ERNESTO RODRÍGUEZ MEDINA | El Nuevo Siglo
Sábado, 17 de Marzo de 2012

Día de odio e insidia

El lamentable episodio del “bogotazo” a TransMilenio debería llamarnos a una profunda reflexión como sociedad enferma y a no pocas familias bogotanas que, por lo que vimos, están formando una verdadera cantera de criminales sin Dios ni Ley.
No deja de ser vergonzoso que nuestra Justicia vuelva a mostrar su profunda incapacidad para castigar el delito y ponga de bulto nuestra indefensión frente a una banda de forajidos encapuchados pero bien vestidos. Hemos quedado notificados de que nuestros jóvenes tienen patente de corso para destruir nuestra ciudad.
Es triste escuchar a nuestras autoridades judiciales confesar que la Ley está diseñada perversamente en favor de los maleantes y a la pobre Fiscal General encargada del chicharrón jurando que está buscando unas causales que le permitan castigar a los inadaptados, mientras las autoridades educativas - Ministerio, Secretaría del ramo y universidades y colegios-, haciéndose los desentendidos, siendo que el núcleo de los salvajes es de estudiantes debidamente identificados.
Lo menos que debería haberse hecho en este lamentable caso es haber sometido a escarnio público a través de los medios a semejantes miserables. Pero lo preocupante del caso es que los bogotanos están notificados de su convivencia con el odio y la insidia en grados verdaderamente inimaginables. Y aquí todos escurren el bulto, comenzando por Petro y por Navarro, cuyo circo mediático está cobrando víctimas inocentes y a quienes se les están creciendo los enanos. Dos figuras importantes de la izquierda que si no se pellizcan van a sufrir el repudio político ciudadano. Pero, infortunadamente, aquí no pasa nada por aquello de que los colombianos hemos perdido nuestra capacidad de asombro y rechazo ante estas situaciones.
Somos, triste es reconocerlo, una sociedad zombi, en donde cada uno sólo nos preocupamos por nuestros egoístas intereses y el bien colectivo no tiene ninguna consideración ni respeto. Si esta es la Colombia actual, cómo será la de esas próximas generaciones llenas de resentimiento y desprecio por todo aquello que sirve al bienestar colectivo.

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Adenda. ¿Sólo un tercer canal? No, definitivamente no. De abrirse una nueva licitación debe permitirse a los aspirantes, que estén en capacidad de hacerlo, operar tantos como puedan ser financiados y programados. Eso es lo que reclaman los usuarios y tienen todo el derecho a tenerlo.
No podemos seguir en manos de un duopolio en la televisión abierta que hace lo que le da la gana y sólo sirve a sus mercantiles intereses y como consuelo atenidos a una televisión cerrada o de suscripción que nos programan intereses foráneos que nada tienen que ver con nuestra cultura y nuestra identidad nacional.
ernestorodriguezmedina  gmail.com