LA PRIMERA infancia es uno de los periodos más importantes en el desarrollo de los niños y niñas que transcurre entre los 0 y los 6 años, y es clave porque durante esa etapa se desarrolla el 85% del cerebro. Con el objetivo de maximizar ese proceso, los expertos recomiendan una alimentación balanceada y rica en proteínas, ambientes seguros que proveen afecto, seguridad emocional y una educación relevante para el neurodesarrollo.
“En la primera infancia lo más importante es que la educación inicial priorice la formación de las bases cognitivas, emocionales y sociales. Autorregulación, autoestima y autonomía son tres habilidades que trascienden para la vida y que deben estar fortalecidas antes de iniciar la educación formal que está más ligada con la enseñanza de las letras, números, colores y formas geométricas”, explica Juliana Triana López, Psicóloga de la Universidad de los Andes, Magíster en Neuropsicología, directora del Jardín Infantil Eureka y experta en crianza.
Ventajas
De acuerdo con lo anterior, es clave que la inversión en la primera infancia se considere estratégica para la construcción de una sociedad más equitativa y sostenible dado que la evidencia en países como Finlandia, considerado líder en educación, muestra que puede repercutir en mejores oportunidades laborales, aumentos en la productividad laboral, en los ingresos y hasta reducciones en el pago de impuestos.
De acuerdo con la visión social y de largo plazo del Consejo Científico Nacional del Desarrollo Infantil de los Estados Unidos, “un dólar invertido en programas de alta calidad para la primera infancia para niños de bajos ingresos generará hasta US $ 7,30 en beneficios, incluidos aumentos salariales, mejor salud y reducción de la delincuencia”. “Al final la educación inicial es un factor protector desde cualquier punto de vista”, afirma Juliana Triana quien agrega que la primera infancia puede influir de forma determinante en el desarrollo de cualquier individuo.
Por ello, y como una herramienta para la crianza, se hace necesario que la gente, en especial los padres, puedan identificar los mejores centros educativos de primera infancia que existen en Colombia. A continuación, presentamos las pautas a tener en cuenta para elegir el jardín infantil ideal para sus hijos:
Buscar instituciones cuyos directores tengan formación académica y experiencia en educación inicial, que estén 100% presentes y cuenten con equipos licenciados en educación preescolar.
Idealmente las instalaciones deben ser acogedoras y atractivas a nivel visual, aunque lo primordial es la seguridad física y emocional. Por eso, es fundamental que los padres presten atención a la gestión de riesgos, el aseo, orden, limpieza y el trato que reciben los niños.
Preguntar por estrategias puntuales para la gestión de los conflictos entre los niños y con otros padres de familia. Es decir, es importante saber y entender qué mecanismos de corrección utilizan estas instituciones cuando un niño ejecuta una conducta no deseada.
Indagar sobre si el jardín infantil es respetuoso con los procesos de desarrollo de cada niño. Por ejemplo, si exigen que los niños ingresen sin pañal o si la institución considera que hay edades determinadas para alcanzar este hito en el desarrollo.
¿Cuál es el enfoque pedagógico del jardín? Es decir, entender si es un enfoque de educación tradicional donde los niños aprenden a través de la experiencia sensorial y del juego, o en donde el niño está en el centro del proceso de aprender por encima del logro académico.
Es ideal encontrar un espacio que esté preparado para apoyar las posibles barreras en el desarrollo, guiado por especialistas en neuropsicología, fonoaudiología y terapia ocupacional.
Finalmente, tenga presente que ir al jardín infantil es una experiencia que le permite a los niños aprender a resolver los problemas de iniciar una vida en comunidad y que es más que un centro de cuidado o de aprendizaje de conceptos formales. En el jardín infantil los niños aprenden a autorregularse, seguir instrucciones, escuchar a los adultos y compañeros, a vivir fuera de casa bajo unos hábitos y unas rutinas de un colectivo, formando así niños resilientes capaces de iniciar su escolaridad formal de manera fluida a los seis años.
Por ello, y como una herramienta para la crianza, se hace necesario que la gente, en especial los padres, puedan identificar los mejores centros educativos de primera infancia que existen en Colombia. A continuación, presentamos las pautas a tener en cuenta para elegir el jardín infantil ideal para sus hijos:
Buscar instituciones cuyos directores tengan formación académica y experiencia en educación inicial, que estén 100% presentes y cuenten con equipos licenciados en educación preescolar.
Idealmente las instalaciones deben ser acogedoras y atractivas a nivel visual, aunque lo primordial es la seguridad física y emocional. Por eso, es fundamental que los padres presten atención a la gestión de riesgos, el aseo, orden, limpieza y el trato que reciben los niños.
Preguntar por estrategias puntuales para la gestión de los conflictos entre los niños y con otros padres de familia. Es decir, es importante saber y entender qué mecanismos de corrección utilizan estas instituciones cuando un niño ejecuta una conducta no deseada.
Indagar sobre si el jardín infantil es respetuoso con los procesos de desarrollo de cada niño. Por ejemplo, si exigen que los niños ingresen sin pañal o si la institución considera que hay edades determinadas para alcanzar este hito en el desarrollo.
¿Cuál es el enfoque pedagógico del jardín? Es decir, entender si es un enfoque de educación tradicional donde los niños aprenden a través de la experiencia sensorial y del juego, o en donde el niño está en el centro del proceso de aprender por encima del logro académico.
Es ideal encontrar un espacio que esté preparado para apoyar las posibles barreras en el desarrollo, guiado por especialistas en neuropsicología, fonoaudiología y terapia ocupacional.
Finalmente, tenga presente que ir al jardín infantil es una experiencia que le permite a los niños aprender a resolver los problemas de iniciar una vida en comunidad y que es más que un centro de cuidado o de aprendizaje de conceptos formales. En el jardín infantil los niños aprenden a autorregularse, seguir instrucciones, escuchar a los adultos y compañeros, a vivir fuera de casa bajo unos hábitos y unas rutinas de un colectivo, formando así niños resilientes capaces de iniciar su escolaridad formal de manera fluida a los seis años.