El argumento de flexibilización en las metas de déficit fiscal, con el motivo de los gastos en la atención de la inmigración venezolana, parece que no convence a las calificadoras de deuda soberana del país. Los analistas temen que este hecho aumente la posibilidad de recortes en la calificación, ya que incluso las nuevas metas parecen representar un desafío.
Los analistas del Banco Itaú, consideran que la novedad es que esta disminución en el frente fiscal se extiende a lo largo de varios años. En relación con las metas presentadas en el marco fiscal de mediano plazo del año pasado (MFMP), el comité otorgó al Gobierno un déficit mayor de 0,4 puntos porcentuales (0,3 puntos porcentuales en 2019 y 0,1 puntos porcentuales en 2020). Sin embargo, si las metas fuesen reestimadas para tener en cuenta la mejora en factores cíclicos (precios más altos del petróleo y una brecha del producto más estrecha) desde el MFMP de 2018, la consolidación fiscal esperada tendría que ser incluso más rápida que las cifras oficiales. Por lo tanto, la desviación real permitida por el comité es mucho mayor (alrededor de 1,5 puntos porcentuales durante cinco años).
Antes de este anuncio, el plan fiscal requería una reducción de 0,7 puntos porcentuales en el déficit fiscal este año para alcanzar la meta oficial de 2,4% del PIB en 2019, lo que habría significado el mayor ajuste requerido por la regla fiscal desde su implementación en 2012. Recientemente fue aprobada una versión diluida de la reforma fiscal (se espera que genere la mitad del ahorro de la propuesta original en 1,4% del PIB), por lo que alcanzar la meta de 2,4% del PIB hubiera sido un gran desafío.
Presiones
La decisión del Comité Consultivo de la Regla Fiscal alivia algunas presiones fiscales a corto plazo, pero persisten los desafíos a mediano plazo. La actualización del comité señala que ahora se requiere una menor reducción del déficit, de 0,4 puntos porcentuales, a 2,7% del PIB, para este año (en comparación con una corrección de 0,7 puntos porcentuales, a 2,4% anteriormente; 2,2% según la actualización cíclica). La meta de déficit de 2020 se suavizó a 2,3% del PIB (desde 2,2%), mientras que la meta de 2021 permanece en 1,8%.
En general, los ajustes no disminuyen los desafíos a enfrentar en 2020 y en años siguientes ya que la reducción del impuesto a las empresas se vuelve efectiva (como resultado de una reforma tributaria anterior), lo que significa que es probable que haya más aumentos de impuestos o amplios recortes de gastos para evitar un recorte por parte de las agencias de calificación.
La renuencia del sistema político a aprobar reformas de ajuste fiscal también contribuye negativamente a la perspectiva fiscal. Las agencias de calificación han tenido una visión ambigua de los acontecimientos recientes.
Las agencias
La agencia S&P ("BBB-", perspectiva estable, un escalón por debajo de otras agencias) indicó que la tendencia decreciente era más importante que la magnitud del déficit. Fitch expresó una mayor preocupación con los cambios. La agencia señaló que la modificación de las metas fiscales daña la credibilidad de Colombia y declaró que la flexibilización a lo largo de varios años les sorprendió. Fitch fue más allá al indicar que el resultado (mayores déficits) es lo que importa para la sostenibilidad fiscal independientemente de las justificaciones empleadas.
“En nuestra opinión, la posibilidad de una rebaja en la calificación por parte de Moody's o Fitch (cuya calificación para Colombia se encuentra dos niveles por sobre el grado de inversión) está aumentando, y el siguiente paso más probable es la reducción de la perspectiva a negativa en la calificación "BBB" de Fitch (actualmente estable)”, sostienen los expertos de la entidad bancaria.
Otra fuente de preocupación para los economistas es que el déficit comercial se amplió aún más en enero. El déficit comercial acumulado en 12 meses alcanzó US$7,8 mil millones en enero, desde US$7,1 mil millones en 2018. En el margen, el déficit comercial anualizado es aún más amplio y aumentó con respecto al 4T18 ya que las exportaciones de energía se desaceleraron acentuadamente. En el trimestre finalizado en enero, las exportaciones se contrajeron por primera vez desde el tercer trimestre de 2016.
Más déficit
Sostienen los expertos que “esperamos el déficit de cuenta corriente de 2019 en el 4% del PIB, desde el 3,8% registrado el año pasado. Dada la mejora de la demanda interna y un tipo de cambio real estable, es poco probable una corrección significativa del déficit (considerando también nuestras proyecciones para los precios del petróleo). En este contexto de amplios déficits gemelos, el peso colombiano no logró beneficiarse de la reciente recuperación del precio del petróleo. Además, el programa de acumulación de reservas del banco central está conteniendo la apreciación cambiaria”.
Frente al rumbo de la economía este año, los analistas financieros señalaron que “esperamos un crecimiento de 3,3% este año (2,7% el año pasado) y 3,6% en 2020, pero los indicadores de alta frecuencia revelan riesgos de una recuperación más lenta de lo que esperamos actualmente. El débil crecimiento económico mundial representa un riesgo clave. Sin embargo, el repunte todavía se vería favorecido por una menor inflación (que favorece a los salarios reales) y una política monetaria levemente expansiva”.
Sostienen que “la inflación de marzo aumentó temporalmente debido a una protesta que afectó los precios de los alimentos. Seguimos esperando que la inflación se sitúe en la meta de 3,0% a fines de año. Con un crecimiento débil, baja inflación y una postura más acomodaticia de los bancos centrales globales, creemos ahora que el Banco de la República de Colombia se mantendrá a la espera durante el resto del año, dejando la tasa de referencia en 4,25% (4,5% anteriormente)”.