Alarmados por la deforestación en el Amazonas, académicos enviaron una carta al presidente Iván Duque y al ministro de Ambiente, Carlos Eduardo Correa, pidiéndoles que tomen acciones para detener los incendios y la deforestación en las selvas del país.
Piden se ponga atención a las denuncias que hacen comunidades de los departamentos de Guaviare, Caquetá, Meta y Putumayo sobre esta situación. Igualmente llaman la atención sobre los incendios en Parques Naturales como el de Tinigua o la Serranía de la Macarena, donde los bomberos deben acudir a voluntarios y no cuentan con los equipos para sofocar incendios.
Señalan en la misiva que “la deforestación en el norte del bioma amazónico de Colombia es alarmante. En los últimos días organizaciones de la sociedad civil y entes territoriales han denunciado quemas e incendios asociados al acaparamiento de tierras sobre grandes extensiones de bosques en los departamentos de Caquetá, Guaviare, Meta y Putumayo (área conocida como el arco de la deforestación). El municipio de Calamar, en el Guaviare, declaró alerta roja por incendios forestales el 2 de febrero de 2022. El Gobernador del Guaviare, el 4 de febrero, declaró alerta roja en todo el departamento “debido al incremento de incendios forestales que ya consume más de 10.000 hectáreas afectando cultivos de pan coger, flora y fauna”. Según la Fundación Conservación y Desarrollo Sostenible (FCDS) 55 kilómetros de carretera conformarían esta tragedia ambiental.
Añaden que “coincidimos en que es necesario tomar medidas inmediatas para frenar esta alarmante situación. Es urgente diseñar e implementar una hoja de ruta que movilice articuladamente al Ejército Nacional, los bomberos de todo el país, la defensa civil y las Fuerzas Aéreas Colombianas para que con su intervención se detenga esta tragedia ambiental que supone enormes costos sociales y ecológicos. Es inadmisible que en territorios protegidos como el Parque Nacional Natural Tinigua, la Serranía de la Macarena y la Serranía de la Lindosa, los Bomberos dependan de voluntarios para apagar el fuego y no cuenten con agua ni sistemas aerotransportados para sofocar los incendios”.
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Indican que las acciones deben ser preventivas, no reactivas. “Esta es una tragedia anunciada y año tras año en temporada seca vemos, con impotencia y dolor, al Amazonas arder. En los meses de noviembre y diciembre de 2021 se generaron las condiciones para los peores incendios que hemos visto en los últimos 15 años. Grandes cantidades de madera acumulada, una temporada particularmente seca (más de 40 días sin lluvias), dinámicas fortalecidas de apropiación de tierras, impunidad frente a los grandes deforestadores, y falta de una respuesta oportuna y efectiva del Estado, están llevando el norte del Amazonas a un punto de quiebre irreparable”.
Señalan que lo que está en juego es la pérdida de biodiversidad de la que depende la vida en el planeta y el agudizamiento de la crisis climática. El bioma Amazónico tiene un papel vital en la disponibilidad de agua para el consumo humano a través de los “ríos voladores”, la capacidad de retención de agua, y la evapotranspiración. Por cuenta de los incendios estamos emitiendo monóxido de carbono y dióxido de azufre, que son gases de efecto invernadero en unas magnitudes que afectan inclusive a otros países, lo que nos hace responsables internacionalmente en caso de no actuar de inmediato. Es más, los niveles de emisión actuales son tan alarmantes que son comparables solamente con algunas zonas industriales en China, lo que va completamente en contravía con el Acuerdo de París, la COP26 y la declaratoria de Glasgow sobre deforestación de la cual Colombia es firmante, más cuando sabemos que en esta época siempre se generan incendios. ¿Dónde está la prevención?”
“Es crucial que se despliegue una estrategia integral de choque para sofocar los incendios junto con la judicialización de los financiadores de las quemas y el acaparamiento, y una mayor presencia del estado en zonas tradicionalmente marginadas. Las herramientas legales ya existen y el mismo Gobierno actual plasmó el delito de la deforestación en la ley 2111 de 2021 de delitos ambientales. Es necesario fortalecer la detección de incendios con mecanismos satelitales, implementar sanciones ejemplares sobre quienes determinan estos hechos y excluir del catastro agropecuario bosques que han sido quemados para su apropiación. La falta de acción inmediata puede llevar a una catástrofe sin precedentes en el país, con implicaciones locales y globales, además de irreversibles. Es más, el 5 de febrero Bogotá declaró alerta ambiental y emergencia hospitalaria, en parte, por cuenta de la contaminación del aire resultado de los incendios en Guaviare y la Orinoquía”, manifiestan en la misiva los 190 académicos, entre ellos 26 de la Universidad de Los Andes.
Recuerdan que “los Parques Nacionales Naturales son fundamentales para el planeta en cuanto a la diversidad excepcional que existe en ellos y su papel en la adaptación para el cambio climático. Algunos de los parques más afectados son el Parque Nacional Natural Tinigua, el Parque Nacional Natural Cordillera de Los Picachos, y el Parque Nacional Natural La Paya”.
“Por lo anterior solicitamos la movilización inmediata del Ejército Nacional, con apoyo de los bomberos de todo el país, la defensa civil y la FAC, con sistemas aerotransportados para agua y herramientas que mitiguen esta tragedia para que trabajen articuladamente con la Unidad Unificada de Mando. Igualmente solicitamos que se activen los canales internacionales para solicitar ayuda inmediata a otros países para afrontar la crisis que no fuimos capaces de prevenir”, se indica en la carta.
UN LLAMADO al Gobierno nacional a prestar atención a lo que ocurre en el Amazonas, hicieron 190 académicos./Foto: Wade Davis, Archivo Gaia Amazonas