Desde hace varias semanas -quizás cuatro- los Estados Unidos han declarado a los cuatro vientos que es necesario reducir la demanda de narcóticos en el país del norte, sin que lo hayan logrado. Por el contrario, esa demanda ha ido en aumento por la sencilla razón de que la droga nunca estará más segura de ser decomisada si no cuando logra traspasar las fronteras nórdicas.
El secretario de Estado, Antony Blinken, así se lo reiteró personalmente al presidente Iván Duque, pero sin anunciar medidas que ayuden a ese propósito. Como lo advirtiera el propio funcionario, Colombia es un aliado clave y el más estratégico de la región. Nuestro país, en todo caso, debe tratar de evitar que Washington lo utilice como punta de lanza para tratar de tumbar a Nicolás Maduro. Este dictador es nuestro dolor de cabeza, pero no podemos olvidar que tenemos con él, una frontera de dos mil quinientos kilómetros.
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La semana que termina familiares y amigos de Enrique Gaviria Liévano, recordamos el primer aniversario de su fallecimiento. Gaviria Liévano fue en vida un erudito internacionalista que llegó a conocer como pocos los procesos que dieron vida y forma a nuestra democracia territorial.
En algún momento de nuestra amistad, fuimos compañeros de lucha en favor de los derechos e intereses de nuestra órbita ecuatorial geoestacionaria que hoy, gracias al abuso de las potencias espaciales está completamente saturada y, como parqueadero de satélites de comunicación alberga a más de trescientos de estos artefactos.
Hace más de treinta años, en las Naciones Unidas, tanto en Nueva York como en Ginebra, fuimos protagonistas de esa lucha reivindicatoria. Posteriormente el organismo implantó una arbitraria "planificación" regulatoria que oficializó esos usos y abusos.
Paz en la tumba del gran amigo.
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Hay una fauna verdaderamente silvestre que vive y pulula a la sombra de los acontecimientos internacionales. Un exponente de esa fauna es el señor José Miguel Vivanco, quien funge como "Director Ejecutivo para las Américas" de una organización semiclandestina que se auto denomina Human Rights Watch.
Bien, este señor se ha tomado el atrevimiento de enviarle una carta al secretario de Estado de Estados Unidos, en donde le impone la agenda que debe tratar con Duque: los derechos humanos en Colombia, la violencia contra los líderes sociales, la política de drogas, entre otros temas. Vivanco estima que el país "vive una situación crítica" y que Duque ha venido aplicando políticas mal concebidas y peor aplicadas, como complemento al proceso de paz. Duque le ha respondido que el secretario de Estado no acepta presiones de nadie.
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En nuestro devenir electoral nos hemos acostumbrado a ver cómo los partidos del llamado "establecimiento" padecen con frecuencia divisiones y confrontaciones y que la izquierda juega un rol de espectadora. Hoy las cosas parecen ser diferentes.
Esa izquierda que en los últimos tiempos parecería estar acompañando en bloque a Gustavo Petro, ahora con la intervención de Claudia López, se estaría dividiendo. Esto de no corregirse a tiempo podría erosionar las bases petristas. Una posibilidad que bien podrían aprovechar los amigos del gobierno para cuidar sus aspiraciones futuras.