La humanidad en el presente siglo está mostrando una tendencia sorprendente a la muerte, propiciada por crímenes despiadados, algunos por parte de menores de edad que sin razón alguna cometen atrocidades en sus escuelas, es el caso de los Estados Unidos, donde chicos armados de rifles y pistolas han arremetido contra sus compañeros y profesores asesinándolos y dejando heridos a otros tantos.
A este fenómeno también se agregan innumerables casos de hombres que han asesinado a sus parejas por diferentes motivos, como celos, malos entendidos, riñas, depresiones, alcohol o drogas, en fin, situaciones muchas veces insignificantes, donde terminan llevándose a cabo esos horrendos crímenes. De igual manera hay otros casos donde hijos han asesinado a sus padres y hermanos por cualquier cosa, papás a sus hijos y así una innumerable lista de crímenes atroces que a diario suceden, como nunca antes se había evidenciado en la historia.
¿Pero a qué se debe ese fenómeno? Si bien es cierto que en la historia de la humanidad siempre han existido estos tipos de casos, en el presente siglo pareciera haberse popularizado e incrementado y esto se debe en parte al exceso de información, que mal tomada induce a muchas personas a seguir esos nefastos ejemplos, teniendo en cuenta que el presente siglo es el de la comunicación, entonces la información mundial abunda con todo tipo de hechos y está al alcance de todo el mundo, tanto lo bueno como lo malo que sucede en la sociedad de cualquier nación, además la globalización con la inmensa red informática que se ofrece por internet, los medios de comunicación y todo lo que rueda por las redes sociales, de manera que esa es una fuente riquísima de información de lo bueno y lo malo de la humanidad, a más que la inteligencia artificial IA, contribuye con recomendaciones, estrategias y técnicas a consultas de ese orden, instruyendo a personas que quieran cometer barbaridades de ese orden. Dejando claro que la IA no responde por sentimiento sino por información, así como aporta cosas útiles, también otras nocivas.
Pero aparte de lo anterior, también es la falta de realización personal o frustración de muchos de esos criminales, el haber cobrado la vida de familiares, cónyuges o parejas, profesores, amigos o compañeros, como si esos hechos fueran actos heroicos que les proporcionaran paz interior por haber hecho algo que les dio celebridad.
Otros casos que han llamado la atención al mundo es el del joven chef español, hijo de un reconocido actor, quien fríamente asesinó y descuartizó al médico colombiano sin piedad en una isla de Tailandia, desconociéndose aún los verdaderos motivos. Si se suma a todo esto el crimen cometido por el hermano del estilista a él y a su madre, el del norteamericano que asesinó sin razón a su novia la DJ; la chica colombiana ultimada en México por su pareja y, bueno, un sinnúmero de hechos como el del jovencito de 14 años que mató a su padre y hermanita de siete años.
Finalmente, todo esto en gran parte sucede por la falta de valores integrales de vida, de formación y ausencia de Dios en muchos hogares que producen esos crímenes despiadados.