ORLANDO CANO VALLEJO | El Nuevo Siglo
Martes, 28 de Febrero de 2012

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Llega  marzo, el tradicional mes de las asambleas de accionistas, donde los hombres de negocios muestran sus resultados, el crecimiento de utilidades, expansión comercial, ventas, facturación y reparto de dividendos.
Como a la economía le sigue yendo bien, la mayoría de empresas crecen según el estado de sus balances, qué bueno sería que los patronos inclinaran su balanza hacia la generación de nuevos puestos de trabajo, estables y bien pagos.
De la misma manera que el presidente Santos pidió descongelar la nómina oficial para contribuir con el empleo y seguir en la senda de una menor tasa de desocupación nacional, a los productores, accionistas, inversionistas, gerentes y dueños de compañías que andan bien, les vendría contratar nuevos operarios y profesionales.
Mientras en el Ejecutivo se puede concursar por mérito para aspirar a un cargo y se evitan al máximo las nóminas paralelas, innecesarias y costosas algunas, en el sector privado se debería ir en la misma dirección: aumentar las plantas de personal hasta donde el régimen laboral y los parafiscales lo permitan.
Si hace un par de años los empresarios decían que era necesario consolidar el crecimiento económico para empezar a crear empleos nuevos, pues la economía lleva dos años con buenos resultados, confianza inversionista y estabilidad en las reglas de juego.
Que es menester aguardar qué pasa con la crisis financiera global y en especial con los estragos en la Euro Zona, claro que sí. Es lo que vienen diciendo y haciendo las autoridades económicas y los empresarios. Ninguna economía es ajena a los coletazos de la turbulencia monetaria internacional, pero no significa dejar de hacer lo nuestro.
Si la inflación está controlada gracias al manejo virtuoso del Banco de la República que ha sido consecuente con su autonomía que no da para discusiones, sin que el consumo deje de ser atractivo en los hogares, hay campo para unos buenos empleos.
El régimen tributario y las garantías jurídicas han sido propicios en los últimos años para hacer nuevas inversiones. No se discute que los costos laborales pesan mucho en el balance de las empresas, pero también es cierto que las ganancias vienen siendo atractivas gracias al dinamismo de la economía y a que la gente pobre o rica sigue comprando lo nuestro.
A los desempleados hay que abrirles paso en las industrias, en los negocios y también en la agricultura. En el campo también hay que crear empleo en condiciones dignas.
Es tiempo de compartir con la Nación lo que ella nos ha dado, es hora de ser solidarios y acabar las excusas.