Por una iniciativa nanotecnológica
La inversión global en investigación y desarrollo nanotecnológico se acerca a 25 billones de dólares. Miles de productos y servicios basados en nanotecnología se expanden imperceptiblemente en los mercados. Brasil, China, India, Rusia, Sudáfrica, Chile, México se sitúan a la vanguardia de EE.UU, con presupuestos cuantiosos porque sus liderazgos tienen bien claro que no únicamente la competitividad sino la eliminación de la pobreza está condicionada hoy a óptimos recursos nanotecnológicos.
Pero recordemos algunos elementos básicos para el análisis. Nanotecnología significa el conjunto de ciencias aplicadas al control y manipulación de la materia a una escala menor que el micrómetro. Es decir, a nivel de átomos y moléculas. Nano -prefijo griego- es una medida, no una exótica pseudociencia de la nueva era o instrumento de botica espiritualista, para que no queden dudas. La nanotecnología integra así el estudio, diseño, creación, síntesis, manipulación y aplicación de materiales, aparatos y sistemas funcionales a través del control de la materia y fenómenos físicos en nanoescalas.
La nanotecnología viene probando y mostrando la eficiencia y rentabilidad de procesos productivos en las áreas de tratamiento y obtención de agua potable, salud pública (lucha contra el Sida y turberculosis, inmunización, extirpación de infecciones), agricultura (aceleración de tiempos de cosechas en numerosos cultivos), higiene personal (nanojabones y nanogels), logística (alimentos pueden ser almacenados en períodos más grandes gracias a materiales de empaque que incorporan plaquetas de plastilina nanomodificada que reduce o elimina las filtraciones de oxígeno), seguridad alimentaria (nanosensores son introducidos en monitoreo de calidad de alimentos).
China es hoy líder en nanologística y nanoseguridad alimentaria. Se trata del tercer país, después de EE.UU. y Japón, en nanotecnología, y sin su utilización intensiva casi 1.400 millones de chinos no podrían alimentarse. Zimbabwe utiliza ya nanotecnología, gracias a un convenio con la Universidad de Lancaster (Reino Unido). De esta manera, por vía de instrumentos localmente manufacturados, el tratamiento de aguas avanza con rapidez en zonas rurales.
Algunos países ricos en depósitos de plata están desarrollando, a muy bajo costo, nanopartículas de este elemento que desarrollan antimicrobióticos en la expansión de depósitos de agua potable.
Dos aplicaciones de nanotecnología serían cruciales para Colombia. Se desarrollan hoy en Dinamarca pesticidas que vendrán dentro de nanocápsulas inteligentes que sólo liberarán su contenido ante la presencia del patógeno relevante, disminuyendo así toxicidad y riesgos resultantes. Otro se encuentra en el campo de generación de energía solar, en la cual debe pensar cada vez más detenidamente nuestro país por razón de su privilegiada situación geográfica ecuatorial. La gran mayoría de paneles solares fotovoltaicos que abundan en los mercados del primer mundo utilizan una espesa capa de silicón cristalino como material activo -razón de su elevado costo- que convierte la luz solar en electricidad. Desde el año pasado se emplean en Alemania y Holanda células solares que utilizan nanomateriales (como silicón amorfo) cuyo costo es bastante menor aunque menos eficiente. La industria proyecta en muy breve término, sin embargo, conductores flexibles y económicos que permitirán el despegue definitivo de la industria energética solar (¡esto en países de prolongadas estaciones invernales!).
Un investigador de la Universidad Nacional de Colombia-Manizales, Jaime Antero Arango, aproximándose a lo que es nanotecnología, ha mostrado cómo puede mejorarse la producción textil con la aplicación de un algoritmo genético al crear un modelo computacional de optimización matemática cuyo eje es minimizar el costo requerido para generar los mejores materiales para una empresa. ¡El presidente Santos está en mora de preparar la Gran Iniciativa Nanotecnológica de Colombia!