EL 2023 se recordará como uno de los años más retadores para la banca colombiana, con pérdidas netas en ocho entidades bancarias. Si a estas se suman los demás establecimientos de crédito (compañías de financiamiento, corporaciones financieras y cooperativas financieras) con más de tres años de operaciones, el número de entidades con pérdidas al cierre de 2023 aumenta a 18.
De acuerdo a un análisis de BRC Ratings - S&P Global, la pregunta debería ser si el 2024 será un mejor año para los establecimientos de crédito colombianos, si podrán recuperar su rentabilidad en medio de un entorno que se caracteriza por un costo de crédito que parece no haber llegado aún a su máximo, un costo de financiamiento que empieza a ceder, pero con un mercado de capitales que continúa siendo restrictivo, y una demanda interna ralentizada.
Por otro lado, según la calificadora, las tasas de interés e inflación permanecen en niveles históricamente altos, a pesar de sus recientes disminuciones, lo que continúa presionando la capacidad de pago de los hogares; también se mantiene la incertidumbre sobre el impacto del Fenómeno de El Niño sobre los precios de los alimentos y la energía, y la evolución del desempleo en medio de un crecimiento económico modesto y aún lejano del potencial para Colombia.
Bajas de calificación en escala nacional
El perfil crediticio de los establecimientos se ha deteriorado en los últimos dos años. Si bien entre 2022 y marzo de 2024 mantuvimos un porcentaje superior al 97 % de nuestras calificaciones en escala nacional otorgadas a estas entidades, bajamos el 3 % de calificaciones y mantenemos vigilancias (revisión especial en desarrollo y perspectiva negativa) sobre el 6 % del total. Esto último indica que la probabilidad de bajar nuestras calificaciones de los establecimientos de crédito es más alta que de subirlas.
Cabe mencionar que las calificaciones en escala nacional que otorga BRC Ratings - S&P Global a los establecimientos de crédito (bancos, compañías de financiamiento, corporaciones financieras y cooperativas financieras) se habían mantenido mayoritariamente estables entre 2019 y 2021 e incluso algunas de ellas habían logrado alzas por la resiliencia durante la pandemia.
Para los siguientes 12 meses esperamos una mayor divergencia en el perfil crediticio de los establecimientos de crédito. La probabilidad de bajas de calificación será más pronunciada en las instituciones financieras no bancarias, y en las entidades focalizadas en productos de consumo de mayor riesgo (tarjetas de crédito y libre inversión) y con perfiles de financiamiento débiles. Por otro lado, la perspectiva estable en las calificaciones corresponde a entidades con una sólida capitalización, mayor rentabilidad y calidad de activos aún fuerte.
Los riesgos persisten
Las débiles perspectivas económicas presentan obstáculos para el crecimiento de la cartera, la calidad de los activos y la rentabilidad de los bancos. Si bien la baja en el costo de financiamiento comienza a amortiguar el mayor costo de crédito, este último aún no alcanza su máximo. La situación de la banca colombiana es similar a la proyectada por S&P Global Ratings para la región, con los mayores retos en términos de calidad de la cartera y rentabilidad, particularmente para países como Chile y Brasil.
De lo anterior, nuestra perspectiva para la banca colombiana considera los siguientes factores: persistencia en el deterioro de la calidad de la cartera, aunque mejorará; divergencia en la rentabilidad de los establecimientos de crédito; sólida capitalización e interés de mantener niveles holgados de solvencia y, liquidez holgada, aunque notamos fuentes de fondeo menos diversificadas e incertidumbre sobre el futuro del mercado de capitales.
Otros riesgos, no menos importantes son la ciberseguridad y del cambio climático, los cuales retan el modelo de negocio de los bancos.