MARÍA CLARA OSPINA | El Nuevo Siglo
Miércoles, 10 de Abril de 2013

¡No estamos inventando!

 

En el Salón de Inventos de Ginebra 2013, América Latina brilla por su ausencia. Representando 45 países unos 720 expositores exhiben sus inventos en esta importante feria donde se reúnen las más destacadas mentes creativas del planeta para  mostrar sus inventos a unos 60 mil visitantes.

La gran importancia de esta feria descansa en que el 40 por ciento de los asistentes, o sea cuatro de cada diez, son comerciantes e industriales en busca de nuevos productos para desarrollar y promocionar. Esta feria es una gran vitrina para las nuevas invenciones, pues quienes presentan aquí sus creaciones tienen una excelente posibilidad de que sean comercializadas.

Lamentablemente, nuestro continente está prácticamente ausente del evento. Este año solo se destaca de nuestra región un procedimiento novedoso para el tratamiento de aguas residuales de la minería y un seguro de simple manejo de puertas para discapacitados y niños, presentados ambos por Perú.

Esto muestra una grave ausencia de inventiva en la región, algo que nos pone en un lugar de desventaja ante los países que desarrollan nuevas técnicas y productos, como son los países orientales, Europa y, aun, los países árabes.

El destacado periodista Andrés Openhimmer ha escrito repetidamente sobre el riesgo que esto significa para la región. De continuar así nos convertiremos en parásitos de otros países que llevan la delantera en creatividad y patentes. Nuestro continente es uno de los que menos patentes obtienen anualmente en el mundo.

Los colombianos nos orgullecemos de tener una gran inventiva y de ser capaces de improvisar soluciones para suplementar la escasez de repuestos o productos, sin embargo, son pocos los que obtienen patentes y se comercializan en el mundo.

La causa de esta aparente escasez de inventos colombianos y latinoamericanos, no es la incapacidad de crear de nuestros pueblos, es el costo de hacerlo en nivel comercial. La investigación requerida para desarrollar cualquier nuevo invento y los prototipos de esos nuevos productos es costosa, más aún lo es la obtención de las patentes.

Faltan apoyos, incentivos  y financiación de entidades gubernamentales, industria privada, instituciones educativas, desde colegios hasta universidades, especialmente estas últimas.

Es indispensable el desarrollo de competencias a todo nivel, desde ferias estudiantiles en los primeros años de estudio, donde los niños se acostumbren a identificar pequeños problemas diarios y a investigar e  inventar soluciones para los mismos. Presentando sus propuestas o inventos en competencias intercolegiales. Esto creará en estos niños un importante deseo de inventar soluciones. Así sucede en los países más avanzados. Claro que para esto se requiere que haya apoyo económico para materiales e información.

 Para crear inventos e inventores hay que invertir, crear concursos y premios que estimulen a los jóvenes. Si las grandes industrias ofrecen premios a quienes  desarrollen nuevos productos que las beneficien a ellas y a la humanidad y si las universidades dedican mayor presupuesto a la investigación es un comienzo. Si no siempre seremos segundones en las nuevas fronteras de la ciencia y la creatividad.