JUAN DIEGO BECERRA | El Nuevo Siglo
Viernes, 23 de Marzo de 2012

El problema con el fuero militar

Por los errores de todas las partes, hablar de fuero militar terminó siendo sinónimo de injusticia e impunidad.

De repente los colombianos terminamos considerando que la Justicia Penal Militar era un órgano complaciente y permisivo en medio de los excesos que algunos militares habían cometido, de los escandalosos falsos positivos, de los asesinatos fuera de combate. Por eso en el país se decidió que la Justicia ordinaria acompañara las actuaciones militares como garante de ellas.

Pero todo terminó siendo una papa caliente. La desmoralización de la tropa es evidente en todos los niveles y el miedo a terminar involucrado en procesos judiciales por cumplir un deber constitucional que les asignó la sociedad, les pesa en medio del conflicto. Y aunque existen miles de argumentos a favor y en contra de la reestructuración del fuero, no puede dejar de decirse que es un tema sensible para un organismo que fundamenta su vida en el porte y uso de las armas.

A mi juicio es un problema de confianza. Ni la sociedad confía aún plenamente en que no se repetirán los casos de los falsos positivos, ni las Fuerzas Armadas colombianas creen que los jueces civiles estén preparados en el día a día del combate. Pero como es usual en nuestro país, más que un fenómeno de creación mutua de confianza, desde todos los niveles, terminó siendo un caballito de batalla entre los defensores del Gobierno anterior y los actuales. Terminaron encerrados en sus egos más que en el verdadero papel que deberían jugar por el bien del país.

Por ahora las manos están atadas mientras se resuelve el problema en el Consejo de Estado por la demanda del Convenio entre la Fiscalía y el Ministerio de Defensa, a menos que el Congreso deje de discutir y se ponga manos a la obra para a través de su labor elegir un camino definitivo. Pero como siempre la discusión es mediática, fuera de la órbita de competencia de nuestros queridos legisladores pero generando noticias.

No puedo decir que el fuero sea ideal, pero tampoco lo contrario. Sólo me es claro que para enfrentar una guerra se necesita la seguridad suficiente para saber que bajo los estándares de los Derechos Humanos, no habrá consecuencias por cumplir una labor en favor de la patria; pero también que nada justifica los excesos en el ejercicio legítimo de la fuerza de las armas. Al final es un asunto de control y creo que los mecanismos pueden encontrarse. Ojalá que no pasen otros cinco años.

juanego18@gmail.com