EL DIRECTOR José Luis Arzuaga estrena el próximo 17 de agosto en cines “Aurora”, película protagonizada por Majida Issa y Claudio Cataño, inspirada en la vida de los migrantes latinoamericanos que llegan a Nueva York en busca de nuevas oportunidades de vida, pero siempre con el temor por su estatus de ilegales.
Una muy fría Nueva York, pero no la de los rascacielos y grandes avenidas y teatros, con la que sueñan quienes persiguen el sueño americano, es el escenario donde se desarrolla esta historia. Majida Issa, quien le da vida a Aurora, es una joven colombiana que, obligada por las circunstancias, emigró seis años atrás a los Estados Unidos.
Las calles elegidas por el director José Luis Arzuaga, son las de Jackson Heights en el distrito de Queens, que conocía muy bien, pues allí asistía con un familiar que vive en Manhattan, para disfrutar de lo mejor de la comida típica colombiana, allí funciona una especie de colonia latinoamericana, donde se puede sobrevivir sin hablar inglés o tener que aprender, obligatoriamente, sobre la cultura estadounidense.
“La frontera invisible que existe en Queens me llamó la atención, por la idea de que el mundo al que has llegado es impenetrable y que representa una amenaza si estás indocumentado, pero que también te ofrece la posibilidad de albergarte en un gueto donde puedes hacer una vida aparentemente normal”, dice el director que durante varios años adelantó una investigación “in situ” sobre la vida allí.
Mirada humana
Y es que la migración es un tema recurrente en Colombia y Aurora aporta a la conversación desde el punto de vista humano porque no retrata el exilio desde los números, sino que se enfoca en lo que una mujer debe hacer para lograr sus metas. Por otra parte, aunque varias películas nacionales han tocado el tema del destierro, la gran diferencia es que esta historia no se centra en el momento en el que la protagonista llega a una ciudad cosmopolita, sino en la decisión de no integrarse a la sociedad a la que llegó.
Aurora es una película que habla de la valentía de una mujer, de la emancipación a través del exilio hostil, pero necesario y de las varias fronteras ‒reales e imaginarias‒ que debe sortear un inmigrante para intentar mejorar su calidad de vida y la de su familia. También se relaciona con la búsqueda de una anhelada libertad que solo se consigue cuando se rompen lastres con el país de origen.
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Un frío rodaje
En Nueva York, la película se rodó en largas jornadas en exteriores a temperaturas de entre 10 y 12 grados bajo cero, que pusieron a pruebas a un comprometido equipo técnico y a los actores Claudio Cataño y Tatiana Ariza, que le dan vida al novio y compañera de apartamento de Aurora. En Colombia a su familia los interpretaban la actriz Victoria Hernández y Camilo Sebastián.
“El frío era salvaje y lo enfrentamos pertrechados con unas plantillas tanto para los pies, como para las palmas de las manos, que tienen la forma de un guante que pone en calor el cuerpo humano durante unas ocho horas. Cuando parábamos a almorzar parecía que llegábamos del Polo Norte porque filmamos muchas horas en la calle”, recuerda hoy el director.
Además de las calles neoyorquinas, Aurora se rodó en Vindi (Tolima), pues se narra en dos tiempos que se intercalan para dar mayor claridad de las motivaciones de la joven, logrando diferenciarse fácilmente por el clima, el paisaje y la paleta de colores.
En esta película, el actor bogotano interpreta a Adolfo, un personaje que define como impulsivo e instintivo que busca saciar su hambre de estímulos y de personas, al que tuvo el privilegio de llegar por invitación de su mánager Deisy Marroquín, quien, además es productora de la película.
“Ella siempre ha confiado a ojos cerrados en mis capacidades, así que llegué a la película mediante un acto de fe” asegura Claudio, quien agrega, del mismo que es incapaz de abordar un personaje que no habite de alguna manera en la persona que él mismo es.
“El contexto y las circunstancias las da el guion; pero el combustible es mi propia naturaleza. No sé si es una forma correcta o incorrecta de hacerlo, pero es la que encaja en mi interés y necesidad de actuar. Adolfo es mi falta de autoestima compensada en ejercer influencia y control en los demás”.