ALBERTO ABELLO | El Nuevo Siglo
Lunes, 26 de Marzo de 2012

 

Desventura militar e iniquidad política

La  crisis de los valores y la degradación  política afectan la sociedad en todos sus estamentos. El conflicto armado  azota  nuestro terruño por más de medio siglo, desgracia vergonzosa que  no parece importar en algunos sectores partidistas. Es elemental que conquistar la paz sería el mayor negocio y de jugosos beneficios que  podríamos hacer, para destinar las energías nacionales y parte de los recursos que se emplean en el conflicto armado en hacer desarrollo. Unos políticos están por hacer la paz con la subversión a cualquier precio, mientras otros pretenden ganar la guerra al tiempo que mantienen al Ejército en una especie de interdicción. En  plena acción militar en la que deben atacar un foco subversivo, en caso de que las tropas sean combatidas mientras intentan cumplir su misión, no pueden responder sin  autorización civil que es imposible conseguir de inmediato.

Ganar una guerra con los soldados maniatados, es como pretender ganar un partido de fútbol bajo la prohibición de meter goles, mientras los contrarios tienen plena libertad para golear. Los militares que  combaten a riesgo de su vida suelen ser denunciados, sistemáticamente, por organizaciones civiles que abominan de las Fuerzas Armadas y son proclives a favorecer a los enemigos del sistema, con dificultad ascienden los oficiales valientes y troperos. 

Los militares carecen de voz, so pretexto de su no intervención en política, los civiles en el Congreso pretenden proceder de manera inconsulta, sin oír los reclamos castrenses, ni atender la realidad de las exigencias del combate, ni sus necesidades para ganar la guerra. Incluso cuando se consagra en la Constitución de 1991 el fuero militar, en  fecha aciaga para las Fuerzas Armadas, el 14 de junio del 2006, el ministro de Defensa, Camilo Ospina, decide abolir el fuero y pasar dichas facultades a la Fiscalía. Es de reconocer que en ocasión de la reforma de la justicia el ministro de Defensa, Juan Carlos Pinzón, consiguió que se incorporase de nuevo el fuero militar en la reforma. También, presentó otro proyecto con algunos cambios en el mismo sentido. La sola existencia de dos proyectos muestra las dificultades por las que transita la iniciativa. El Partido de la U y el Partido Conservador, son partidarios de seguir adelante con el primer proyecto que  ha pasado por cruciales debates. La U está dividida en cuanto a seguir con la iniciativa o retroceder y apoyar el nuevo proyecto. Para el conservatismo es cuestión de principios  apoyar irrevocablemente  el fuero militar, como lo asume el senador Efraín Cepeda, por ser  un partido pacifista por excelencia cuyo principal objetivo es la paz y la consagración del orden. El Ejército no puede ser condenado a no meter goles, mientras la sangrienta y penosa guerra  se prolonga en el tiempo para que tengamos más muertos, heridos, destrucción material y siga el derrumbe moral de la sociedad. Es absurdo nombrar comisiones conformadas de manera exclusiva por civiles para estudiar el problema castrense. La iniquidad política contra el fuero militar condena a la desventura a nuestras tropas y al pueblo a sufrir una guerra prolongada.