MARTA LUCÍA RAMÍREZ | El Nuevo Siglo
Miércoles, 15 de Febrero de 2012

Qué tan sostenibles son buenas noticias

Habíamos mostrado en columnas anteriores cómo los indicadores internacionales del país en competitividad, innovación y desarrollo económico no pasan de la mediocridad y que si bien se deben reconocer los avances del presente Gobierno en el frente fiscal, ni las cifras de crecimiento son aún suficientes, ni mucho menos las condiciones macro garantizan que estemos totalmente blindados contra los efectos de la coyuntura recesiva de nuestros principales mercados.

Más allá de las buenas noticias del entorno macroeconómico favorable reforzado por el alza en los precios del petróleo y las materias primas, el aumento de la inversión extranjera directa y el mejor acceso a los créditos externos, hay otras variables fundamentales para asegurar un crecimiento sostenido con mejoras estructurales en el empleo y su calidad, la estructura productiva, la competitividad mundial y el bienestar de la población en el largo plazo.

En el Global Competitive Report 2010-2011 ocupamos el lugar 68 de 133 por debajo de Chile, Brasil, México, Uruguay, Puerto Rico, Panamá y Costa Rica, sobre todo en innovación tecnológica (puesto 61) y eficiencia (puesto 60), donde puntuamos por debajo de la media mundial.

Si bien registramos un crecimiento agregado de la industria cercano a 7%, debemos tener presente que se da a partir de la base negativa correspondiente a la recesión mundial del 2008. Más allá del consolidado, 42% de subsectores de la industria aún se encuentran produciendo menos de lo que producían en el 2008 y si se comparan con el 2007, el porcentaje pasa a 53%. En términos de formalización laboral, 66.7% de las ramas no están empleando ni siquiera el mismo número de personas que ocupaban en 2008 y a pesar del aumento en la generación de empleos de calidad, es un hecho que buena parte de la caída del índice de desocupados se ha absorbido en la informalidad.

Hemos insistido en que Colombia acompañe el debate promovido por el Gobierno de Brasil ante la Organización Mundial de Comercio (OMC) porque el impacto de las tasas de cambio en la competitividad internacional aconseja revisión de los instrumentos multilaterales para evitar perjuicios a industrias nacionales.

Mientras que el real brasileño, el peso mexicano y el peso colombiano se han revaluado 5.72%, 5.67% y 6.86%, respectivamente, el peso colombiano es la moneda más revaluada de los países emergentes, cuando el ingreso de capitales mantendrá su tendencia creciente a corto plazo y ello sumado a movimientos especulativos que afectan la tasa de cambio, se agravará con la decisión reciente del Banco de la República de elevar la tasa de interés, lo que atraerá más capitales externos.

La deficiencia de infraestructura vial y portuaria y los altos costos de los fletes, restan competitividad a la industria. Con Venezuela a pesar del acuerdo logrado, persisten grandes inconvenientes por el diferencial cambiario, de hasta 20%, que perjudica al acero y otros productos llevando, por ejemplo, al desmonte de la línea de Recocido en Continuo en algunas empresas nacionales, a las que resultará más económico importar el laminado en frío en lugar de producirlo.

En el sector químico con los decretos 2917 del 12 de agosto de 2011 y el Decreto 4927 del 26 de diciembre de 2011 se incrementó el arancel de algunas materias primas no producidas en el país que son indispensables en la cadena productiva, con lo cual se elevan los costos de fabricación. Son varios los sectores en los cuales la carencia de materias primas, (cueros y chatarra) amenazan el crecimiento sostenido de productos terminados.

El positivo viraje de Bancoldex como Banco de Desarrollo propuesto por la Coalición para la Promoción Industrial en octubre pasado, la creación de su Unidad de Desarrollo e Innovación así como la creación de la Dirección de Industria en Mincomex propiciada por el ministro Díaz-Granados, son buenas noticias en un momento en el que el desafío que resta es largo y complejo. Vamos por buen camino, pero hay que acelerar el paso para dar un verdadero parte de victoria sobre el fortalecimiento industrial estructural y más ambicioso del país. Aún resta mucho por hacer en el diálogo y acuerdos público-privados de cadenas que conlleven a nuestra reindustrialización, como acertadamente también solicitó el editorial de El Colombiano recientemente.