A pesar de la corrección fiscal del último mes, el Gobierno deberá seguir en su tónica de ajustar más las finanzas públicas para poder tapar el hueco en los dos próximos años. Según las previsiones del Bancolombia “prevemos que las metas fiscales se seguirán revisando, de modo que el ajuste continuará dándose a un ritmo gradual”.
En su reunión de este año, el Comité Consultivo de la Regla Fiscal (CCRF) adoptó cambios en el déficit total admitido para el Gobierno nacional en la próxima década. En particular, frente a lo consignado en el Marco Fiscal de Mediano Plazo de 2018 se ampliaron de forma marginal las metas en el corto plazo (0,3% del PIB para 2019 y 0,1% del PIB para 2020).
“Creemos que esta decisión no cambia de manera significativa el panorama de ajuste fiscal. En los últimos dos años el monto promedio de la reducción del déficit ha sido de 0,45% del PIB. En la nueva senda el ajuste medio de este desbalance en el presente cuatrienio es de 0,4% del PIB. La diferencia radica en que el presente año el tamaño del esfuerzo se modera, lo que hace que se vuelva más factible el cumplimiento de la meta en la presente vigencia”, señalan los analistas.
Inquietudes
Indican que durante los últimos años se evidencia una tendencia consistente por parte del CCRF de modificar los niveles objetivo de déficit. Esto ha conducido a una atenuación del ritmo de ajuste desplegado en los últimos años. Esto no solo despierta inquietudes de los agentes de mercado sobre el esquema de gobernabilidad de la regla fiscal, sino que también ha llevado a que el stock de deuda mantenga una tendencia al alza. Sin embargo, adoptar esta gradualidad ha permitido que el ajuste fiscal no haya implicado un costo más alto en términos de actividad económica.
“Nuestro panorama fiscal para los próximos años está soportado en la expectativa de que las metas se continuarán revisando para mantener un ritmo de ajuste suave. Esperamos que en los siguientes cinco años el componente cíclico empleado en la determinación de la meta de déficit se mantenga entre 0,9% y 1% del PIB. De este modo, el balance del GNC tendería a converger al 2% del PIB, pero se cumpliría la meta estructural de 1% del PIB para 2022 consignada en la regla fiscal. Lo anterior contempla tanto el costo de atención a la población migrante de Venezuela como los componentes de ciclo económico y energético que están previstos en la normatividad vigente”, aseguran los economistas.
Las perspectivas de las finanzas públicas están despejadas este año, pero desde 2020 lucen cada vez más retadoras. A partir de 2020 las perspectivas se tornan mucho más exigentes. Si bien el ritmo promedio de reducción del déficit se mantendrá en 0,4% del PIB a partir de 2022, el esfuerzo marginal para lograr este ajuste será cada vez mayor. Esto, en la medida en que se tendrán que adoptar reformas con un costo de aprobación cada vez más alto.
Recaudo
A ello se suma que desde 2020 se prevé una reducción en el valor del recaudo tributario. Lo anterior ocurriría como consecuencia de los beneficios a las personas jurídicas aprobadas en la ley de financiamiento. También identificamos una divergencia frente a las proyecciones del último Marco Fiscal de Mediano Plazo. Esta se originaría en las diferencias entre los supuestos económicos, las desviaciones en las proyecciones de ingresos y gastos y unos mayores pagos de servicio de deuda. La suma de lo antes mencionado se traduciría en una necesidad marginal de ajuste de 0,9% del PIB en 2020, la cual se incrementaría hasta 1,6% del PIB en 2023.
De otro lado el comportamiento de la deuda neta también será determinante en los próximos años. Al respecto, es oportuno formular escenarios alternativos a los que definió el CCRF. Estos incorporan el efecto que tendrán los gastos “por debajo de la línea” que asumirá el GNC, incluyendo el Fondo de Estabilización de los Precios de los Combustibles (FEPC) y el pago de bonos pensionales. Además, se incluye la senda de metas fiscales con un componente cíclico más elevado que mencionamos en la página anterior. La suma de estos dos factores constituye nuestro escenario base de deuda neta, según el cual esta seguirá aumentando hasta 48,1% del PIB en 2020 y luego se moderará hasta casi 45% del PIB en 2023. En un escenario pesimista en el que no se aprobaran nuevas reformas fiscales, la deuda neta continuaría aumentando hasta 55% del PIB al cabo de 5 años