El gran desestabilizador | El Nuevo Siglo
Sábado, 15 de Enero de 2022

MÁS que polarización las próximas elecciones colombianas están proyectando un extenso e intenso proceso de desestabilización. Gustavo Petro exguerrillero y presidenciable por parte de la izquierda, se ha convertido así en el gran desestabilizador. Él encarna una figura que, para bien o para mal, es apoyada por un electorado cercano a los ocho millones de votos, cifra nada despreciable como capital político para llegar a la Casa de Nariño.

Las circunstancias que vive viviendo el país son más que propicias para que ese apoyo electoral vaya en aumento. Es indudablemente un hombre muy inteligente y bastante preparado, supremamente audaz, pero también lleno de odios y resentimientos. y sobre todo quiere cambiar y reformar todo. Afortunadamente él trabaja en solitario y por ello no cuenta con una bancada apreciable que secunde sus iniciativas.

Desde los tiempos de Jorge Eliecer Gaitán no había descollado tanto una figura de oposición como la de Petro. Lo preocupante del asunto es que frente a él hay unos partidos divididos y trabajando cada uno de ellos por su lado y en busca de sus propios intereses. El partido Liberal está reducido a su mínima expresión y el Conservador no hay de sombra de lo que en sus momentos de gloria significó para nuestra democracia.

No deja ser preocupante que fuera de la figura de Petro no hay en el escenario otra que se le asemeje y le rivalice. Oscar Iván Zuluaga sinceramente no es carismático y la gente lo ve un poco distante.  Nosotros siempre hemos dicho que Luis Alberto Moreno podría ser un candidato fuerte y, posteriormente, un muy buen presidente. Pero parecería no tener ganas y estar un `poco pastranizado’. Amanecerá y veremos.

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El Banco Interamericano de Desarrollo, más conocido por sus siglas BID, en un reciente estudio sobre nuestra región estima que hay una gran crisis de confianza en los gobiernos, las empresas y, en general, es un verdadero lastre para su crecimiento económico. Según el BID solo una de cada diez personas confía en los demás y esto hace de nuestro hemisferio el más desconfiado del mundo. Esto dificulta grandemente la recuperación que necesitamos luego de la pandémica.

En Colombia sólo un trece por ciento tiene confianza en su prójimo.

El organismo señala que con esta situación es muy difícil prosperar conjuntamente. El ochenta y siete por ciento restante no se fía de nadie. Hay una gran prevención hacia las instituciones públicas y también hacia las privadas. Esto hace que haya mucha burocracia y mucho papeleo que lo entorpece todo. Es absolutamente urgente tener más transparencia y voluntad política por ganarse el respeto público.

Para cambiar este estado de cosas, el BID recomienda una serie de políticas que lleve a cabo reformas judiciales que garanticen la separación real de los poderes y que los gobiernos regularicen la obligación de rendir cuentas. Se aconseja dejar de manipular la información oficial y propiciar un incremento real de la participación ciudadana en todas y cada una de las diversas etapas del desarrollo.

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A pesar de todas las críticas que se le ha hecho a la implementación de los Acuerdos de Paz, el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, reiteró su pleno apoyo a todos los esfuerzos que se están haciendo para la consolidación de esos acuerdos. En relación con los secuestros y con los llamados "falsos positivos", Guterres celebró que ya se han dictado los primeros autos de determinación de hechos y de conductas y ya hay señalamientos de responsabilidades de parte de los protagonistas de ambos bandos.

Para el Secretario General de la ONU son más que alentadores los beneficios de la paz, de los que fue testigo en su reciente visita al país. Se mostró preocupado, empero, por las constantes amenazas que están impidiendo una total consolidación de esa paz. Especialmente la violencia que persiste en algunas regiones donde operaban antiguamente las guerrillas.

Adenda Uno

Parecen más bien un saludo a la bandera esos acuerdos firmados entre Colombia y Perú para frenar la desigualdad social y la corrupción, males rampantes de ambos países.

Adenda Dos

El presidente Joe Biden sigue sin poder gobernar satisfactoriamente. La vacunación obligatoria y su pretendida reforma electoral continúan teniendo tropiezos. Y su partido, el demócrata, tampoco le ayuda con sus divisiones internas.