La etapa final de su preparación en Madrid para llevarse el domingo la Copa Libertadores en una final “medio rara” y bajo fuerte vigilancia policial tras los incidentes acontecidos en Buenos Aires que provocaron su reubicación, iniciaron ayer River Plate y Boca Juniors.
Tras dos semanas de controversia e incertidumbre sobre cómo y dónde se disputaría el desenlace de la superfinal entre los dos archirrivales porteños, Boca y River ya cumplieron con los entrenamientos programados.
E incluso a miles de kilómetros de Buenos Aires, la seguridad del encuentro sigue siendo una cuestión central como muestra la deportación a Argentina ayer de un líder radical de Boca Juniors aterrizado en Madrid.
Se trata de “uno de los Barras Bravas más significativos y peligrosos, con numerosos antecedentes” penales, explicó un portavoz de la policía española, que desplegó un amplio dispositivo para mantener la calma durante el partido y los días previos.
Maxi Mazzaro, fue detectado y devuelto a su país en el marco del gran dispositivo desplegado por la policía española.
La devolución de Mazzaro llega después de que también se haya conocido que la justicia argentina autorizó el miércoles al líder de la barrabrava de Boca Juniors Rafael Di Zeo viajar a la capital española, pese a tener prohibida la entrada a los campos en Argentina.
Los últimos ajustes en el dispositivo de seguridad para el partido se darán a conocer hoy, pero se prevé la presencia de miles de policías y las dos hinchadas estarán separadas en el estadio por una zona vacía.
Además, los aficionados de ambos clubes se repartirán en dos Fan Zones separadas en las cercanías del estadio Santiago Bernabéu.
Trabajos
Tanto Boca Juniors como River Plate se encuentran ya en la capital española, donde ambos empezaron a preparar ya el partido.
Boca, que llegó en la tarde del miércoles, se ejercitó ayer en la mañana en la Ciudad del Fútbol de Las Rozas, al noroeste de Madrid, donde suele entrenar la selección española.
River, por su parte, recién llegado en la mañana de ayer, se entrenó por la tarde en las instalaciones del Real Madrid en Valdebebas.
Los jugadores volvieron a llamar a la calma: “La gente es inteligente, sabe que aquí mucho no se puede joder (...) Que vaya todo en paz, como tiene que ser”, dijo el experimentado delantero de Boca Juniors, Carlos Tévez.
En vistas al decisivo encuentro del domingo (2:30 p.m. hora colombiana) en el estadio Santiago Bernabéu, con 81.000 asientos muchos de ellos reservados para la abundante comunidad argentina residente en España, los hombres de Guillermo Barros hicieron trabajos diferenciados.
En un ambiente distendido bajo un tenue sol invernal, los ‘xeneizes’ realizaron trabajo táctico en media cancha y después continuaron con unos ejercicios de disparos.
Una treintena de seguidores los arroparon desde las verjas que rodean el recinto deportivo de la RFEF. También había más de 40 cámaras de televisión en un despliegue mediático propio del clásico español Barcelona-Real Madrid.
“Una final medio rara”
Lejos parecen quedar los incidentes vividos en el Monumental el 24 de noviembre, cuando el autobús de Boca fue atacado por hinchas radicales de River con piedras y gases lacrimógenos que lesionaron a algunos de sus jugadores.
El partido fue aplazado al día siguiente y después indefinidamente, abriendo un período de controversia e incertidumbre en el que Boca trató de ganar la final en los despachos y River mantener la vuelta en su estadio.
La Conmebol optó finalmente por jugar en Madrid. Si bien ambos clubes lo rechazaron de inicio, finalmente se desplazaron a la capital española para decidir la final tras el empate 2-2 del 11 de noviembre en la Bombonera.
“Es una final medio rara. Como jugador creo que es importante no perder el foco porque es una final de Libertadores. Pero jugar en Madrid un River-Boca... es raro”, reconoció Carlos Tévez.
“Es importante poner el foco en lo que va a pasar en el partido”, insistió ‘El Apache’, sabedor que, más allá de las polémicas, el domingo hay mucho en juego en un estadio emblemático que ha acogido finales de Mundial, de Eurocopa y de Liga de Campeones.
“Las sensaciones son buenas y estamos contentos de estar aquí. Hay que agradecerle al pueblo español por recibirnos”, añadió el delantero de 34 años, con una exitosa trayectoria en Europa.
“No era lo que estamos acostumbrados y lo que nadie quería. Por el bien del fútbol suramericano creo que no es bueno pero tocó lo que tocó”, dijo por su parte el centrocampista Fernando Gago.
En su caso, sin embargo, también será un reencuentro con la que fue su casa durante sus cinco temporadas en el Real Madrid.
“Siempre es lindo volver a donde viví y reencontrarme, hablar, me ha hecho muy bien”, afirmó.
Con Boca trabajan los colombianos Wilmar Barrios, quien será titular fijo; Sebastián Villa, con una alta probabilidad de salir desde el pitazo inicial y Edwin Cardona, quien fue incluido en la nómina pero no ha sido empleado en los juegos de Copa.
El domingo acogerá la primera Libertadores que se decide fuera de su continente en un duelo entre los dos grandes rivales del fútbol argentino dispuestos a llevarse el cetro sudamericano, el séptimo para Boca y el cuarto para River.