GENERAL (R.) LUIS ERNESTO GILIBERT VARGAS | El Nuevo Siglo
Martes, 27 de Marzo de 2012

 

Utilizando inocentes

De cobarde podemos calificar la actitud de los terroristas camuflados en diferentes sectores del país, quienes, infiltrando entidades como universidades, captan jóvenes inexpertos y desprevenidos, aprovechando el delirio juvenil para reclutarlos hacia diferentes movimientos que sólo buscan alterar el orden público poniendo los adolescentes al servicio de oscuros intereses.

Lo vivido en la Universidad Pedagógica y Tecnológica de Tunja no es la primera ni será la última muestra de lo afirmado anteriormente, pues incautos estudiantes, imbuidos de filosofías distorsionadas, toman parte en disturbios, protagonizando actos terroristas sin calcular la dimensión del problema, la profundidad de los daños, y mucho menos las consecuencias de sus actos. Si hacemos un recuento observamos que en diferentes centros universitarios vienen presentándose inveteradamente protestas por distintos motivos, causas o circunstancias, los que son manejados por la Fuerza Pública teniendo la tolerancia como insignia, evitando dar motivo para excesos y violencia en los asistentes, ¡violencia que hoy por hoy estamos tolerando con cierta complicidad! Pues el retozo democrático permite cierta laxitud, hasta el punto de admitir el uso indiscriminado de elementos contundentes, tintas o colorantes en esas manifestaciones, donde la ciudadanía es vilipendiada e incomodada y la Policía desafiada, afectada a más de irrespetada, en fin, todo sea por el bien del país y el derecho a la protesta organizada.

Pero no podemos permitir que los violentos utilicen nuestra juventud para efectuar actuaciones puramente terroristas; para nadie es un secreto que el manejo de material explosivo es de alta peligrosidad y su manipulación debe estar en manos calificadas, recordemos que con petardos sólo se comete un error, no hay posibilidades de tener dos equivocaciones. Muy fácil para los extremistas enseñar el manejo, entregar los componentes e inducir su confección dejando en adolescentes la elaboración con riesgos de fatales resultados, como sucedió en Suba este fin de semana; qué pena ver de primera mano el engaño a estudiantes incautos, persuadiéndolos de poder manipular artefactos explosivos con seguridad, son bárbaros sin el menor reato de conciencia. Lo ocurrido en Tunja y el barrio de Suba demuestra la peligrosidad en la maniobra de estos dispositivos explosivos.

Quiero hacer un llamado a los jóvenes para alertarlos sobre el riesgo que encierra este tipo de protestas, donde unos avivatos los impulsan a cometer actos criminales convirtiéndolos en agitadores, que a la postre terminan víctimas de sucesos nunca esperados y mucho menos previstos; los invito a pensar antes de permitir la celada o comprometerse con una actividad donde se pone en peligro la propia vida y la integridad de los ciudadanos, invito a los padres a conversar en familia para detectar en sus hijos la presencia de influencias nocivas, que tanto me preocupan por sus fatales consecuencias, tomemos los últimos episodios como muestra evitando se repitan hechos tan dolorosos.