JOSÉ MANUEL RESTREPO ABONDANO | El Nuevo Siglo
Jueves, 15 de Marzo de 2012

Vergüenza pública

Nunca me imaginé que pudiesen ocurrir hechos como los acaecidos en Bogotá recientemente. Me refiero a los bloqueos al sistema Transmilenio que generaron caos, violencia, preocupación e inquietudes sobre la forma como se manejó dicho problema desde la Alcaldía Mayor.
Todos entendemos, y especialmente quienes somos usuarios del Transmilenio, que haya inquietudes sobre su operación, las largas colas, la frecuencia de las rutas, sobre el estado de las vías por donde circula, sobre la inadecuada operación de algunos alimentadores, e incluso sobre el costo del sistema.
Lo que nadie entiende es que estas expresiones se hagan en la forma como se hicieron en la ciudad. Jóvenes tirándole piedras a la infraestructura pública, destrozando vidrios, atacando vehículos públicos y particulares en la vía, amenazando a los transeúntes, y en general mostrándonos el más oscuro panorama de violencia.
Nadie sabrá quién tiene la culpa, posiblemente no es un tema orquestado, cosa que me preocupa más por el futuro de la juventud involucrada, de hecho ojala sea más bien, como lo señala el Alcalde, un trabajo manejado por un grupo o grupúsculo político, porque por lo menos sabemos que tanta violencia es un hecho que se circunscribe a una minoría intolerante, indeseable y manipulada.
Posiblemente también se equivocó el Alcalde Mayor al intentar controlar y manejar el problema usando las redes sociales, antes que abordando el problema mismo, como sí se hizo al día siguiente con la información sobre el operativo para manejar el tema Transmilenio.
De ser ciertos los señalamientos del Alcalde, sería la triste confirmación, una vez más, de que la izquierda tiene sus propios mecanismos de autodestrucción. Triste, porque siempre es sano contar con propuestas ideológicas sólidas desde la izquierda democrática, que no se asocien a violencia, terrorismo o vandalismo. Pero la historia de la humanidad está llena de ejemplos en los que las visiones más o menos dogmáticas de la izquierda terminan enfrentadas con odios viscerales difíciles de solucionar (vg. Recordemos a Stalin enfrentado a los socialdemócratas o las diferencias entre marxistas y trotskistas).
Pero lo más vergonzoso ha sido el pronunciamiento que hiciera la famosa Mesa Amplia Nacional Estudiantil, MANE, la misma mesa de los estudiantes universitarios tan comprometidos con la educación del futuro, con la Reforma a la Ley 30 y con formar mejores seres humanos; quienes frente a los hechos de vandalismo en Bogotá, en su comunicado público, sólo atinan a denunciar las “medidas represivas” de la fuerza pública contra las “mansitas ovejas” que lanzaban piedritas para seguramente llamar la atención.
En dicho comunicado público, no hay una sola referencia al vandalismo y creo que todos lo vimos en imágenes y televisión. Tan grave es esto, que ya me preocupa darles siquiera la oportunidad de opinar sobre la educación del futuro.
Educar a una persona es precisamente formarla en valores como la tolerancia, el respeto, el civismo, la objetividad; cualidades que no demostraron nuestros jóvenes protesta y que en parte no se ven en el pronunciamiento del MANE.
jrestrep@gmail.com