HORACIO SERPA | El Nuevo Siglo
Martes, 20 de Marzo de 2012

UN GOLPE TREMENDO

De nuevo con las regalías

El doctor Simón Gaviria, director del Partido Liberal, dijo ayer en El Tiempo que el “esquema de regalías es ineficaz”. En términos generales expresó que la “mermelada” prometida para que llegara equitativamente a todos los lugares del país no se va a repartir con ese criterio, que muchos municipios ni siquiera recibirán un peso y que para la distribución se diseñó un sistema centralista, ineficiente e ineficaz.

Agregó: “Es un proceso lleno de tramitologías, que probablemente lleve a la no distribución de estos recursos. El sistema de triángulo no permite la misma diligencia que tenía un alcalde para contratar o avanzar en algún proyecto”. Dijo el doctor Gaviria que el nuevo sistema va hacia donde llegó el Fosyga. Y ya sabemos lo que ello significa.

En todas partes hay quejas. Reclamos, protestas. El Gobierno prometió maravillas que no se van a ver. Sería muy bueno saber a dónde fue a parar el papelito que cargaba el Ministro de Hacienda en su bolsillo para convencer a los congresistas. Cada vez que hablaba de trescientos, cuatrocientos mil millones de pesos para esta o aquella región que nunca había recibido regalías, o le llegaban pocas, les brillaban los ojos a los parlamentarios. Y votaban emocionados el proyecto de reforma constitucional.

Lástima que no fuera verdad tanta belleza. Ahora les dicen que el cálculo fue hecho “a mano alzada”, que toca descontar para el ahorro, lo de las pensiones, lo de ciencia y tecnología, y además utilizar parte de esos recursos en infinidad de asuntos de urgencia nacional. Muchos quedaron “viendo un chispero”.

Pero, además, lo poco que les corresponderá lo va a manejar el centralismo. No demoran en decir que es una manera de proteger las regalías de la corrupción e incompetencia que existen en las provincias.

No puede olvidarse que a los departamentos y municipios productores de petróleo se les propinó un golpe tremendo. Se vinieron abajo los ingresos que recibían para compensar los impactos económicos, sociales, culturales, ambientales y delincuenciales que sufren por la explotación del crudo. No se tuvo en cuenta que con cargo a los ingresos esperados se había planeado el futuro de dichas comunidades y que en muchos casos estaban comprometidos. El cacareado criterio de equidad planteado con tanto entusiasmo marcó una de las más grandes injusticias contra numerosos y respetables sectores comunitarios.

Nadie se opone a que los ingresos de regalías se repartan justicieramente entre todas las regiones y municipios y que alcancen para atender prioritarios requerimientos del país. Pero deben tenerse en cuenta los problemas de las zonas productoras, que son enormes, lograr que el cuento de la mermelada no se vuelva “carameleo” y respetar el derecho de regiones y localidades a definir sus propios destinos. No más centralismo.

No se cuestionan las buenas intenciones del Gobierno. Debe decirse, eso sí, que no prestó atención a las observaciones que oportunamente se le hicieron. Tampoco la mayoría de congresistas. Pero hay tiempo para enmendar las cosas. Ojalá se atrevan.