ORLANDO CANO VALLEJO | El Nuevo Siglo
Martes, 27 de Marzo de 2012

Buena cara

La  economía nacional muestra hoy dos facetas bien opuestas: está creciendo el consumo de los hogares, al tiempo que el Banco de la República, con el instrumento monetario de las tasas de interés, intenta que la demanda interna no comprometa la inflación.

La economía marcha muy bien, el clima de negocios luce despejado, hay confianza inversionista y siguen creciendo el consumo y el endeudamiento privado.

En general, la economía muestra hoy una buena cara. Las apuestas, incluso, van más allá del 5% de crecimiento del PIB para 2012. Hay empresarios, banqueros y comentaristas económicos optimistas de volver a rangos entre 6 y 7% anual.

Ni el incremento en las tasas de interés ni la información sobre el trámite de una nueva reforma tributaria que les subirá los impuestos a los ricos, han frenado el consumo y el crédito.

La razón: si la economía crece y el Gobierno socializa el tema, los hogares se animan a comprar, a buscar financiación y a invertir, sin importarles mucho el costo del dinero.

Lo importante para la gente es conseguir plata, el tema de las tasas de interés no es lo que más preocupa. Lo que importa es acceder al crédito bancario.

Significa entonces que el reajuste de las tasas de intervención por parte de la Junta del Banco de la República, que busca prevenir excesos en el consumo y un eventual recalentamiento de la economía que ponga en riesgo la inflación, no está frenando la demanda de crédito comercial ni de consumo.

Es posible que este año se dé un menor ritmo de crecimiento en la cartera de crédito, pero no parece probable que la demanda pierda el impulso que trae hasta ahora.

Una razón que explica lo anterior tiene que ver con que en Colombia el costo del dinero sigue siendo relativamente barato. O al menos, las tasas no se han trepado a los niveles de años anteriores cuando incluso hubo necesidad de nocivas intervenciones administrativas o por decreto para bajar a la fuerza los intereses.

Por eso, más que pensar si las tasas de interés encarecen el crédito o si el consumo se va a moderar, es urgente atender dos prioridades: generar puestos de trabajo dignos, estables y bien pagos, e invertir en infraestructura.

Si la economía anda bien, no hay que dar más tregua a la creación de empleos. Si los negocios prosperan, es preciso que los empresarios se animen a invertir. La infraestructura está en la mira.

El banquero Luis Carlos Sarmiento apoyó con sus recursos la vivienda de interés social para los más pobres. Es hora de seguir su ejemplo. No es regalar ni subsidiar. Es invertir en nuestra precaria infraestructura, cuyo principal valor agregado es la mano de obra. La necesitamos.