fueron erradicadas gracias al Protocolo de Montreal. Los demás gases tienen usos industriales y comerciales.
Si bien los gases fluorados son mucho menos frecuentes que otros GEI y no agotan la capa de ozono como los CFC, siguen siendo muy poderosos. Durante un período de 20 años, el potencial de calentamiento global de estos gases oscila entre 460 y 16.300 veces mayor que el del CO2.
El vapor de agua es el GEI más abundante en la atmósfera y es el mayor contribuyente general al efecto invernadero. Sin embargo, casi todo el vapor de agua en la atmósfera proviene de procesos naturales. Las emisiones humanas son muy pequeñas y, por lo tanto, con un impacto relativamente menor.
¿Qué es el efecto invernadero?
La superficie de la tierra absorbe alrededor del 48% de la energía solar entrante, mientras que la atmósfera absorbe el 23%. El resto se refleja de nuevo en el espacio. Los procesos naturales aseguran que la cantidad de energía entrante y saliente sea igual, manteniendo estable la temperatura del planeta,
Sin embargo, los GEI, a diferencia de otros gases atmosféricos como el oxígeno y el nitrógeno, son opacos a la radiación infrarroja saliente. A medida que aumenta la concentración de GEI en la atmósfera debido a las emisiones provocadas por el hombre, la energía radiada desde la superficie queda atrapada en la atmósfera y no puede escapar del planeta, por lo que vuelve a la superficie, donde es reabsorbida.
Dado que en el planeta entra más energía de la que sale, las temperaturas superficiales aumentan hasta alcanzar un nuevo equilibrio. Este aumento de temperatura tiene impactos climáticos a largo plazo y afecta a innumerables sistemas naturales.