GENERAL (R.) LUIS ERNESTO GILIBERT VARGAS | El Nuevo Siglo
Martes, 20 de Marzo de 2012

PRISMA

No, rumba corrida no

Debo remitirme a la alcaldía de Antanas Mockus para enfocar este tema, por ser la administración donde luego de mis requerimientos como Comandante de la Policía Metropolitana de Bogotá pidiendo controlar horarios nocturnos a lugares de diversión y expendio de bebidas alcohólicas, se estableció una regulación a las horas de esparcimiento nocturno. No fue una decisión fácil ni improvisada, pues el burgomaestre me exigió razones de peso que sustentaran la medida denominada por él “hora zanahoria”, los resultados no se hicieron esperar y hoy no tienen discusión, pues las estadísticas demostraron lo beneficioso de la medida.

Han pasado muchos años y el asunto se sigue estudiando, lloviendo un sinnúmero de propuestas direccionadas a lograr ampliar las horas para cerrar ‘rumbiaderos’, no voy a polemizar con interesados, sólo quiero ratificar que el bien general prima sobre el particular, y la ciudad está unificada en toda su extensión, de manera que no se puede legislar por barrios o sectores haciendo concesiones en algunas localidades, en tanto se mantiene la medida en aquellas identificadas como turbulentas; no, esto no es estratégico, más bien es riesgoso, pues los adolescentes y trasnochadores son invitados a mudarse de sector, para convertirse en clientes de localidades abiertas a la rumba hasta altas horas.

No soy tan iluso en pensar que la norma no se quebranta, sabemos de establecimiento con puerta cerrada para continuar la diversión violando el tiempo de cierre, estos negocios corren el riesgo de sufrir las sanciones establecidas, si recordamos que la administración municipal fija mecanismos de control sobre el asunto. Sobra enfatizar la obligación policial de hacer cumplir la ley, de lo contrario recibirá una implacable censura ciudadana por falta de compromiso ante sus responsabilidades; esto ya es del resorte institucional y son los comandantes de Estación quienes deben responderle al mando por negligencia.

Escuché que los dueños de bares y similares están dispuestos a pagar una cuota destinada a lograr recursos direccionados a la seguridad, “curioso procedimiento”, terminarían las autoridades bajo la égida de estos comerciantes, empeñando su independencia para actuar de cara a las violaciones y transgresiones policivas en los alrededores de estos establecimientos, ofende la propuesta, pues ellos como todo ciudadano tienen el derecho de exigir protección sin recurrir a pagos extras por ese servicio que, como todos sabemos, es público.

No viene al caso hacer un glosario de motivos ciudadanos para discrepar de la medida que extiende la hora, pero una encuesta ciudadana en nivel nacional nos proporcionaría la posición del conglomerado, afectado por la falta de control en el horario de estos establecimientos. Los invito a profesionalizar la actividad de barman, logrando hombres comprometidos con los clientes, preocupados por su seguridad, absteniéndose de vender a los excedidos y gestionando un desplazamiento tranquilo al salir del negocio.