En manos de los delincuentes | El Nuevo Siglo
Viernes, 26 de Noviembre de 2021

Viendo por la televisión la última entrega del programa "Séptimo Día", literalmente nuestro ánimo se fue por los suelos. Se nos arrugó el alma al darnos cuenta del pavoroso infierno en que viven las víctimas que, valientemente, se atreven a denunciar a los forajidos. Ellas se encuentran inermes e indefensas porque nada ni nadie las ampara y protege.

Todo ello dentro de una impunidad nacida del miedo a denunciar, por la ineficacia del Estado de actuar con oportunidad y contundencia y la complicidad de jueces banales que dejan al ochenta por ciento de los arrestados en libertad inmediata. Y ese fenómeno no solo ocurre en Bogotá, sino también en otras capitales del país.

Como periodistas nos dolemos que programadoras de tanto prestigio se limiten tan solo a mostrar la parte pesimista sin plantear las posibles opciones de redención y castigo. Es una oda al fatalismo, que solo exalta la acción criminal, sin denostar de ella.

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Que triste es para los amigos de la democracia el vergonzoso caso venezolano, en donde el chavismo acaba de afianzar su dictadura con "una aplastante" votación electoral fabricada por el régimen. En Caracas y en diez y ocho de las veintitrés gobernaciones, los seguidores de Nicolás Maduro reclamaron la "victoria".

Juan Guaidó, cabeza visible una muy fragmentada oposición, se lamenta que los partidos opositores estén tan divididos. y esto haga imposible "la reconstrucción de una alternativa democrática". Aprovechando "su triunfo", el dictador pidió a la comunidad internacional, especialmente a los Estados Unidos y a la Unión Europea, que levanten las sanciones económicas que han impuesto al país.

Un socialismo del siglo XXI que aspira a gobernar todo lo que resta del siglo, sigue conculcando todas las libertades fundamentales y encarcelando a quienes se opongan a sus designios. Es una demostración más de la inutilidad de la ONU y de la OEA frente a estos desmanes. Todo parece indicar que Maduro seguirá atornillado a su silla en el Palacio de Miraflores.

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La semana que termina se cumplieron cinco años de la firma de los acuerdos de paz. Nadie, sin embargo, puede cantar victoria porque esa paz sigue siendo esquiva en grandes regiones del país y tanto las disidencias de las Farc, como el Eln, el Clan del Golfo y los paramilitares de todos los pelambres, siguen derramando la sangre de miles de colombianos.

El llamado Sistema Integral para la Paz alega que si está atendiendo a las víctimas, pero éstas se quejan de que lo hace muy lentamente. Las Naciones Unidas se han unido a la celebración, pero los expertos del organismo han advertido que falta todavía mucho para implementar los acuerdos.

Según otros expertos, los avances han tenido que ver principalmente con la aplicación de la llamada justicia transicional.

Sin embargo, lo cierto es que los vecinos de las regiones que antes eran zonas rojas están clamándole al gobierno que haga presencia con recursos y ayuda, porque estas regiones están muy abandonadas. Esta situación ha permitido que los criminales dominen extensas regiones, haciéndole la vida muy difícil a centenares de campesinos.

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El Plan de Ordenamiento Territorial de Bogotá, más conocido como POT, muy seguramente no será aprobado por el Concejo Distrital, no solo por falta de acuerdo entre las diferentes bancadas, sino por la gran cantidad de recusaciones contra muchos concejales. Analistas acusan a la administración de querer esa aprobación por decreto del gobierno distrital

Adenda Uno

¿En dónde está la Alcaldesa? Nadie entiende porque no ha sido capaz de desalojar a los centenares de invasores del Parque Nacional, que lo están destruyendo en forma por demás lamentable.

adenda Dos

Terminó gloriosamente la era Merkel. Fueron diez y seis años de buen gobierno y prosperidad para la nueva Alemania. Todos la elogian por haber dejado como legado una Alemania con instituciones muy fuertes y modernizadas.