En el barrio San Felipe, en Bogotá, están pasando cosas; y son buenas. Desde hace una década un grupo de artistas y empresarios se ha empeñado en hacer de éste un espacio para crear y, de paso, para creer. Está ubicado en la localidad de Barrios Unidos, entre las carreras 20 y 30, y las calles 68 y 80. Alrededor del parque La Araña, y en varias cuadras a la redonda, se han concentrado restaurantes, gastrobares, cervecerías artesanales, cafés literarios, galerías y centros culturales que están gestando un cambio increíble.
Lo que allí ocurre es la constatación de que otra ciudad, más amable y más humana, es posible. Vecinos, artistas y empresarios, lograron que la Alcaldía de Bogotá reconociera a San Felipe como Distrito Creativo; y, entonces, a su empeño se sumó el de las entidades distritales. No ha sido nada fácil para nadie. El barrio queda en un lugar por donde pasa mucha gente, pues algunas de sus calles son utilizadas como atajo alterno a la Av. Caracas, pero la mayoría sigue de largo en el carro, sin alcanzar siquiera a imaginar el tesoro que esconden sus calles.
La tarea ha sido transformar el espacio para que la gente quiera quedarse; y está ocurriendo. A punta de pintura, diseño, música, libros, danza, teatro y una oferta gastronómica maravillosa, entre todos han convertido al barrio San Felipe en un punto de referencia para la cultura y en un polo de desarrollo económico para Bogotá. En el fondo, de lo que se trata todo esto es de recuperar los espacios para estar juntos, para anudar lazos, para convertir los sueños en proyectos y para imaginar otros modos de habitar la ciudad. No estamos condenados a la soledad, podemos vivir de otras maneras.
Caminar por la calle, pasar la tarde en el parque, volver a hablar con los vecinos y ocupar de nuevo los espacios que nos han ido quitando los carros, el afán y el miedo es lo que propone este movimiento en San Felipe; también, es la apuesta de los otros 14 Distritos Creativos que existen en Bogotá. Va mucho más allá de consolidar áreas comerciales y de entretenimiento, tiene que ver con inventar otra ciudad.
Tiene que ver con aprovechar mejor el inmenso poder transformador de hacer las cosas juntos, y con la responsabilidad que nos asiste a todos de construir comunidad. Tiene que ver con reparar los hilos rotos para que el tejido social sea red de apoyo y malla de salvamento; con recoger las basuras, pintar las fachadas, arreglar los jardines, abrir las puertas de los locales, sacar las sillas y las mesas, iluminar las calles y llenarlas de música y de músicos, de flores, de risas, y de gente que cree y que confía en la otra gente. De eso se trata todo esto, de un mejor lugar para vivir y para estar con los demás. Vayan al Distrito Creativo de San Felipe y constaten ustedes que Bogotá, con todos sus defectos y dificultades, es increíble.
@tatianaduplat