Un nuevo parásito que se aloja en la sangre de Rhinoclemmys melanosterna, una especie de tortugas semiacuáticas continentales, comúnmente conocidas como palmeras, ha sido descrito para la ciencia.
Se trata de Hepatozoon simidi, nombrado así en referencia al nombre que la comunidad indígena embera le da a esa especie. Los embera están asentados en jurisdicción del municipio de Yondó (Antioquia), en donde se hallaron las tortugas estudiadas.
Esta sería la segunda especie de parásitos sanguíneos perteneciente al género Hepatozoon que infecta a las tortugas. El primero y único en el mundo que había sido reportado en la literatura científica hasta la fecha es Hepatozoon fitzsimonsi, una especie que infecta a la tortuga africana Kinixys belliana. Los hemoparásitos descritos especialmente en tortugas son los del género Haemogregarina.
Así lo explica el biólogo Germán Alfredo Gutiérrez Liberato, quien realizó esta investigación para su tesis de la Maestría en Infecciones y Salud en el Trópico de la Universidad Nacional (UNAL).
El propósito de su trabajo fue identificar y caracterizar las infecciones por hemoparásitos (parásitos de la sangre) de quelonios (tortugas) para conocer mejor la diversidad de microorganismos asociados con las tortugas en Colombia, y así, a futuro, poder mejorar las evaluaciones clínicas, los tratamientos y los programas de conservación y reintroducción de estos animales, la mayoría de los cuales se encuentran amenazados por los cambios de uso del suelo, la deforestación y el tráfico ilegal de especies.
Para evaluar dichas infecciones en la tortuga palmera colombiana se analizó por microscopía la sangre de 70 individuos, para identificar estadios sanguíneos y caracterizar la morfología de los parásitos encontrados, además de la información genética (secuencias del gen 18S rRNA).
Las tortugas portadoras del parásito habitan en la Reserva Natural El Silencio (Yondó), a donde el profesor Mario Vargas, del Departamento de Genética de la UNAL, ha realizado diferentes estudios sobre quelonios, reptiles y anfibios.
“Estas tortugas, cuya población no es tan abundante en la zona explorada, viven en zonas inundables con abundantes pastizales, y generalmente se ocultan en las raíces de los árboles”, detalla el biólogo Gutiérrez, quien advierte que aún no se ha determinado el estatus de riesgo en el que se encontrarían.
En estudio
La importancia de este tipo de estudios radica en que no se sabe mucho sobre el impacto real de las infecciones parasitarias en las poblaciones silvestres de tortugas, lo cual podría explicar las causas de enfermedad o mortalidad de estos individuos. “En estudios realizados con tortugas que permanecen en zoológicos se ha establecido, por ejemplo, que los hemoparásitos pueden causarles anemia e incluso la muerte, dependiendo de la cantidad de microorganismos que albergan.
No obstante, el biólogo Gutiérrez advierte que “en poblaciones silvestres de tortugas no se ha hecho un estudio para saber realmente qué efecto producen estos parásitos. Dichos microorganismos pueden convivir por mucho tiempo en el organismo de las tortugas, lo que evidenciaría que no les causan mayor afectación, como se infiere al examinar su estado físico y anímico”, subraya.
Aun así, sostiene que “sí es bueno saber qué tipo de microorganismos circulan en estos animales silvestres, porque se trata de parásitos que incluso podrían llegar a transmitirse a otros seres vivos más vulnerables”.
Y como todavía no se conoce el rol de las tortugas -consideradas como fósiles vivientes-, se requiere estudiar más su papel ecológico, pues se presume que actúan como bioindicadores de los ecosistemas.
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Para el investigador, “es importante identificar nuevos marcadores moleculares para mejorar la identificación de las especies de parásitos sanguíneos que infectan a las tortugas, para así aumentar los conocimientos sobre la diversidad de parásitos en animales de vida silvestre, evaluar su papel en las poblaciones y contribuir a la conservación de las especies”.
Este trabajo forma parte de un estudio macro sobre diversidad de parásitos en toda la fauna silvestre del país, adelantado por el Grupo de Estudios Relación Parásito-Hospedero que dirige la profesora Nubia Matta, del Departamento de Biología de la UNAL.
“Hemos estado indagando muchos sobre parásitos en animales; se empezó con aves y el estudio se ha ido ampliando a otros organismos incluyendo tortugas, serpientes, lagartos y anfibios; ahora estamos empezando a incursionar en parásitos de mamíferos”, menciona.