GENERAL (R.) LUIS ERNESTO GILIBERT VARGAS | El Nuevo Siglo
Miércoles, 10 de Abril de 2013

El narcotráfico en las negociaciones

 

Colombia mira esperanzada el proceso de las negociaciones sobre paz en Cuba, todos los corazones sueñan con tener un país sereno y nutrido de oportunidades hacia la  prosperidad. Sin embargo, existe una intranquilidad hija de la experiencia  que pregunta,  cuándo y cómo se tratará el tema del narcotráfico, por ser el combustible financiero que impulsa muchos intereses en diferentes sectores sociales y económicos, donde aparecen las bacrim,  el tráfico de armas, la corrupción,  el secuestro  etc.

Sabemos que la agenda tiene sus tiempos y sus  espacios para encarar los diferentes puntos, situación que nos obliga a dar márgenes de espera, pero como la lucha ha puesto en práctica diferentes estrategias para combatir este flagelo y hoy por hoy el concepto es de total frustración en la mayoría de ellas, es lógico el alto nivel de expectativa, recordemos que hemos utilizado de todo contra el narcotráfico; adoptemos como ejemplo la sustitución de cultivos, un programa valioso y con gran ingrediente social, no hay gobierno que no lo haya intentado haciendo  ingentes esfuerzos, logrando triunfos pírricos que llevan a los cultivadores a recaer en el ilícito, enviando mensaje de consabido desengaño nacional, por la imposibilidad de conseguir un producto capaz de sustituir la grandes ganancias  y el dinero fácil que deja esta dolorosa práctica del cultivo ilegal. Qué decir de la fumigación, estigmatizada por el daño colateral a cultivos admitidos y recurso alimentario de poblaciones campesinas, a más del perjuicio a la salud de los habitantes, posiciones debatibles desde todo punto de vista, convertidas en bandera de narcotraficantes para criticar el programa desprestigiándolo a ojos del país; miremos la erradicación manual, tan dura tarea y tan perseguida, ni el reclutamiento de erradicadores estables apoyados por la fuerza pública, han podido enfrentar semejante reto, son muchas las victimas caídas en estas labores ante la siembra de minas antipersonales, o los atentados de narcotraficantes contra estos trabajadores, sobra hablar del numero de víctimas aportadas por la lucha contra el narcotráfico, algunas venidas de los enfrentamientos entre organizaciones delictivas, otras causadas a representantes de la fuerza pública sacrificados en el cumplimiento del deber, y las hay de gente inocente muerta defendiendo el derecho a vivir, irrespetado por hombres al  margen de la ley.

Las anteriores consideraciones apalancan la preocupación del ciudadano que conoce la importancia del asunto, sabe la urgencia de lograr un giro radical a la lucha en las actuales circunstancias, enterado a ciencia cierta que esta práctica al ser abandonada por las Farc, seguramente será abordada por organizaciones delincuenciales ávidas de oportunidades  económicas. De manera  que la gran aspiración se cifraría en lograr un frente contra la producción, comercio y consumo de  estupefacientes, con la participación de actores nacionales incluidos los negociadores que en Cuba buscan un futuro de paz.