La semana que termina fue de malas noticias para los pesimistas y para los profetas de desastres. Según una estupenda crónica de este nuestro diario, Colombia logró el PIB más alto de este siglo y comienza a sacudirse vigorosamente de esta cruel pandemia. Sectores como el comercio, las manufacturas, el consumo y muy especialmente la construcción, fueron "pilares fundamentales" para que nuestra economía revirtiera el impacto de 2020. En el sólo primer semestre ya acumula un aumento del 8,8%.
El director del DANE, Juan Daniel Oviedo, organismo responsable de estas cifras, señaló que "el país marcha rápidamente hacia su plena recuperación". Señaló, sin embargo, que los paros y los bloqueos llevaron a que el PIB en el segundo semestre perdiera impulso y no fuera mejor que en el 2019.
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El pobre presidente estadounidense, Joe Biden, las está "viendo negras" por cuenta del dominio de los talibanes en Afganistán. Más se demoraron en lograr el control de casi todo el país y proceder a desconocer sus promesas de paz y no persecución. Con su dominio en las principales ciudades, los fundamentalistas comenzaron su régimen de terror y de venganza contra los colaboradores de los norteamericanos. Aunque insisten en que no repetirán los desmanes y abusos de hace veinte años.
Los observadores internacionales temen que todo pueda terminar en una cruenta guerra civil, ya que los invasores no toleran que fuerzas de la ONU y la OTAN, ayuden a controlar el orden público. Si esto llega a suceder todo el Oriente Medio puede estallar como un polvorín. Lo más delicado de la situación es que los talibanes han saqueado todos los depósitos de armas de la región y están muy bien pertrechados.
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Una de las características más peculiares de la idiosincrasia colombiana ha sido la ausencia de cierto sentido de pertenencia, el orgullo por lo propio, y una marcada indiferencia por nuestros valores fundamentales. Esto explica la dolorosa afrenta al patrimonio de Cartagena, que se ha hecho al pintar con brocha gorda un tramo muy visible de nuestras colosales murallas.
A nadie en sus cabales se le puede ocurrir profanar, como lo ha hecho el Club de Pesca, semejante monumento cinco veces centenario. Este "murallicidio" debe ser ejemplarmente castigado por las autoridades respectivas. Da tristeza que al Ministerio de la Cultura (?) lo único que le ha preocupado de todo este asunto tan lamentable es que " debieron habernos pedido permiso".
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Como bien reza el adagio popular "Los muertos que vois matais, gozan de cabal salud", nos alegra saber que nuestro querido colega y amigo entrañable, Javier Ayala, pese a que se encuentra muy delicado de salud, su estado no ha ido a mayores como, equivocadamente, lo escribimos la semana pasada. Gracias a Dios.
Adenda Uno. Aunque la población colombiana se está envejeciendo lo está haciendo muy lentamente y sin mayores sobresaltos. Según un estudio javeriano, la edad promedio en el 2005 era de veintidós años y ahora es de treinta y uno. Hoy la esperanza de vida es de setenta y seis años, cuando a principios del siglo XX era de apenas treinta y un años.
Adenda Dos. Según científicos el famoso cannabis es menos dañino para la salud que el cigarrillo o el trago. Con esta premisa se busca comercializar la yerba en varios países. Hoy el gobierno colombiano ha autorizado más de mil quinientos cultivos y las exportaciones alcanzan un valor superior a los mil setecientos millones de dólares.