Venezuela, colonia cubana
Cuba es una monarquía absoluta de los hermanos Castro, montada sobre la opresión a los derechos humanos, donde la policía persigue a quien manifieste una pizca de crítica al régimen, donde solamente hay un periódico oficial, donde los agentes de seguridad violan los correos y las comunicaciones privados y donde tratar de entrar a la Internet o sintonizar una radio o una estación de televisión extranjera está castigado con cárcel, hoy llenas de presos políticos. Hablar de democracia en Cuba es un chiste. Hay unas elecciones de partido único, como en las más duras épocas de la era estalinista.
Venezuela le regala 100.000 barriles diarios de petróleo, sin los cuales Cuba no podría sobrevivir. Si Chávez muere, ¡guau!, todo se va a pique. Por eso los Castro miran con horror los exámenes médicos del teniente coronel Chávez.
Esa es la Cuba que los miembros de la ALBA añoraban tener en la Cumbre de las Américas próxima a celebrarse en Cartagena. Claro, esos Estados van por el mismo camino, algunos más adelantados que otros, Venezuela la primera. Chávez es, sin duda, el mejor alumno y servidor de los Castro. No quiero imaginarme el endurecimiento del chavismo bajo la dirección de Fidel, ahora que las encuestas muestran un empate técnico de Chávez con Capriles, el líder opositor.
Se podría decir, entonces, que, dado que los cubanos sobreviven gracias a Chávez, Cuba es una colonia venezolana, como lo fue de la URSS en los años 70 y 80. Pero como Cuba retribuye de alguna manera con la presencia de militares en la guardia pretoriana de Chávez y unos médicos que atienden centros en Venezuela, y con la influencia política de Fidel y la bandera cubana ondeando en Miraflores, ya no se sabe quien domina a quien.
O sí se sabe, pero por otras razones: nuestro nuevo mejor amigo designó recientemente al general Rangel Silva como ministro de Defensa. Este General es bien conocido de autos: ha sido amigo de las Farc, a las que les ha dado refugio y armas; participó con Chávez en el golpe de Estado en 1992 y aparece en las listas del Departamento de Estado como narcotraficante. Rangel dijo hace unos días lo siguiente: “Los militares venezolanos nos sentimos honrados al tener como maestro a nuestro comandante Fidel Castro. Es un honor para uno como militar venezolano, porque es un hombre de verdad, un guerrillero del tiempo que nos ha dejado un obra de enseñanza y sobre todo una enseñanza (sic) que va a trascender en el tiempo”. Si, según el ministro de Defensa venezolano, Fidel es “nuestro” comandante, ya sabemos que Venezuela es colonia castrista y no a la inversa. ¿Qué honor o qué horror?
Coda. El informe de Gossaín sobre la salud en Colombia es aterrador, como lo es la noticia de que los Nule se irán con tres años de cárcel y sin devolver un peso. Con esas denuncias ¿pasará en la Fiscalía lo que ha pasado con la de Mapiripán? ¿Nada?