El ocaso de la ‘Generación E’ | El Nuevo Siglo
Foto archivo El Nuevo Siglo
Domingo, 3 de Febrero de 2019
Mario F. Hurtado
De 10.000 beneficiarios anuales en ‘Ser Pilo Paga’ se pasó a 2.500 en el programa que los reemplazó. La situación evidencia que se perdió una oportunidad de progreso para miles de jóvenes en el país

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LA SEMANA pasada una polémica con la Universidad de los Andes evidenció la crisis con la que nace el programa ‘Generación E’. 63 estudiantes que según El Tiempo, no pudieron iniciar clases en la universidad porque el Icetex no realizó el procedimiento en el lapso establecido, ni apartó la matrícula. Algo que se hacía de forma organizada con los beneficiarios de ‘Ser Pilo Paga’ (SPP), el programa que fue reemplazado por ‘Generación E’.

En un principio, como suele pasar con las noticias falsas, se responsabilizó a la Universidad, pero lo cierto es que todo es responsabilidad de varios, del Ministerio de Educación y sus entidades adscritas, de los detractores al SPP y de un sector que deja pasar las oportunidades de cambio y renovación. Porque las universidades tienen calendarios fijos, cuando a finales de diciembre muchos jóvenes aspirantes no sabían si serían beneficiarios o no, se evidenciaba que los tiempos estaban atrasados en el proceso.

‘Generación E’ no es solo el componente de “pilos”, también tiene otros dos que se llaman equidad, que buscar desarrollar proyectos conjuntos con las universidades públicas y equidad, que dará subsidios a los más pobres que ingresen a las universidades públicas. El componente de Pilos, llamado de Excelencia en ‘Generación E’ era el más sencillo de cumplir, pues era mantener la lógica de ‘Ser Pilo Paga’. De los otros dos componentes: Equipo y Equidad, poco o nada se sabe. Hasta la fecha no hay luces de las obras que realizarán en conjunto entre gobierno y universidades, y menos de los subsidios a que tendrán acceso los más pobres que ingresaron a las universidades públicas.

La noticia de los Andes también evidenció el rápido ocaso de ‘Generación E’, programa que nace producto de las noticias falsas y los mitos que se construyeron en contra de SPP, al que se responsabilizó de la desfinanciación de las universidades públicas y de la crisis del sector. Así, se le declaró la guerra a SPP que daba acceso de educación de alta calidad a 10 mil jóvenes de escasos recursos al año, por medio de un crédito condonable. De eso se pasó a una propuesta compleja pensada solo para 4.000 estudiantes, con unos requisitos muy elevados donde el beneficiario además de ser muy pobre, debe obtener un puntaje en las pruebas Saber igual o superior a 359 puntos, una cifra muy escasa en los colegios públicos. Y aparte de eso, tener recursos para financiar el 25% de su carrera.

El resultado, un fracaso esperado, según cifras oficiales solo 2.507 salieron favorecidos, es decir de ayudar a 10.000 jóvenes se pasó a 2.500 y eso tampoco resolvió los problemas de financiación de las universidades públicas. Muchas siguen en paro y se siente dentro de ellas un inconformismo y una frágil estabilidad que hace pensar que se avecinan nuevas confrontaciones.

Hay que preguntarse, ¿dónde están las personas que afirmaban que acabando ‘Ser Pilo Paga’ se resolvía la crisis de la educación pública? ¿Dónde están las voces de quienes afirmaban que era un programa mal diseñado y lo reemplazan por uno que tiene problemas tan evidentes desde la primera corte? Y queda una reflexión, cómo le responderá este gobierno a las familias que soñaban con esta oportunidad y a los jóvenes que se esforzaron para recibir la educación de calidad y que hoy están en Bogotá sin recursos, sin universidad y con un alto riesgo para la deserción. Algo que podría haberse prevenido si la normativa del Icetex permitiera financiar a estudiantes aceptados en un programa con código SNIES conducente a un título profesional.

En Colombia varias apuestas por mejorar la educación se han eliminado por la envidia, por la actitud de arrasar con la buena gestión de una administración anterior, por querer cambiarlo todo cada cuatro años. Así no se puede seguir. El país tiene un reto en la formación de una sociedad mejor educada, para ello se necesitan sinergias, apoyarse de las experiencias exitosas, fortalecer lo bueno. Se afirmó muchas veces entre los defensores, que SPP no tenía que ver con la desfinanciación de la educación pública y respondía a mejorar la calidad y cerrar las brechas sociales. Hoy las voces de los que piden un “apartheid” en la educación superior han ganado, ricos a las privadas, pobres a las públicas, sin pensar en la calidad, la inclusión y el progreso.

* La opinión del autor no refleja necesariamente la posición del medio y es responsabilidad exclusiva suya. Especialista en Educación @hurtadobeltran