MARÍA ANDREA NIETO ROMERO | El Nuevo Siglo
Domingo, 18 de Marzo de 2012

EXPERIENCIA IMPACTANTE

Bitácora de un viaje

ESTOY  en China. Ha sido una experiencia impactante, novedosa y sorprendente. No vine de paseo sino de negocios. Y tampoco a comprar. Vine a vender. Eso que para muchos empresarios colombianos puede resultar una locura, lo he estado haciendo en los últimos tres días. Claro que también he hecho turismo. Cómo no conocer la Ciudad Prohibida, el Palacio de Verano, el Templo del Cielo y el largo etcétera de maravillas que esta milenaria cultura ofrece. Desde estas tierras empezó en gran medida la historia de la humanidad. El hombre de Pekín, seguramente estuvo deambulando otrora por alguno de los anillos periféricos de la majestuosa Beijing.

Estoy vendiendo además ropa y nos ha ido bastante bien. Puede ser una gran locura, pero lo cierto es que a pesar de que en China se producen gran parte de los bienes que se consumen en el mundo, muy poco es lo que se queda aquí. De hecho hay que saber muy bien qué vender. No se puede llegar con cualquier cosa, pero sí hay que entender un poco la historia de esta gente y sus ambiciones. Los nuevos ricos, expresión que detesto por antipática pero que en este caso aplica, pululan por doquier. Creciendo al 9% anual desde hace una década ha permitido que muchos chinos hayan salido de la pobreza en la que estuvieron sumidos por tantos años o milenios si se quiere.

El chino ha sido gobernado en un sistema opresivo y déspota. A eso están acostumbrados sus genes. Primero las dinastías de los emperadores, luego el partido comunista. El chino simplemente acata las órdenes y las cumple, está en su historia, en el imaginario colectivo. Por eso al occidental le va tan bien en estas tierras. Y por eso un producto diferenciado, con alto valor agregado y una buena estrategia de marketing, tiene éxito, los conquista. Ese sector de nuevos ricos no quiere comprar baratijas en el Mercado de la Seda. Hace fila en las tiendas de Louis Vuitton, quieren diferenciarse, tener cosas que satisfagan su aspiración de ocupar y permanecer en los estratos altos de una sociedad que por muchos siglos no lo ha permitido. Por eso están dispuestos a comprar entre otras cosas ropa costosa, linda, de alta calidad y que los diferencie.

Esta columna la escribo pensando en tanta creatividad empresarial en Colombia. En invitar a derribar el miedo que produce lo desconocido y hasta incluso esa famosa “copia” voraz de los chinos. En China hay un mercado muy interesante, inmensamente grande y con mucho dinero.