No se había visto en la historia de Colombia un gobierno tan irresponsable y mediocre como el actual de Gustavo Petro. Si bien es cierto que gobiernos anteriores también han cometido errores, nunca antes se había evidenciado una condición sistemática de errores, tanto conceptuales como procedimentales, como este. Pareciera que la consigna fuera errar o el ‘quemeimportismo’, sello indeleble del gobierno del cambio: “Potencia de la vida”.
Qué vergüenza y costo para los colombianos las absurdas e impropias declaraciones del presidente Petro ante el problema Israel-Palestina, la connivencia con gobiernos como Venezuela guarida de criminales y secuestradores bajo la imagen de guerrilleros; que “oso” el del presidente Petro cuando no aparece o llegando tarde a citas internacionales, como también nacionales con las fuerzas militares, los empresarios, gobernadores, sindicalistas y muchos más. Esta condición ha tomado mucha fuerza característica, pues se imparte desde la primera magistratura y se evidencia en todas las dependencias, así como en las reformas presentadas, promesa de gobierno, cuando ninguna de ellas ha sido aprobada en año y medio de gobierno.
Otro indicador de improvisación ha sido los cambios ministeriales, en lo que va del periodo ha relevado el 60% de sus ministros, a más de otros altos funcionarios de gobierno. Ha hecho propuestas de difícil cumplimiento como el tren de la costa caribe a la pacífica, del reemplazo del combustible fósil al de energías renovables, al pago de cien mil jóvenes para que dejen de robar y matar, la paz total un fracaso, mientras los grupos guerrilleros se burlan de esa propuesta y en cambio las organizaciones delincuenciales y narcotraficantes lo aprovechan consolidándose y creciendo. Los muchos atentados y asesinatos a políticos y líderes sociales, igualmente la inseguridad creciente.
Pero mientras esto y mucho más muestra el perfil del gobierno de la “Colombia Humana”, el costo de la vida sube exponencialmente: la gasolina, los arrendamientos, servicios públicos, seguros, el trasporte, peajes y desde luego los alimentos, en especial la canasta familiar, todo esto y muchos más.
La irresponsabilidad del gobierno en los gastos desmesurados y nada productivos del presidente y la vicepresidenta en sus inútiles viajes al exterior, como en los lujos de sus vidas y todo esto con el dinero de los contribuyentes. Pero ahora la gota que derrama el vaso ha sido el incumplimiento del compromiso de pago acordado por la sede de Barranquilla a los Juegos Panamericanos 2027, evento de crucial importancia para el país, así como la motivación deportiva y economía de la ciudad y del país. Hecho que le va a costar caro en dinero como imagen al país.
Total, una cadena de irresponsabilidades de un gobierno malo, tendencioso e indolente como el de Petro, pero lo curioso del caso es que este hombre ya había dado una clara demostración de su irresponsabilidad e impreparación para gobernar que lo caracteriza. ¿Recuerdan cuando anunció la fusión de la empresa de energía con el acueducto y ETB en Bogotá? Declaración que desplomó las acciones de estas empresas y no hizo nada; la compra de los camiones de basura que quedaron tirados, la abolición del servicio de recolección de basuras para reemplazarlo por Aseo Total, empresa estatal ineficiente y bueno, cuantas irresponsabilidades más cometidas cuando fue alcalde de Bogotá. De manera que no era de esperar algo diferente, sino peor en el manejo del país.