Hace poco se celebró el día internacional de la lucha contra el Sida. Este virus paralizó al mundo por sus consecuencias, que llevaron a muchas muertes y que generaron una guerra entre científicos en búsqueda de las cepas que lo producían.
Recordemos el protagonismo de científicos en los años 80, Robert Gallo y su equipo del Instituto Nacional de Cáncer de Bethesda, lo mismo que Instituto Pasteur de Francia y el trabajo investigativo de la Universidad de Harvard por determinar la verdadera etiología del sida. Fue en 1984 cuando se identificó el Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH) Sida y se concluyó que se transmitía por la sangre en las relaciones sexuales y que la madre lo podía transmitir al hijo. Fueron muchos años de investigación para llegar a los supresores que permiten vivir con el virus.
Los científicos concluyeron que este virus provino del África y que fueron los chimpancés quienes lo transmitieron. Gaetan Duran, un auxiliar de vuelo, fue el primer paciente identificado y aceptó haber tenido más de dos mil parejas sexuales.
En el caso de las mujeres definitivamente está comprobado que existen científicamente factores biológicos y sociales que facilitan su transmisión. Son muchas las variables que favorecen la aparición del virus: la pobreza, la iniciación joven a su vida sexual, la frecuencia de las relaciones, lo mismo que la desigualdad social, ciertos aspectos anatómicos y credibilidad en la pareja al tener sus vínculos sexuales, de manera que omiten la percepción del peligro a ser infectadas.
A la mujer le cuesta más prevenir los peligros de contagio. Las campañas insisten en tener relaciones seguras, en hacer exámenes preventivos para evitar la infección. De hecho, éstas son socialmente más vulnerables que el hombre. Los programas de prevención deberían tener en cuenta, la edad, valorar el aspecto cultural, revisar las preferencias y características sexuales de las parejas, si las relaciones se dan en un ambiente de drogas o por la necesidad de dinero o si hay amor, si han pensado en procrear hijos, si el acto es consentido o es violento, si es planificado y si pueden prevenir el riesgo. Lo mismo que la religión que profesan, si viven en la ruralidad o en ciudades, y sus aspectos socioeconómicos.
La ONU en el año 2001 propuso “Dar poder de decisión a las mujeres como elemento esencial de la reducción de la vulnerabilidad del VIH.”
Ahora bien, lo preocupante es que mientras el mundo ha bajado los porcentajes de Sida, en Colombia están aumentado. Para este año, se tienen identificados 17.508 casos. En el 2020 teníamos 11.231 casos de VIH, hoy tenemos un 55.9%. Las ciudades identificadas con mayores porcentajes son: Cartagena, con un (61,3) por cada cien mil habitantes, le sigue Barranquilla (54,5), Cali (53,22), Quindío (53,1) Guainía y Risaralda con (49.2) y Santa Marta (43,8).
El ministerio de Salud debería focalizarse en este caso de salud pública y comenzar a trabajar en campanas como se hizo en el pasado donde participaron diferentes comunidades como los gais, transexuales, los transgéneros y otros liderees que ya tienen la experiencia ganada. Aquí no se puede improvisar como se ha hecho en otros campos de la salud.
El 88% de las personas conocen su situación y están sometidas a algún tratamiento de supresores del virus. Ojalá las EPS sigan suministrando la medicina que es tan necesaria, dado que cada día estos pacientes sienten su vida en un vilo.