Víctor G. Ricardo | El Nuevo Siglo
Miércoles, 3 de Febrero de 2016

RADIOGRAFÍA NACIONAL

¡¡¡Descuadernados!!! 

“Colombia necesita derrotar la corrupción”

 

La mayor crisis que estamos viviendo en Colombia se llama “corrupción”.  La corrupción ha venido permeando, desafortunadamente desde hace tiempo, los valores socio culturales y morales en nuestro país. Los escándalos que se destapan casi a diario hacen que pasemos del estupor y la indignación a un estado de indiferencia: nos volvemos inermes ante tantas ollas podridas que parecen no tener fin. Esta situación me hace recordar la famosa frase del ex presidente Carlos Lleras Restrepo cuando decía que el país se estaba descuadernando.

 

“Colombia esta descuadernada”. Una frase  más que apropiada para estos momentos en que la corrupción se ha vuelto el tema del día y no solo en lo público sino que también se extiende al campo de la actividad privada. Tan preocupante situación amerita un trabajo de educación para concientizarnos de que es tan corrupto el funcionario que exige tajada como quien la paga o la ofrece para obtener beneficio propio o trato de favor y esto mismo se aplica a la actividad privada.

 

Corrupción, en su definición más amplia, se entiende como el acto y efecto de corromper, de echar a perder algo. De tal forma que habrá corrupción cuando se roba, cuando se abusa de los bienes públicos, del cargo, de la posición y en definitiva cuando se deja de lado el bienestar público por el beneficio personal. Colombia necesita seguir creciendo, atrayendo inversión, trabajando infraestructura, impulsando desarrollo social, justicia e igualdad. Sin embargo, la corrupción latente en nuestra sociedad no solo merma los pronósticos de desarrollo, sino que hace imposible que el país de imagen de seriedad y seguridad.

 

Mencionemos solamente el reciente escándalo de la nueva refinería en Cartagena, de Ecopetrol, Reficar. Al parecer en esta obra hay sobrecostos por  US$4.023 millones. En pesos es una cifra casi impronunciable. Colombia no se puede permitir estas fallas, menos aún en medio de un proceso de paz en el que se trabajan en la agenda temas de reinserción, de inversión social. Calculemos cuantas viviendas y escuelas se podrían construir, que tan útil hubiese sido que algo semejante se invierta en reducir el abismo entre el campo y la ciudad, punto este fundamental de nuestro conflicto armado que, como bien sabemos,  lleva más de cincuenta años.

 

Me pregunto si no es urgente, teniendo en cuenta que se nos anuncia el tan anhelado fin del conflicto, buscar un mecanismo, una alianza de todos los partidos y dirigentes del país  que acabe y castigue tan malas prácticas, que rescate los valores éticos y morales en todas las actividades de la vida nacional y que la plata que se va en corrupción se destine a la construcción de la Colombia del mañana. Colombia necesita derrotar la corrupción y garantizar el ejercicio de la justicia sin impunidad.