La designación de Marta Lucía Ramírez como nueva Canciller de la República impacta de forma sustancial el escenario de la campaña presidencial.
Ramírez tenía plazo hasta el 29 de este mes para renunciar a la Vicepresidencia y no inhabilitarse para ser, por tercera vez consecutiva, candidata a la Presidencia. En la primera vuelta de 2014 había sumado más de dos millones de votos, un rubro similar al de la aspirante de izquierda Clara López.
Si bien Ramírez no clasificó para el balotaje final (el presidente-candidato Juan Manuel Santos y el aspirante uribista Óscar Iván Zuluaga pasaron a la segunda vuelta), la exministra de Comercio y Defensa quedó de inmediato posicionada en el escenario político, sobre todo en el escenario conservador, aunque antes ya había militado en La U. En ese cuatrienio fue dura opositora de Santos y su proceso de paz con las Farc, en línea con el uribismo.
En 2018 hizo parte la coalición de centro derecha que conformaron el Centro Democrático, el partido Conservador y el aspirante independiente y exprocurador Alejandro Ordóñez. Los tres fueron a la consulta popular de marzo de ese año, que fue ganada por el candidato uribista Iván Duque, con cuatro millones de votos, en tanto Ramírez sumó alrededor de 1,5 millones.
De inmediato fue elegida como fórmula vicepresidencial por Duque y la dupleta ganó en primera vuelta (7,5 millones de votos) y en la segunda (10,3 millones), enfrentando aquí a Gustavo Petro (8 millones de sufragios).
¿Tercera será la vencida?
Desde el mismo momento en que se confirmó que Duque y Ramírez llegaban a la Casa de Nariño, se sabía que en el partidor de candidatos para 2022 quedaban con casilla apartada tanto la nueva segunda a bordo como Petro y Sergio Fajardo.
Hoy por hoy estos dos últimos se sabe que van a encabezar sendas coaliciones de izquierda y centroizquierda, en tanto en todas las encuestas la carta de la centroderecha con más apoyo era, precisamente, Ramírez, aunque siempre detrás de los dos excandidatos mencionados.
Si bien en el escenario de todos contra todos -en una eventual primera vuelta- venía perdiendo terreno frente a aspirantes como el exalcalde de Medellín Federico Gutiérrez, en las hipótesis de llaves para la segunda vuelta era la que más le competía e incluso empataba al medirse contra Petro o Fajardo, que encabezan alternadamente la mayoría de los sondeos de los últimos meses.
Así las cosas, aunque la propia Vicepresidenta había dejado entrever al comienzo de este año que no sabía si renunciar o cumplir el periodo, al final se decidió por esta última opción y dejó a la centroderecha sin una carta importante en la carrera por la sucesión de Duque.
De entrada el Partido Conservador tendrá que barajar de nuevo, porque la colectividad estaba pendiente de la decisión de Ramírez y se daba por seguro que si ella se lanzaba podría ser la candidata azul para 2022. Ahora le tocará a esas toldas políticas seguir con la precampaña que viene desarrollando, con nombres como los de los exministros Mauricio Cárdenas, Juan Carlos Pinzón o Juan Carlos Echeverry, que no marcan alto en las encuestas.
La decisión de Ramírez también impacta al Centro Democrático, pues Ramírez era una carta segura de la coalición de centroderecha para enfrentar a Petro y Fajardo. Anoche se daba por seguro en los corrillos del uribismo que la no renuncia de la Vicepresidente prácticamente pone al exministro Óscar Iván Zuluaga (7 millones de votos en la segunda vuelta de 2014, cuando perdió con Santos) como el aspirante más fuerte de ese partido y de la misma centroderecha, si es que finalmente se lanza, aunque su precandidatura se da por segura en esas toldas.
Como se ve, la no postulación de Ramírez impacta todo el escenario de la campaña presidencial a 2022, ya que sale de competencia una dirigente clave en 2014 y 2018, y que venía marcando en la mitad de la tabla en las encuestas para los comicios del próximo año.