Mientras en Colombia no subamos y ampliemos el nivel educativo de nuestra base popular es un contrasentido tratar de bajar la edad para poder ingresar a los cuerpos colegiados. Lo vemos todos los días cuando presenciamos los debates, por ejemplo, de nuestra Cámara de Representantes. Da verdadera grima el bajo nivel intelectual de algunas intervenciones y la "facha" que exhiben no pocos de ellos. Es más que evidente que se ha perdido esa majestad de otros tiempos.

Ya la iniciativa, presentada por la U, está avanzando en la Cámara. Sus defensores alegan que este proyecto de acto legislativo -porque se trata de una reforma constitucional- obedece al principio de que todos somos iguales ante la ley. Otros, más pesimistas, opinan que los principales problemas de la juventud colombiana tienen que ver con el desempleo, la educación y la lucha contra la pobreza. Y llegar a más temprana edad en nada los soluciona. Afortunadamente se respetan las edades para llegar a la Presidencia. El aspirante debe contar con más de treinta años.

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Nuestro planeta tierra está "al rojo vivo". Todos los humanos estamos padeciendo un catastrófico aumento de 2,7 grados C, porque no hemos podido disminuir las emisiones de gas invernadero. Tenemos que bajarlas a la mitad de esa cifra o de lo contrario el mundo sufrirá graves alteraciones climáticas.  Un extenso informe de la ONU sobre el tema advierte que todos los esfuerzos nacionales han sido lamentablemente insuficientes.

El Informe es perentorio en advertir que se necesita, urgentemente, estabilizarlas por debajo de 1,5 grados para que desaparezca el peligro. También advierte la ONU que falta un fuerte liderazgo internacional para poder lograr la meta de cero emisiones.  El Secretario del organismo, Antonio Guterres, manifestó que "seguimos caminando hacia la catástrofe". Hace treinta años, cuando nosotros asistíamos a las sesiones del organismo en Nueva York, el tema estaba ya sobre la mesa.

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Pero siguen las malas noticias para América Latina. Esta vez por culpa del maldito coronavirus.  Los avances que la región había tenido durante la última década, especialmente con relación a la calidad de vida y el bienestar de sus habitantes, está en serio peligro por los embates de la pandemia. Un detallado informe de la OCDE titulado ¿Cómo va la vida en América Latina?  señala que esta pandemia golpea el crecimiento de los ingresos, la reducción de la pobreza, la disminución de las oportunidades, y la confianza en las instituciones nacionales.

Estas delicadas observaciones se producen en momentos en que, por ejemplo, nuestros países están haciendo grandes esfuerzos por combatir la deforestación y bajar los niveles de la llamada pobreza extrema. Todo parece indicar que el terremoto pandémico nos hizo retroceder muchos años en nuestros esfuerzos por lograr metas más ambiciosas.

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Grande ha sido el triunfo para la justicia colombiana que, luego de diez y siete años de riguroso examen de la Corte Penal Internacional, este organismo haya descartado abrir al país un caso formal por violación de los derechos humanos. Sobre todo, habiendo padecido la larga tragedia del conflicto armado.

Un documento firmado por el presidente Iván Duque y por el Fiscal de la Corte Penal Internacional (CPI), Karim Khan, protocolizó la salida de nuestro país de esa vergonzante lista de países que están bajo la lupa de la CPI.  Es de anotar que en la ONU los países izquierdistas manipulan a su antojo esas "listas negras" y Colombia siempre ha estado en su mira manipuladora.